Este blog es un derivado de mi primer blog, Mis manualidades, donde pongo fotos de mis manualidades (qué original), recetas y relatos sobre mi vida. Quizás, tal como las personas que comienzan con las operaciones plásticas y luego que empiezan a hacerle arreglitos a la naturaleza, no pueden parar de hacerse mejoras y terminan como caricaturas a sí mismas, me haya vuelto adicta a los blogs y ahora no pueda dejar de abrir uno tras otro ya que en realidad es el cuarto que abro.
Este blog será dedicado solamente a relatar sobre mi vida que es como la de todos, o casi. Mucho de lo que escriba aquí ya lo publique en mi otro blog y ahora lo trasladé.

Tengo el pelo gris pero puse una foto donde estoy con el pelo verde, lo hice así por dos cosas, una porque creo que así quedo cuando tengo que enfrentarme a los aparatejos modernos (léase: todo lo que se ha inventado luego de la rueda), me sacan canas verdes; y otra porque me gusta como queda y si pudiera me lo teñiría así.
Abajo del todo hay una ventanita donde pueden dejarme saludos, también pueden dejarme comentarios o saludos debajo de cada post (cliqueando donde dice Comentarios).

En el costado, más abajo de mi foto, está el archivo ordenado por temas, cliqueando ahí pueden ver los posts que publiqué antes, o pueden cliquear abajo del todo (antes de la ventanita de los mensajes) donde dice Entradas antiguas.


jueves, 30 de abril de 2009

Lluvias en Suecia

Ayer fue del de Valborgmässlafton, o como también le decimos los latinos, día de las fogatas ya que se despide al invierno con grandes fogatas. Pero yo, cansada del polen y seguro que cansando a todo el mundo con mis quejas sobre el polen, estoy deseando que llueva para que limpie el aire, y de lluvias, nada, todo tan seco que hasta tuvieron que prohibir algunas fogatas ayer. Ahora me pregunto si el invierno, al no haber sido despedido con fogatas y gran pompa como se acostumbra hacer, se ofenda y no quiera volver. Pero ya me fui del tema, que era la lluvia, o su ausencia, yo prefiero no seguir quejándome sino hacer algo, porque es como dicen, todos hablan del estado del tiempo, pero nadie hace nada, bueno, yo intentaré hacer algo y traigo la lluvia a mi blog con un post que escribí el año pasado en mi otro blog. Podría haber esperado a Midsommar pero ansiosa por ver lluvia ya mismo, no pude esperar y aquí está aquel post:

"Es interesante estudiar a la gente y ver como reaccionan en diferentes situaciones, pero no cómo actúan aquí frente a la lluvia ya que simplemente no reaccionan. Se puede mirar por la ventana y ver niños jugando, gente que pasa caminando lentamente, vecinos que están parados charlando tranquilamente, y ver el agua que cae sin que nadie aparente darse cuenta.

Es que este clima es así como es, duro. Las temperaturas son bastante petisas, al contrario de los suecos que son tan altos. Y casi que cuando no llueve, nieva. Si se fuera a salir solamente cuando está lindo el día, entonces se pasaría encerrado adentro. Aparte de que día es solamente unos pocos meses, la mayor parte del año es noche.

Hace varios años atrás estaba mi papá de visita por aquí. Llegó el día de midsommar (a finales de junio), y varios vecinos sacaron un grill para el jardín y pusieron unas mesas largas. El día era muy de verano, es decir: gris con unos nubarrones negros muy amenazantes. Mi papá quedó admirado de la audacia de esta gente, ponerse a hacer un asado con ese día. También quedó mirando para afuera esperando ver el
desparramo que causarían las primeras gotas de lluvias, que sin ninguna duda comenzarían a caer en cualquier momento.

Yo me fui a la cocina. Al rato escuché unas gotas de lluvia contra la ventana... y corridas. No de los vecinos sino de mi papá buscando la cámara. Fui a ver qué le había provocado ese apuro por fotografiar. Lo encontré en el balcón, murmurando algo así como que "si no llevo fotos no me lo van a creer". Afuera los vecinos seguían sentados junto a las mesas comiendo, todos con un paragua en la mano. Mi papá se quedó con las ganas de ver el desparramo de gente. Después me contaba, bastante
desconcertado y creo que desilusionado, que cuando empezó a llover nadie salió corriendo, todos con mucha calma abrieron su paraguas y siguieron comiendo como si nada.

No es nada exclusivo de mis vecinos. Es una imagen que he visto muchas veces en midsommar, que debe festejarse, sí o sí, afuera como dice la tradición, a pesar de que tradicionalmente llueve ese día."

miércoles, 29 de abril de 2009

Sigo con los relojes

Hace unos días conté de mi primer reloj y luego de los relojes en mi casa, ahora rescato otro viejo post donde hablo de mis relojes pulsera:

Relojes pulseras aparte de aquel primero, tengo dos más que significaron y significan mucho para mí. Uno es el que recibí como primer regalo para el día de la madre, claro que no lo compró mi hijo que en esos momentos tenía unos diez meses, sino mi ex.

Pero me lo dió mi hijo después de tirar el paquete varias veces al piso a pesar de que el papá le decía que me lo diera y con cuidado. Era un Seiko precioso, también a cuerda pero yo tenía tanto miedo de darle cuerda de más y estropearlo que dos por tres se paraba porque le había dado cuerda de menos. Todavía lo tengo pero dejé de usarlo hace tiempo porque se abre el cierre, y como tuve que achicarlo le sacaron la cadenita de seguridad que traía y me da miedo perderlo.

Otro más nuevito que tengo me lo regaló ese mismo hijo 25 años después, fue cuando cumplí los cincuenta. Me preguntaron qué quería de regalo y como tenía un reloj grande con correa de cuero ancha y quería tener uno más femenino, pedí un reloj más de vestir, más tipo pulsera. Y me regalaron uno muy lindo, y que realmente es de vestir, es tan chiquito y con el fondo oscuro que no puedo ver la hora, pero qué importa, me encantó porque tiene mucha pinta, me lo pongo para salir.

Es que no uso reloj en la muñeca más que cuando tengo un horario que cumplir, puedo pasar días sin usarlo, aunque aquí es necesario mirar un reloj para darse cuenta la hora que es, a no olvidar que durante medio año es casi todo el día, noche, y durante el verano casi ni hay noche, imposible guiarse por la luz del sol.

Adentro de mi casa nunca tengo el reloj puesto. Es rarísimo, mientras estoy afuera no lo siento para nada, pero es entrar en casa y empieza inmediatamente a pesarme y molestarme, por tanto apenas entro me lo tengo que sacar. También cuando trabajaba era así, todo el día con el reloj puesto y sin notarlo hasta llegar a casa, los fines de semana y en vacaciones lo dejaba olvidado en algún cajón.

Cuanto se puede cambiar!!! No sé donde quedó aquella niña que tanto practicaba el gesto de mirar el reloj, quizás sea la que no me dejan tirar los relojes rotos.

Los relojes de mi casa

Ayer les conté de mi primer reloj y como lo agoté con mi gran amor. Hoy les cuento de los relojes que tengo actualmente desparramados por la casa.

Por supuesto que los quiero a todos, no hago preferencias, pero ya no los ahogo con mi amor. Aprendí bien aquella lección y hoy ya no estoy dándoles cuerda a cada momento, en parte porque no quiero que corran la misma suerte que mi primer reloj, y en parte porque los relojes modernos no necesitan que se les dé cuerda.

Además les respeto su individualidad, no pretendo que todos sean idénticos. Cada uno marca una hora diferente, y qué? nadie es dueño de la verdad y en esta casa rige la libertad de opinión.

Quienes vienen de visita pueden quedar algo desconcertados al ver que el reloj del living marca las cuatro y cuarto, el de la cocina las cuatro y veinte, el del baño (sí, también tengo reloj en el baño) marca las cuatro y veinticinco y el despertador en mi dormitorio marca las cinco menos veinte, en el mismo momento.

Da para pensar que por un extraño fenómeno por mi apartamento cruzan varios meridianos y de ahí que cada pieza tenga una hora distinta. Yo digo que así este apartamentito parece más grande, enorme puede parecer si se piensa que lleva diez minutos llegar desde el baño al living.

El reloj que está más cerca de la hora real, o por lo menos de la hora de los canales de la tele, es el relojito del video, si no lindo problema sería programarlo para grabar algo. El despertador es el que más adelantado anda, es una costumbre que traigo de adolescente, adelantaba el despertador cosa de que al despertarme y ver esa hora, pensara que se me hace tarde si no me levanto ya mismo, cuando me acordaba que ese reloj adelantaba y no debía cundir el pánico, ya estaba levantada. Siempre fui muy fácil de engañar.

Durante mucho tiempo tuve en el living un reloj que solamente marcaba la hora, el minutero se había soltado, no había manera de ajustarlo de nuevo y siempre estaba señalando el seis. Mis hijos no entendían que no lo tirara, me decían "pero si está roto", yo insistía en que roto no estaba, si daba la hora, lo que no daba era los minutos pero no hay que ser tan exigente o detallista, o acaso no alcanza con saber en que hora se vive? Y ahí estaba colgado confundiendo a mis amigos y familiares hasta que un día se cayó y también dejó de marcar la hora.

El reloj de la cocina me gusta, hace juego con los muebles, pero es bastante mañero. Y sobre todo es gourmet, tiene gusto fino, no funciona si no le pongo las baterías más caras. A veces compro baterías baratas que vienen muchas en un paquete, pero con esas no funciona más que de a ratos. Marcha una hora o diez minutos, se toma un descanso que puede variar entre una hora o un par de días, sigue marchando un poco más antes de tomarse otro descanso. A veces viene alguna vecina a tomar un café, mira el reloj y pega un salto "ya es esa hora? me tengo que ir!", es que ven que está funcionando y piensan que marca la hora correcta, pero yo me cansé de que cada vez que empezaba a andar tenía que ponerlo en hora, para qué? si al rato se va a parar de nuevo, así que lo dejo marcando la hora que tenga ganas, no se puede negar que soy bastante tolerante, verdad? por lo menos con los relojes.

Mi primer reloj

Sigo alérgica o engripada, y también revisando viejos posts, elegí éste donde cuento de mi primer reloj:

Mi relación con los relojes siempre fue muy especial. Ya desde niña muy chica recuerdo que me fascinaban.

No es algo filosófico ni profundo, nada que tenga que ver con el poder medir el tiempo. No, nada de eso, simplemente que para mí, más que marcar la hora, los relojes marcaban etapas, usar reloj era cosa de gente grande.

Recuerdo cuando iba a los cumpleaños y en una sorpresa me tocaba un reloj, aquellos de juguete con una cinta elástica en zig zag, los había de distintos colores, más recuerdo los rojos y los amarillos. Pasaba muchos días con aquel reloj en mi muñeca.

Tenía bien practicado el gesto de mirar el reloj, cómo se estira el brazo para que la manga deje al reloj a la vista, o como elegantemente se corre la manga con la mano. Yo practicaba y practicaba esos dos gestos, mirando el reloj de juguete o el
imaginario.

Luego vino una etapa en que si bien se puede afirmar que comencé una ofensiva contra mis padres para que agotados terminaran comprándome un reloj, yo aseguro que si eso sucedió, fue pura casualidad, no hubo ninguna intención artera. Los habré cansado, sí, pero no fue con premeditación y alevosía.

A cada ratito preguntaba: ¿qué hora es? Deben haber terminado con los brazos acalambrados, en aquellos tiempos no todos los aparatos estaban relojizados como hoy, y tampoco había tantos aparatos en las casas, entonces debían mirar el reloj pulsera cada vez que yo preguntaba, repito, a cada ratito, la hora.

Así fue que aquel año los reyes me trajeron el mejor regalo: un reloj pulsera! Me costó creer que era verdad que yo fuera la feliz poseedora de un reloj, y cuando me convencí que era así, aquel reloj era mío, me lo puse.

Me lo puse en el brazo que tan practicado tenía, el derecho. Cada vez que mis padres veían que yo andaba con el reloj en el brazo derecho, me lo hacían cambiar para el izquierdo. Pero la fuerza de la costumbre es muy grande, sobre todo cuando es costumbre de tanto tiempo, y si bien me hacían poner el reloj en el brazo izquierdo, yo seguía mirando el derecho con aquel gesto tan elegante que además no dejaba ninguna duda que yo tenía reloj.

Si mis padres calcularon que al tener reloj propio ellos se salvarían de mi "¿qué hora es?" pues se equivocaron enormemente! Yo miraba mi brazo derecho, constataba que el reloj no estaba ahí, miraba el brazo izquierdo y preguntaba la hora, quería asegurarme que estuviera funcionando bien, que estuviera en hora.

Y mucho más no se podía hacer con un reloj más que mirar la hora y darle cuerda, por tanto a esas dos actividades dedicaba gran parte del día con el resultado que la cuerda a cada rato se rompía. Fue un elemento más con el que cansar a mis padres.

Lo llevaba a la farmacia a que lo arreglaran. Ahora me doy cuenta que es algo extraño, no creo que esté entre las tareas de un farmacéutico el arreglar relojes, pero el de mi barrio lo hacía, o por lo menos el mío lo arreglaba.

Yo entraba muy orgullosa a la farmacia, ningún cliente allí presente se perdía de enterarse que yo tenía reloj. Como todo con el tiempo ya no fue novedad, todos los sabían, supongo que bastante cansados como mis padres, y hasta el farmacéutico cuando me veía entrar en la farmacia ya me preguntaba ¿el reloj otra vez?

Un día me dijo que ya no tenía arreglo, no sé si realmente habrá sido así o mis padres le habrán pedido que me dijera eso, o fue iniciativa propia, pero así terminó sus días mis primer reloj. Mi gran amor terminó liquidándolo.

martes, 28 de abril de 2009

Ayudando ancianas

Ayer fui al supermercado, a la vuelta, mientras me cambiaba de ropa, se me ocurrió un tema sobre el que escribiría hoy, hasta pensé en como formularlo y llegué a pensar en un par de frases. Cuando me senté frente a la compu, ya se había borrado la idea, evidentemente fue una idea fugaz. A las estrellas fugaces puede pedírsele deseos, no sé si será igual con las ideas fugaces, por las dudas yo pedí un deseo: que mejore mi memoria.

Y bien, como se me olvidó lo que iba a decir, recurrí a viejos posts y seguiré con el tema de las ayudas, porque no crean que luego de la experiencia de ayuda a campesinos me volví egoísta, muy por el contrario se me ha hecho casi una manía. Aquí un post que escribí en mi otro blog cuando hacía poco lo había abierto:

"Todos los años acostumbro hacer varios pan dulces (o pan de Pascuas) para navidad y regalarlos. Y hoy quise ya empezar a comprar los ingredientes que llevan, unos cuantos! Fui entonces al supermercado en la mañana, había mucha gente y a mí que no me gustan los gentíos. Apenas entré me dirigí a las estanterías donde tienen las nueces, almendras, y esas cositas que le pongo al pan dulce.

Adelante mío había una anciana que buscaba y buscaba sin encontrar. Preguntó a quienes estábamos a su alrededor si no veíamos las cáscaras de naranjas (venden unos sobrecitos con cáscaras de naranja confitadas). No los vimos y comentamos que que raro ya que es ahí donde acostumbran tenerlas.

Yo empecé a buscar otras cosas y tampoco estaban ahí, justo ahora se les ocurre cambiar de lugar todo!!! Supuse que no podían estar lejos y efectivamente, al dar vuelta la esquina de esas estanterías, encontré lo que buscaba y también ví las cáscaras de naranja confitadas.

Como soy una persona muy solícita y no pierdo oportunidad de dar una mano, aunque no me la pidan, inmediatamente pensé en la ancianita y miré para donde había estado antes y ahí la ví, todavía buscando.

Me apresuré a llegar hasta ella y muy entusiasmada le dije que había encontrado las cáscaras confitadas que buscaba y quise llevarla a donde estaban. Asombrada noté cierta resistencia en la ancianita.

Me dí vuelta y pasaron tres cosas, una: ví en su cara una mezcla de asombro y susto; dos: me dijo, cuando recuperó el habla, que no quería comprar cáscaras confitadas; tres: me dí cuenta que me había equivocado de ancianita.

Y las otras siguientes tres cosas que pasaron fueron, una: solté a la ancianita, dos: le pedí disculpas; tres: me fuí lo más rápido que pude del lugar, alegrándome esta vez de que hoy hubiera tanta gente en el supermercado entre la cual esconderme.

Espero que la ancianita haya sobrevivido el susto y que en el futuro siga animándose a salir a hacer sus compras, aunque seguro será que pensando como han cambiado las cosas, ya ni en el supermercado y a mitad del día puede una sentirse segura."

domingo, 26 de abril de 2009

Ayudando a campesinos

Hoy dejo los aparatejos de lado, también los sueños que tengo cuando duermo y me voy a pasear por la historia, la mía, aunque quizás para algunas les suene más a la prehistoria. Sinceramente a mí también me parece que fue hace tanto tiempo que debe haber sucedido en una vida anterior.

Les cuento que en el año 72 viajé a Chile. Entre otras cosas estuve un tiempito trabajando en un fundo apropiado por los campesinos. Fue una linda experiencia para mí. Espero que para los campesinos también.

Eramos un grupito de uruguayos, en su gran mayoría estudiantes, que cuando salíamos de Montevideo era hacia un balneario, para la costa. Ya pueden imaginarse cuanto sabíamos de trabajos en el campo. Pero lo que nos faltaba en conocimiento, nos sobraba en ganas de ayudar.

Y así fue que un día un campesino nos llevó al lugar de trabajo. Caminamos y caminamos, creo que nunca habíamos caminado tanto si ver una parada de ómnibus.
Llegamos a un porotal. Nos explicó en pocas palabras nuestro trabajo: limpiar los surcos de yuyos (hierbas). Cada uno elegiría un surco, lo limpiaba de punta a punta y se pasaba para otro surco. Así lo hicimos.

El campesino trabajaba y avanzaba por su surco como si tuviera un motorcito.
Terminaba con un surco, comenzaba otro, terminaba ese y saltaba para otro, nosotros fieles al que habíamos elegido. Cuando llegó la hora de hacer una pausa, no sé cuantos surcos había limpiado el campesino y nosotros estábamos terminando o recién habíamos terminado con uno cada uno.

Eso sí, había que ver que limpitos que los dejábamos nosotros. No tenían nada que envidiarle a ningún cantero de un jardín en Carrasco (zona residencial de lindos jardines en Montevideo).

No dejábamos ni el más minimo pastito ni yuyito. La planta de porotos y la tierra limpita, limpita a su alrededor. El campesino nos explicó que solamente era necesario sacar los yuyos que fueran más altos que la planta de porotos. De los otros se encargaba la planta misma de liquidarlos al sacarles luz.

Terminamos de almorzar, volvimos para los surcos y una de las que estaba ahí, que no fuí yo, aclaro desde ya que no fui yo, por esas raras casualidades que a veces se dan en esta vida, ese día no fui yo (aunque bien podría haberlo sido) quien de vuelta al trabajo, cuando pasamos al lado de un surco que había limpiado el campesino, señaló una planta de porotos y comentó que mal trabajo había hecho el hombre, que había dejado esos yuyos grandes ahí.

En la tarde en vez de limpiar surcos, ella pasó intentando replantar todas las plantas de porotos que había arrancado, y arrancando los yuyos que había dejado en el surco.

Soñando

Ayer conté de que había soñado que mi blog tenía un cuarto de huéspedes donde había una cama ancha y varios cajoncitos que podían transformarse en camas. Prometí contar un poco más sobre mis sueños.

Darían para un libro! Aparte de que creo mucho en los sueños y el creo ese no viene del verbo creer sino de crear, de que se me ocurren ideas de como puedo hacer manualidades, también puedo inventar aparatos, quizás deba patentar esas ideas.

Una vez tenía un aparato para cortar zapallos, calabazas, muy interesante, era algo que colgaba no sé de donde, supongo que del techo, tenía una parte filosa, se tiraba para atrás, se soltaba y eso pegaba al zapallo cortándolo a la mitad.

Pero aparte de esa inventiva onírica, pueden suceder cosas en mis sueños que no dejan de llamarme la atención. Por ejemplo varias veces soñé en inglés, idioma que poco domino, o casi nada. Puedo leer pero no hablo y más vale que tampoco me hablen en inglés porque no será mucho lo que entienda.

Justamente eso es lo que pasa cuando sueño en inglés, todos hablan en ese idioma y yo no entiendo nada! como comprenderán es bastante frustrante pasar la noche sin captar ni una palabra de lo que se dice.

Una o dos veces tuve la suerte que los sueños tenían texto, esas letritas que aparecen abajo en las películas extranjeras cuando no están dobladas al idioma del país. Me pareció muy práctico, aunque innecesario porque esas veces estaba soñando en español y sueco y estoy segura que nadie más que yo estaba mirando mi sueño.

También una o dos veces estuve leyendo diarios y libros en francés, veía clarito los textos en francés y los leía sin dificultades, con lo que queda demostrado que dormida soy políglota. Pero creo que sería más práctico dominar los idiomas cuando estoy despierta.

Algo interesante que me pasó en un sueño es que tenía el volúmen muy bajo, casi no escuchaba lo que decían, pero descubrí que en una esquina, en la parte de abajo de la pantalla donde los veo, había una perilla para subir y bajar el volúmen! Tantos años que llevaba soñando y sin haberme percatado de ese detalle tan útil.

Ya volveré a este tema que ocupa gran parte de mi vida ya que acostumbro dormir todas las noches, aunque no toda la noche.

sábado, 25 de abril de 2009

Puertas electrónicas.

Este texto lo escribí hace como un año y medio:

Ya les conté algunas dificultades que he tenido con las compus y máquinas de lavar. No crean que son los únicos aparatejos que me causan dolores de cabeza. Las puertas electrónicas, ah, no saben lo que son las puertas electrónicas cuando les da por
ignorarme.

No sé por qué pero me pasa dos por tres que cuando voy a entrar donde hay una puerta electrónica, esas que ven cuando una persona se acerca y se abren para darle paso, a mí me ignoran, miran para otro lado haciéndose las sotas. Y ahí yo casi me escracho contra la puerta.

Después de chocar contra la puerta comienzo una especie de danza que un par de veces hasta llegó a provocar lluvias pero en rara oportunidad consiguió abrir puertas.
Doy unos pasos hacia atrás y luego uno o dos al costado, camino nuevamente hacia la puerta que no se abre, unos pasos para atrás y hacia el otro costado, otra vez contra la puerta que sigue sin abrirse. No me han faltado ganas de también saltar agitando desesperadamente los brazos.

Y así estoy, danzando, pasos para atrás, pasos para los costados, pasos para adelante, hasta que aparece otra persona que mirándome con cara rara camina segura hacia la puerta y ésta se abre. Yo me apuro para entrar al lado de esa persona, antes que la puerta se cierre.

Una vez al intentar pasar por esas dos medias puertitas que hay para entrar al supermercado, para el otro lado de las cajas, quedé encerrada en el medio. Esas puertitas, que ni puertitas deberían llamarlas porque no son más que unas chapas de metal bastante menuditas, también acostumbran ignorarme.

Esa vez estaban ya abiertas cuando fui a entrar, pero antes de terminar de pasar las dos, se cerraron y yo quedé en el medio. No hubo manera de abrirlas nuevamente, yo daba un par de pasos para atrás, más no podía porque una de las puertitas me lo impedía, luego avanzaba pero la puertita no se abría. Ahí quedé yo con mi bailecito
y sin entender por qué tienen que poner dos puertitas, alcanzaría con una.

Tuve que llamarle la atención a una cajera que estando de espaldas no se había percatado de la situación en que yo me hallaba. Cuando me vió no pudo evitar largar una carcajada. Luego comenzó a darme instrucciones, pero esa danza ya había bailado yo sin resultado.

Estaba pensando cual sería la salida más decorosa, intentar saltar por arriba o pasar gateando por abajo, cuando apareció otro cliente y pude finalmente entrar y hacer las compras. Durante unos meses la cajera cada vez que me veía empezaba a reírse y me dijo que al verme se acordaba de aquel día.

Me han dicho que puede ser debido a mi altura, o escasez de ella, pero no compro ese argumento. Después de todo mido 1,56 sobre el nivel del mar, y las puertas se abren hasta para dejar entrar niños que están lejos de llegar al metro y medio. No, no es por eso, es que hay una confabulación de los aparatejos contra mí.

viernes, 24 de abril de 2009

Quemador de CD.s

Sigo revisando entre mis cartas viejas y encontré ésta de hace ya un tiempo:

"Luego de unos días de tregua he decidido comenzar una ofensiva contra los aparatejos. No que piense insultarlos sino que decidí que debo tomar yo la iniciativa y no dejarla en sus manos para que sigan atacándome a troche y moche.

Esto viene de que ayer fui a visitar una amiga que tiene problemas de insomnio y está probando a escuchar CD.s relajantes. Tiene uno con sonidos de viento y otro de agua. El del viento me sonó más a lluvia que a viento. El del agua me gustó.

Me contó que ese CD lo sacó de la biblioteca y su marido lo copió. Yo quisiera también tenerlo, me refiero al CD. Y a falta de marido que pueda copiarlo decidí que es hora de empezar a usar el quemador de mi compu, apenas lo encuentre claro está.

Si no escribo mucho en estos días es porque estoy en preparativos. Supongo que en algún lugar de mi compu habrá un plano que me indique donde encontrar el quemador. Por tanto el primer paso será buscar ese plano, luego intentar seguir las instrucciones y veré a donde llego.

Creo que no estaría de más conseguir un extinguidor, o por lo menos tener un balde de agua junto a la compu, no sea cosa que intentando quemar un CD termine incendiando la casa. Ya les contaré cuando tenga mi primer copia casera de CD."

Confieso que a pesar del tiempo que pasó desde que decidí que quemaría un CD hasta hoy, todavía no lo hice, tengo los CD en blanco esperando todavía.

jueves, 23 de abril de 2009

Pensando en las actualizaciones.

Sigo pensando en las actualizaciones, me dejó preocupada que también la tele quisiera actualizarse. Como más vale prevenir que curar, decidí ir pensando cuales otras cosas pueden pedirme que las actualice.

La cocina? Tengo algunas comidas que hago seguido. En las comidas también se dan modas y yo no las sigo. Miren si un día espero gente a cenar, hago las compras y cuando voy a empezar a cocinar, sale un cartelito en la puerta del horno pidiendo actualización. En vez de pasta casera debería hacer sushi o la comida que esté de moda en ese momento.

El ropero? Como no acostumbro tirar ropa por más pasada de moda que esté, bueno, ahí bien puedo imaginarme un cartel con rojas rojas rabiosas exigiendo actualización. Me pregunto como se actualizaría, pasando a tijeras las faldas y vestidos para acortarlos, o reformando todo, o simplemente borrando lo que ya no se use?

El stereo o cedetera? ya lo oyen, aquí hasta necesitaría actualizar mi vocabulario y llamarlo de otra manera, cual? Me veo frente a este aparatejo, él negándose a abrirse si no lo actualizo, yo CD en mano, (como una mamá, cucharita en mano intentando darle de comer a un niñito que se niega a abrir la boca), y discutiéndole a la cedetera/stereo cuales temas musicales son siempre actuales.

Que horror! ya mismo puse en cuarentena a la compu y a la tele, no sea cosa que me contagien a los demás aparatejos.

martes, 21 de abril de 2009

Actualizando a la tele

Hoy no reviso posts ni cartas escritas hace tiempo, les cuento lo que me pasó ayer:
En la tarde prendí la tele y en vez de la imagen apareció un cartel diciendo que había una actualización para hacer!!

Leí el cartel y miré a mi alrededor para convencerme de que realmente estaba en el living y lo que había prendido era la tele y no la compu. Era la tele. Volví a leer el cartel para asegurarme de que había leído bien y que eso no fuera parte de algo que estuvieran dando en ese momento.

Pero no, la tele quería que la actualizara!!! Pensé entonces dos cosas: una, que no estaría nada mal que actualizaran los programas que dan. Otra: mi cabeza no dejaba de preguntar por qué, por qué ahora también la tele.

El cartel me daba dos alternativas, si y no, yo quería una donde pudiera pedir explicaciones pero no había. Tanto he leído sobre la importancia de ser positiva, dejar negativismos de lados, que opté por cliquear que Sí, con la esperanza que a partir de ahora empiecen a dar programas más actuales y se dejen de pasar las mismas series y películas treinta veces.

Después que cliquié el Sí, demoró un poco en pasar algo, un ratito estuvo la pantalla en negro y corrí a buscar el teléfono del servidor de la televisión digital, pero antes de encontrarlo ví que en el box se prendió una lucecita verde y apareció la imagen.
Ayer dieron los mismos programas de siempre, no parece haber surtido efecto.

Me acosté preocupada. Qué será lo próximo que me pida actualización? Hoy en la mañana entré con cautela al baño, temía encontrar un cartelito similar en el espejo. Por suerte no lo había y no necesité cambiar el corte de pelo ni la ropa ni los zapatos aunque ya no están tan a la moda.

Es muy estresante esta permanente exigencia de actualizarnos.

lunes, 20 de abril de 2009

El monitor se acostó!

Sigo revisando posts y cartas escritas hace tiempo y encontré ésta que escribí cuando haría un mes que había abierto el blog. Ahora le corregí algunas faltas, o más que faltas letras entreveradas, es que la escribí pero como casi no podía leerla no pude corregirla en aquel momento. Fue en realidad un pedido de ayuda que puse en mi blog:

"No se rían, ésto es serio, casi no puedo leer lo que escribo, el monitor se acostó!! ahora no escribo de costado a costado sino de arriba para abajo y las letras quedan de costado. Lo que acostumbra estar arriba del todo en la pantalla, ahora aparece en el costado derecho. Que puedo hacer para dar vuelta el monitor de nuevo???? Alguien sabe?

Estaba escribiendo una carta y fui a hacer el simbolito de grados, acostumbro hacerlo apretando la tecla Alt y al mismo tiempo teclear 167, pero en vez de aparecer el simbolito de grados, la pantalla se puso negra y cuando se prendió de nuevo a los pocos segundos, estaba todo de costado!!!

Probé a hacer lo mismo, es decir Alt más 167 y ya no pasa nada. Pensé que podría haber apretado sin querer otra tecla que Alt, pero probé a apretar las dos que están al lado y al mismo tiempo 167 y no pasa nada de nada!!

Traté de poner la flechita en el borde que debería estar arriba y sin soltarla correrlo de lugar pero tampoco pasa nada. También probé con esas flechitas que se cliquean para arrepentirse de haber dado una orden, pero tampoco pasa nada.

Y apagué la compu y la volví a prender sin resultado. Puede alguien decirme qué hacer??? Así casi no puedo leer nada, tengo que doblar la cabeza. Y dar vuelta todo el monitor no va, no creo que quiera quedarse apoyado en un costado.

Sabe alguien qué puedo hacer para dar vuelta el monitor otra vez?"

Ese día llamé al support del servicio de internet sabiendo que no era problema de ellos pero esperando que alguien ahí se compadeciera de mí y pudieran decirme que hacer. No tuve suerte, no porque no se compadecieran de mí, sí lo hicieron, y también se rieron mucho al mismo tiempo que me decían que nunca habían escuchado algo igual y no tenían idea de como solucionarlo.

Uno intentó ayudarme y dió algunas ideas de lo que podía hacer pero sin resultados. Por suerte al rato, una amiga bloguera, Eseya, desde Uruguay respondió a mi pedido de ayuda y a través de messenger pudo guiarme y todo en el monitor volvió a su lugar antes que mi cabeza quedara torcida para siempre.

domingo, 19 de abril de 2009

Mi primer día de trabajo en Kodak

Dejando un poco de lado los aparatejos modernos, va aquí algo que escribí hace un par de años sobre mi primer día de trabajo en Kodak:

Mi primer día de trabajo en Kodak en realidad no lo trabajé. Ni el
primer día ni la primera semana. Entré a la vida laboral sueca
haciendo huelga. Fue una huelga general histórica, hasta hoy hablan
de ella y ya han pasado casi 29 años.

A la semana siguiente, esperando haberles puesto los puntos sobre las
íes ya antes de comenzar a trabajar, fui un día a Kodak. Llegué al
laboratorio, me recibió la jefa de la sección, me presentó a quien
sería mi instructora. Yo debía aprender a hacer fotos en unas
máquinas semimanuales.

La instructora me entregó una carpeta diciendo que ahí estaba todo en
detalles y en forma más sencilla de la que ella podría explicarme. Me
dejó con la carpeta y se fue. La abrí, comencé a leer.

Mi sueco en aquellos tiempos era muy, muuuuuy básico. Las
instrucciones de la carpeta estarían detalladas y muy sencillas pero
con un vocabulario técnico que nunca antes había llegado hasta mis
oídos.

Leí: Los negativos pueden.... o..... o..... En caso de que.....
entonces se debe..... Pero si..... hay que.... para que....y no....
Si el negativo.... es necesario.... Y así seguían las explicaciones
hoja tras hoja. Las leí una, dos veces y no me decía nada de nada!

Estaba tratando de descifrar aquel palabrerío extraño cuando volvió
mi instructora. Me preguntó: "¿leíste todo?". Contesté que sí.
"¿Tenés alguna pregunta?" Aseguré que no. Dijo: "vamos al simulador"
y la seguí pensando que quizás algo entendería por el método audio-
visual.

Como mi instructora utilizaba el mismo vocabulario de la carpeta, el
método quedó reducido a visual. Ella me mostraba negativos y apretaba
alguno de los seis o siete botones que tenía aquel aparato. No me
quedaba claro qué eran esos botones y la relación que podrían
tener con los negativos, pero llegué a la conclusión que tendría algo
que ver con el tiempo de exposición, aunque no pude deducir cuales
necesitaban más o menos.

En un momento, desconozco el cómo o el por qué, mi instructora
entendió que yo ya estaba pronta para demostrar lo que había aprendido y me dejó sentar junto a ese aparato. Delante mío desfilaban los negativos y yo apretaba botones calculando que probabilidades habría de que le embocara a la mayoría. No fueron muchas.

De todos modos mi instructora decidió que diéramos el paso siguiente,
o sea dejar de simular y comenzar a hacer copias a papel. Necesité
copiar los mismos negativos unas cuantas veces antes de aprender a
cuales darles más o menos tiempo de exposición. Calculo que mi
instructora me lo explicó muchas veces entre las tantas cosas que me dijo y no le entendí.

Creo que fue en ese entonces que mi memoria se agotó. Luego de haber
apretado botones mirando negativos, al mirar las fotos tenía que
intentar recordar qué botón había apretado con cada negativo para ver
si podía encontrar alguna relación negativo-botón, y habían sido un
montón de negativos. Finalmente, cuando a mi instructora ya no le
quedaban muchos pelos que arrancarse, empecé a entender.

sábado, 18 de abril de 2009

Ayer no fue mi mejor día para blogear!

Sigo releyendo post en mi primer blog, el de manualidades y encontré éste, también en los comienzos de mi vida bloguera:

"Ayer habrá sido Navidad pero no fue muy feliz con mis blogs, sí escribí plural porque sin quererlo ahora tengo otro más, y en ruso encima!!!!

La cosa empezó en que fui a visitar a una amiga rusa, tomamos el té toda la familia y después los niños se fueron a jugar y yo le mostré mi blog a mi amiga.

Le gustó y quiso abrir uno, y yo ya experta en la materia, o creyéndomelo, le ofrecí ayudarla a abrir uno ya mismo. Hice como cuando abrí el mío y el de mi vecina hace un par de semanas.

Pero algo no salió bien, ella puso sus datos pero el blog quedó a nombre mío. Hicimos tres intentos pensando que la tercera es la vencida pero resultó que no hay dos sin tres y aquí estoy yo con un blog en ruso.

Para peor cuando cambió lo que pensamos era su blog al ruso, cambió también el mío y durante un rato también mi viejo blog estuvo en ruso. Por suerte nos dimos cuenta antes que me viniera para casa y pudo ayudarme a arreglarlo.

Ya me pasó otra vez que mi blog se cambió de idioma, del sueco se pasó al inglés, pero en inglés algo entiendo y además todo está en el mismo lugar y así podía darme cuenta donde cliquear cuando iba a publicar, agregar o cambiar algo, pero en ruso está todo cambiado de lugar, sola no hubiera encontrado donde hacer el cambio de idioma.

Cuando volví a casa estuve buscando música por internet y encontré algunas canciones que me gustaron y quise probar si podía agregarlas en mi blog.
Ni que hablar que hice el desastre, no solamente no pude agregar esa música sino que borré la que tenía antes y después no encontraba la manera de volver a ponerla.

Necesitaba un code y por más que iba a Playlist y veía mi lista de música, no sabía como hacer para que me dieran el code de nuevo, y todo explicado en inglés que a esa altura ya me estaba sonando como ruso!

Después de dar vueltas por ese sitio y no encontrando nada que me dijera como hacer, decidí escribirles pidiendo ayuda. Estuve un rato rompiéndome la cabeza tratando de escribir una carta en inglés explicando que me había pasado.

No sólo me parecía difícil redactar una carta en inglés, se me complicaba porque intentaba explicar el problema sin quedar como una tonta, pero es tan difícil disimular en otro idioma!

Por suerte no tuve que enviarla, se romperían ellos la cabeza tratando de entenderla! Cuando iba a cliquear en Enviar descubrí un texto que decía algo de que antes de enviar cartas había que fijarse si no se encontraba ayuda en un lugar por el que no había pasado a pesar de todas las vueltas que dí en ese sitio.

Fuí ahí y me pareció que había algo que podía ser lo que necesitaba y decidí probar a ver si era así nomás, y era!!! La música pudo nuevamente escucharse en mi blog y después lo dejé tranquilito, ayer no fue mi día de blogear.

jueves, 16 de abril de 2009

Cuando abrí mi primer blog

Contaba hace un par de días de los problemas que tuve con mis primeras compus. Hoy les cuento de cuando abrí el primer blog. Este post lo puse en mi blog de manualidades en sus comienzos:

"Estoy muy contenta de haber conseguido abrir mi blog y algo avanzo día a día, o no, no sé, me parece que doy un paso para adelante y cuatro o cinco para atrás.
No fue fácil comenzarlo, la primera foto que quise publicar, conseguí publicarla, sí, pero no sé cómo no la publiqué en mi blog sino en otro!! Entre una cantidad de fotos de bellísimos paisajes quedó publicada mi foto de un chal y una gorra.

Y la última metida de pata no es más que un plagio de la primera que hice al estrenar mi blog. El lunes antes de salir en la tarde quise poner en mi blog la receta de pan de azafrán. La escribí, dí la orden de publicarla, recibí confirmación de que había sido publicada y apagué la compu sin comprobarlo.

Cuando volví a casa prendí la compu, entré a mi blog y me encontré, o mejor dicho no me encontré con mi receta. Volví a escribirla, cliquié en Publicar, recibí confirmación, fui a ver como había quedado y nuevamente brillaba por su ausencia! Recordando lo que había pasado con la primera foto que quise publicar, salí en su búsqueda, y la encontré o las encontré. En un blog con hermosas fotos de paisajes estaba mi receta dos veces!

Comencé a temer que me echaran de internet, o por lo menos que me bloquearan en ese blog, pobre gente, como se lo estaba estropeando. Pensé que tenía que hacer algo para intentar borrarlas de ahí, aunque ni idea de cómo hacerlo, la foto del chal no había podido borrarla. En esas vueltas descubrí que el blog de las hermosas fotos es el de un amigo!!

Me apuré a presentarle mis disculpas pero sin poder prometerle que no volvería a hacerlo ya que no tenía ni la idea de como consiguía publicar mis cosas entre sus fotos.
Ayer estuve poniendo más fotos en mi blog. Puse cuatro o cinco con sus correspondientes textos, cuando fui a verlas ni que hablar que no estaban en mi blog sino en el de mi amigo, otra vez!

No sé hasta cuando seguirá nuestra amistad si sigo así. Dicen que el Hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero yo ya me tropecé tres veces, no deberían apurarse a quitar esa piedra de adelante mío?

Por suerte me avivé de que si podía publicar en su blog, también debería poder borrar como lo hago desde el mío, y lo conseguí, espero que antes de que él haya visto mis fotos paseándose como perico por su blog.

En la tardecita leí una carta de la administración de Gmail que me decía que nuestros blogs están asociados, y no tengo la menor idea de como se asociaron. Me preocupa sobre manera que los blogs hagan cosas a nuestras espaldas, porque hoy se asociaron, y mañana qué harán?"

Que yo sepa luego aprendí a dejarme de andar publicando mis fotos y recetas por ahí y mantenerme en mi blog, pero fui haciendo otras cosas y hasta hoy todavía puedo tener mis discusiones y desacuerdos con el señor Blogger

martes, 14 de abril de 2009

Mi computadora y yo, segunda parte

Sigo con la historia de mi computadora que ayer dejé contando de una diskette que se trancó. Esta carta la escribí al día siguiente:

"En lo que va del día, ya más de la mitad, lo que he podido realizar de mis planes es: fui al cuartito del relajo (donde guardo todas esas cosas que no están en
uso en ese momento, o nunca uso pero creo que algún día las necesitaré), saqué la caja de herramientas, la desempolvé y quité telas de araña, la llevé a mi cuarto, la puse junto a la compu que pretendo abrir.

Me senté en el piso frente a la compu, abrí la caja de herramientas donde descansan dos martillos y una serie de utencillos de los cuales desconozco el nombre y la utilidad.

Estudié detenidamente la compu, miré la caja de herramientas, no se me encendió ninguna lamparita. Volví la mirada nuevamente hacia la compu para asegurarme de que no habría cambiado su fisonomía y fuese ahora más comprensible. No lo había hecho.

Miré otra vez la caja de herramientas. El apagón cerebral continuaba. Cerré la caja de herramientas y la volví a su lugar entre las cosas que nunca uso.

Fui al teléfono y llamé a mi vecina. No estaba. De mi boca salieron una serie de palabras bien elegidas. Mis geckos ni se inmutaron ante tanta locuacidad, siguieron durmiendo a pata suelta.

Busqué unos catálogos donde averiguar precios de computadoras nuevas. A fin de
mes averiguaré si mi jubilación me permite comprar una.

No me voy a quejar de mis compus, después de todo no me costaron nada, hablando en plata. Y ya sé que a caballo regalado no se le miran los dientes. Pero prometo que a partir de ahora, cuando me regalen un caballo no solamente le miraré los dientes, también le controlaré las orejas, las pestañas y las herraduras. No aceptaré
caballo regalado que no esté en perfecto estado. Después de todo mi casa no es un geriátrico de equinos!"

Por suerte luego pude hablar con mi vecina que llamó al novio de su hija, él vino y en menos de un minuto sacó la diskette que se había trancado, ni siquiera necesitó desarmar la computadora!

Después de todo no estuvo mal que aquella vez, ni ninguna otra vez, yo no haya conseguido quitarle la caparazón a la compu, sinceramente no sé que habría hecho luego.
A modo de ejemplo, aunque soy conciente de que no hacen falta más ejemplo al respecto:

Cuando mi hijo me hizo el cambio de computadora, antes de irse me dijo que para apagarla necesitaba solamente apagar la pantalla, la compu se apagaba sola, así lo hice. Al día siguiente estuve no sé cuanto rato tratando de encontrar como
prenderla, no quieran ni hacerse una idea de cuanto me costó encontrar el botón con que prenderla, sinceramente no entiendo a quien se le ocurre ponerlo tan abajo, casi contra el suelo y casi escondido abajo de un chirimbolo!

Mi computadora y yo

Hace unos años ya que tengo compu y hace unos nueve años que tengo internet. Todavía sigo la lucha por entenderlos, la compu e internet mantienen algo de su misterio, aunque leyendo cartas que escribí hace unos años, me doy cuenta que algo he avanzado.

Recuerdo un tiempo en que la compu que tenía ya estaba muy viejita, me la había pasado mi hijo cuando se compró una nueva. A esa altura debía llevar más de diez años de uso. Tenía también un scanner, por supuesto que nada nuevo, tenía sus añitos arriba ya.

En aquellos días me regalaron otras computadoras y lo que sigue es una carta que escribí en esos tiempos:
"No saben los líos que me he hecho con las compus, no sé como no quedé enredada en el cablerío! Les cuento que tenía una compu que ya estaba para donarla a un museo. Unos amigos de mi consuegra se compraron una nueva y le pasaron la vieja, pero ella no la quería y me la pasó a mí.

Mi hijo vino a instalarla pero él también se había comprado nueva en esos días y dijo que la suya vieja era mejor, así que la trajo también. Mi cuarto parece un
depósito de computadoras, todavía tengo la primera compu que me regalaron, es de antes que salieran las pentium, hoy está atrás de la puerta de mi cuarto, hace las veces de mesita o estante a los juguetes de mi nieta.

El scanner lo tenía instalado en la mía más vieja y en uso, pero no tengo el CD para instalarlo en otra, así que para scannear las fotos, reinstalé, yo solita, la compu vieja, scannié, me mandé las fotos, y luego reinstalé la nueva.

Después tuve la mala idea de meter una diskette para copiar un documento viejo, y no la pude sacar más, quedó trancada en la compu que fue de mi hijo, que es la que venía usando últimamente.

Pero ya experta en mudar cables de un lado a otro, pasé el cablerío nuevamente a la mía vieja, que muy solidaria con la otra, también se negó a funcionar, ya hace tiempo que venía amenazando con retirarse y ahora cumplió su amenaza.

Así que otra vez pasé cables de una compu a otra, ahora a la que me dió mi consuegra, que por suerte mi hijo había empezado a configurar, así que por lo menos en ésta tengo internet, aunque no se puede usar Outlook Express.

Pero bueno, después de andar con los cables de un lado al otro aquí estoy con el cuarto lleno de computadoras y solamente una funcionando y a medias, pero no me voy a quejar podría ser peor todavía. No sé si conseguiré instalar el scanner de alguna manera en esta compu, o iré a visitar, en visita totalmente desinteresada, a alguien que tenga scanner."

Al día siguiente escribí esta carta:

"Les cuento que mis planes para hoy son: primero ver si puedo sacarle la caparazón a la compu trancada y así quitarle el diskette para volver a instalarla y ponerla nuevamente en uso. Con la salvedad de que es difícil que pueda sacarle la caparazón si hacen falta herramientas muy avanzadas (léase: que se necesite algo más que un martillo).

Segundo, en caso de que mis intentos sean infructuosos, llamar a una vecina que al enterarse de mi infortunio, se ofreció solícitamente a pedirle al novio de su hija que venga a desarmar mi computadora para rescatar la diskette de sus fauces.

Tengo la suerte de vivir en un barrio donde los vecinos solemos ayudarnos mutuamente. Espero también tener la fortuna de que el novio de la hija de mi vecina además de desarmar mi compu, pueda luego volver a armarla.

Tercero, en caso de que los intentos del novio de la hija de mi vecina también resultaran infructuosos, dar un buen rezongo a mis geckos, que no tienen nada que ver con mi compu, pero con alguien tengo que descargarme la bronca, además
seguramente estarán durmiendo y ni se enterarán de lo que les diga.

Cuarto, seguir investigando entre amigos y conocidos hasta encontrar quien tiene un scanner, y luego asombrarlo con mi inusitada visita. Nunca está de más dar sorpresas a los amigos."

Y como se resolvió todo eso, se los cuento mañana para que no se haga tan largo este post. Salieron varias cartas de mi compu en aquellos días.

lunes, 13 de abril de 2009

El lavadero y yo

Por ahora no escribí nada nuevo, estoy pasando post y cartas que escribí hace tiempo, como ésto sobre el lavadero:

Estoy de lavadero hoy, vengo de poner la ropa en las máquinas. Y qué
quieren que les diga, el lavadero es otro lugar en donde suelen
sucederme cosas, daría para un libro!

Hace un par de días una vecina me contó que teníamos una máquina
nueva, y yo les tengo terror a las máquinas nuevas, generalmente son
mucho más modernas, con más finezas que lo único que hacen es
complicarme la vida. Encima me dijo que ella demoró un rato en poder
prender la nueva máquina de lavar, que no era fácil de entender.

Temblorosa bajé al lavadero, desde la puerta estuve estudiando la
nueva máquina, luego, habiéndome asegurado que no daba señales de
agresividad, con mucha cautela me le acerqué. Ahora estoy más
temblorosa todavía, me pregunto que me espera cuando baje a poner la
ropa en los secadores.

Mi temor viene de que no encontré ninguna dificultad en poner en
marcha a la nueva máquina, me pareció muy sencillita. ¿Quién sabe qué
habré hecho? ¿O qué tenía que haber hecho y no hice?

Fue tan simple, apreté dos botoncitos y ya estaba la nueva máquina
funcionando. Demasiado fácil, le desconfío a las cosas que me
resultan demasiado fáciles. Por eso decidí leer las instrucciones de
uso. Me desconcertó que ni hablara de los botoncitos que yo apreté y
a cambio explicara las funciones de una ruedita que yo ni toqué, casi
ni miré en realidad, no se me ocurrió que cumpliera ninguna función.

Ahora me pregunto en qué estado encontraré mi ropa, ¿Estará limpia?
¿será todavía del mismo tamaño? ¿del mismo color? Mojada seguro que
esté, antes de salir del lavadero ví que por lo menos agua había
dentro de la máquina.

domingo, 12 de abril de 2009

Tengo cámara web

Tengo cámara web! Claro por ahora sigue en su cajita, voy por partes y la instalación quedó para otro día. Para otro día en que venga mi hijo.
Les cuento que ví que había grandes ofertas y decidí comprarme una. En la mañana iba camino a la tienda donde había visto la oferta más grande. Pasé por otra tienda que vende diversos aparatejos. Decidí entrar para ver si ahí había una más barata todavía.

Entré, miré para todos lados, ví unos cuantos aparatos conocidos que no necesitaba ahora. Miré para la pared contraria y ví unas vitrinas donde exponían varios aparatos totalmente desconocidos para mí, saqué la conclusión que seguramente ahí estarían las cámaras web.

Hacia allí me dirigí. Miré los cartelitos que había junto a cada aparato. Al lado del precio aparecían una serie de letras que no formaban palabras, por lo menos no palabras que a mí me dijeran algo. Algunos cartelitos eran una mezcla de letras y cifras.

Estuve estudiando todo ese aparataje un buen rato. Los miraba de al ladito, me alejaba unos pasos y los observaba a la distancia. A veces cerrando un ojo, a veces cerrando el otro. No conseguí determinar cuales serían las cámaras web.

Finalmente fui hasta donde ví a un empleado. Señalando hacia la vitrina con un gesto vago, por no saber qué señalar concretamente, le dije: "quiero comprar una cámara web".
El empleado miró hacia donde yo señalé, luego me miró a mí y con una sonrisa muy amable me dijo: "nosotros no vendemos cámaras web". Retribuyendo la amable sonrisa me despedí y fui a la tienda donde había visto las grandes ofertas.

Entré y ni me molesté en mirar las vitrinas. Fui directamente al mostrador y pedí la cámara web que tenían en oferta esta semana. El empleado vino con una pequeña cajita. La abrió y de ahí sacó un minúsculo aparatito, parecido a un palillo de metal. Me mostró como se abría y se cerraba ese palillo, como si yo nunca hubiera colgado ropa!
Me dijo que con eso se enganchaba. Con un hilo de voz le pregunté: "¿se engancha? ¿donde se engancha?". Me contestó que al monitor, y luego de verme la cara de asombro aclaró que si tengo pantalla chata, aunque creo que a esa altura ya debería haberse dado cuenta que no uso tales modernidades.

Cómo el empleado abrió la cajita pude ya mismo mirar las intrucciones. De un lado estaban escritas en chino, o japonés o uno de esos idiomas que escriben como dibujando moscas. Pregunté si no las tenían en un idioma más entendible. Me dijo que del otro lado estaban escritas en inglés pero que podía fijarse si las tenían en la compu en sueco.

Mientras fue a mirar yo las estuve leyendo en inglés, me parecieron muy sencillas, simplemente poner un miniCD y la compu haría solita la instalación. Después, o en medio de eso, se enchufa la cámara, fue la parte que me pareció más complicada.

El empleado volvió y me dijo que no tenían las instrucciones en sueco. Le dije que no importaba, que ya había visto que las entendía y que pensaba que lo más difícil sería encontrar donde enchufar la cámara a la compu y por las dudas le pregunté si sabía de qué color es el agujerito donde debo enchufarla.

Me sonrió entre amable y sobrador y me mostró el enchufe, negro, y me dijo que no es nada difícil, que hay solamente un lugar donde se puede enchufar. Retribuí la sonrisa, amable y sobre todo sobradora, a sabiendas que ese pobre hombre sabrá mucho de computadoras, pero no debe tener ni una idea de todos los lugares que yo soy capaz de encontrar en la parte de atrás de la compu donde podría, sin mayores dificultades, enchufar la cámara.

Que después no funcione por no ser el enchufe correspondiente es cuestión aparte, pero enchufes puedo encontrar unos cuantos. Pero no lo haré, ni siquiera me tomaré la molestia de buscar enchufes. Me alcanzó con darle una miradita a la cámara para decidirme a guardarla otra vez en su cajita y esperar a que venga mi hijo. No sabría ni cual es la parte de adelante, no dudo que la instalaría mirando hacia la pared o de manera que yo aparezca en la pantalla con la cabeza hacia abajo.
Ya les comunicaré cuando esté instalada. Mientras tanto me dedicaré a intentar hacer funcionar un celular que también compré hoy y sobre el que les cuento en carta aparte.

sábado, 11 de abril de 2009

Instalando un antivirus

Hace ya un tiempo mi compu me advirtió que se estaba por vencer el programa antivirus que me habían instalado, y que yo pensaba que sería eterno.
Comenzó la cuenta regresiva, día a día me avisaba que se acercaba la fecha fatal en que el programa dejaría de funcionar. Era hora de instalar otro antivirus, pero pagando una suma fuera del alcance de mi mano.

No me hice mayor problema, ya había visto cuando fui a pagar las cuentas, que en la página del banco ofrecían antivirus.
Y cuando llegó el día en que un cartel en rojo me advertía que a partir de ese momento mi compu quedaba librada a su suerte y ennumeraba las espantosas amenazas que sobre su cabeza colgaban, entre, con mucha calma, a la página del banco.

El antivirus en realidad no era tan un antivirus sino que era algo con lo que podía enterarme si mi compu padecía de algún virus, y en ese caso lo quitaba.
Comencé una febril búsqueda por internet en busca de un programa antivirus más al alcance de mis manos, es decir: gratis. Por si no saben, como yo no sabía, en Marcadores hay información al respecto.

Finalmente encontré dos programas, uno de Norton y otro de Microsoft. Aparte de una cantidad que como nunca había escuchado sus nombres no me atrevía a bajarlos.
No podía decidirme cual elegir, llamé a mi hijo a preguntarle. Me dijo que eran igualmente de confiables. Pero yo soy tan desconfiada que decidí no bajar ninguno. Llamé a mi servidor de internet y encargué ahí un programa antivirus y un firewall.
No son gratis, pero por lo que cuestan por mes, al año me salen menos de la mitad de lo que me costaría comprar un antivirus. Y me resultaba más confiable que bajar algo de internet.

Me enviaron una dirección a la que ir y de donde bajar el programa, además de un código que el programa me preguntaría. Todo muy sencillo!
Y fui a esa dirección y ví el programa. También venían las instrucciones. Antes de bajar el programa debía desinstalar los antivirus que ya hubieran en mi compu.
Y el Norton que ya no estaba activo ¿habría que desinstalarlo o no? mejor llamo y pregunto. Llamé, eso fue el sábado, día que me pareció bueno para instalar programas, más que por mis molestias a los ojos no podría hacer nada con la compu, había estado con migraña y todavía mis ojos seguían con algunas molestias, bien podía dejarla bajando un programa.

Cuando se llama al servidor acostumbra haber cola de espera de entre media y una hora entera. Llamé dispuesta a esperar lo que hiciera falta, me atendieron inmediatamente. Sí, tenía que desinstalar el Norton antes de bajar el nuevo programa.
Nueva pregunta: ¿cómo se desinstala un programa? Yo me había preparado mentalmente para instalar uno, no para desinstalar nada!

Debo tener voz de experta en informática, porque a pesar de mi pregunta, que debería haberles hecho sonar una alarma y advertirles que estaban hablando conmigo, las instrucciones que me dieron me resultaron nulas, pensaban que estaban hablando con una profesional en la materia.

Extrañé las instrucciones de un amigo que me conocía muy bien, comenzaba sus instrucciones por el principio: cómo encontrar la parte de atrás de la compu.
Ante cada explicación que me daban en el support, yo salía con una nueva pregunta, ¿y eso donde está? ¿y eso como se hace?

Perdí la cuenta de las veces que tuve que hacer esas preguntas, parecía un disco rayado. Hasta que finalmente entendí. Colgamos y yo seguí con la desinstalación. Ví que decía Norton por dos lugares y los dos los borré.

Iba a bajar el nuevo programa cuando me llamó la atención un programa que tenía un simbolito amarillo, el mismo color que Norton. El nombre no me decía nada pero por las dudas llamé de nuevo. Otra vez tuve respuesta inmediata, se ve que yo era la única que llamaba, el día estaba tan lindo que no creo que nadie más que yo lo pasara adentro y junto a la compu. Y sí, ese programa también había que borrarlo.

Lo borré y comencé la instalación del nuevo antivirus. No me pareció que estuviera haciendo bien y por las dudas llamé de nuevo, contestó inmediatamente la misma que contestó la primera vez. Ni siquiera entendió para que llamé, aparentemente todo iba bien como debía ir y colgué.

La instalación continuó. De pronto me acordé del código que me habían dado, ¿qué tengo que hacer con ese código? si el programa empezó a bajarse sin pedírmelo. Mejor pregunto. Llamé, respuesta inmediata nuevamente, seguida de un suspiro que me hizo sospechar que era alguien que ya había contestado otras de mis llamadas. Era cuestión de esperar, ya me preguntaría la compu el código cuando lo necesitara. Y efectivamente un par de minutos después me lo preguntó.

La instalación siguió y yo me tiré nuevamente en el sofá a cerrar los ojos. Cada tanto me levantaba a ver qué pasaba en la compu, todo parecía seguir su curso.
Habían pasado más de un par de horas cuando de pronto algo que ya había sido instalado comenzó a instalarse de nuevo. Me llamó la atención pero no hice nada, supuse que la compu en ese momento sabría mejor que yo lo que estaba haciendo.

Al ratito apareció un cartelito que me preguntaba no sé qué y decía algo de que había un problema. Corriendo al teléfono. Esta vez ya no me contestaron inmediatamente, quedé un buen rato en la cola de espera. Un automático me decía que había 23 telefonistas y yo estaba en la cola de espera, tenía el lugar número uno.
O sea que no tenía a nadie adelante, había 23 telefonistas y ninguno contestaba mi llamado! Ya me los imaginaba a los 23 telefonistas haciendo Ta Te Ti, mala suerte para tí, a ver a cual le tocaba atender mi llamada.

Y me atendió el muchacho que me atendió una o dos de las veces anteriores que había llamado. Quedó sorprendido cuando le conté lo que decía el cartelito. Dijo que eso no debía pasar!
Pero pasó, y no sabiendo qué hacer, decidió que lo mejor era que borrara todo y empezara de vuelta! Claro que primero tuvo que explicarme, muuuy detalladamente, como borraba todo.

Finalmente, luego de más de cinco horas y media, terminé de instalar el programa antivirus. Ví que por algún lado dice Configurar, no tengo idea si es algo más que debo hacer. Y si fuera, ni idea de cómo hacerlo. Tendré que llamar de nuevo a preguntarles.

Cartas y llamadas a la familia en Uruguay

Hoy es tan fácil comunicarse a través de la distancia. Cuesta creer que no hace tanto tiempo era difícil que fuera tan fluído y directo como es hoy con internet, skype, las tarjetas de teléfono y hasta que las llamadas pueden hacerse sin telefonista de por medio.

Recuerdo las cartas a la familia durante los primeros en Suecia. Las que enviaba y las que recibía. Demoraban días, o semanas, en llegar a destino, pero cuando llegaban qué alegría! Leerlas y escribirlas acortaba y aumentaba las distancias. Era como tenerlos al lado, escucharlos y hablarles. Y la distancia se hacía al mismo tiempo más notoria, era como tenerlos al lado pero que lejos estaban, tan fuera del alcance de un abrazo.

No puedo imaginarme lo que vivieron mis padres en aquellos años. Recién hoy, madre y abuela, hago conciencia de lo que habrán sufrido. Sí, antes pensaba que la distancia les dolería, pero creo que no llegaba a percibir cuanto.

Claro que en las cartas no se leían esas cosas, ni esas ni otras. Según las cartas vivíamos todos felices y comíamos perdices. Para qué voy a preocuparlos, si total no van a poder hacer nada, pensaba yo. Para qué vamos a preocuparla, si total no puede hacer nada, pensaban ellos. Una autocensura diez veces mayor que la que podría imponer una dictadura.

Si alguna vez me contábamos alguna pálida era porque ya había pasado un tiempo y recobrado el color. Como si la ausencia de tantas palabras pudiera cambiar la realidad, pudiera borrar las preocupaciones y su permanentemente presencia.

Yo leía sus cartas, constataba que todo estaba relativamente bien, y me preguntaba hasta cuando, qué podría pasar mañana o pasado. Estoy segura que ellos leían mis cartas y por más rosadas que las escribiera no conseguía aliviar sus preocupaciones de padres, ni el dolor de no poder ver crecer a los nietos.

Y las llamadas por teléfono! Se pedían a la telefonista, persona a persona se decía para que no tener que pagar el tiempo de espera mientras la persona llegaba hasta el teléfono. Había que calcular la diferencia de hora y el tiempo que demorarían. La demora podia ser, decían, de un par de horas, a veces tres o cuatro. Eran largas horas de pasarse cerca del teléfono esperando que sonara.

Y de pronto sonaba y era un amigo que no se había enterado que llamaríamos para allá, aunque generalmente eso se lo contábamos a todos ya unos días antes. O era un amigo a preguntar si ya habíamos podido hablar. La llamada a Uruguay era un gran acontecimiento del que muchos quedadan pendientes.

La llamada llegaba. Ya teníamos pensada cada palabra que diríamos. Había que decir lo más posible en el mínimo tiempo posible. Había que decir lo más posible pero sin decir nada, a no preocupar a nadie y a no olvidarse que los teléfonos podían estar intervenidos, podían escucharnos.

Se escuchaba una voz querida y ahora tan lejana y algo se rompía dentro nuestro. Lo que íbamos a decir quedaba perdido no sé dónde, pero rara vez estaba a mano. Y del otro lado también querían decir y preguntar y no nos daban oportunidad de abrir la boca.

Generalmente se escuchaba mal, se perdían palabras, se oían ecos, ruidos, interferencias, se cortaba, y roncos por el nudo en la garganta que nunca faltaba, decíamos: “no te oigo”, ”¿Qué dijiste?” , ”no se escucha”. Y ya le pasaban el tubo a otro, a quien también le decíamos: “no te oigo, ¿qué dijiste?, no se escucha”. A nuestro lado también alguien quería hablar y nos sacaba el teléfono justo que pensábamos decir algo en especial o nos estaban diciendo algo importante.

Tres minutos, el reloj siempre al lado, y cortábamos, aunque muchas veces nos pasábamos de esos tres minutos y así era la cuenta que nos llegaba después. Tres minutos que nos daban para días de comentarios. ¿Qué te dijeron?, ¿Qué te pareció? ¿Cómo los encontraste? Días y semanas que pasábamos analizando tres caóticos minutos en los que no escuchamos más que palabras sueltas humedecidas por las lágrimas. Buscando interpretar las palabras, las que se dijeron, las que no se dijeron, las entre renglones, las que se sospechaban claves, buscando posibles mensajes escondidos.

Y nos reuníamos con los amigos, todos querían participar en esa búsqueda, aunque ni siquiera habían estado en casa cuando llamamos, ni conocían a nuestra familia. Pero era un contacto directo que se había tenido con Uruguay y había que sacarle el jugo, hacerlo durar, compartirlo para que todos pudieran sentirse un poquito más cerca de los suyos.

Qué distinto es hoy, aunque algunos sentimientos no cambian.

Quemador de CD.s

Luego de unos días de tregua he decidido comenzar una ofensiva contra los aparatejos. No que piense insultarlos sino que decidí que debo tomar yo la iniciativa y no dejarla en sus manos para que sigan atacándome a troche y moche.

Esto viene de que fui a visitar una amiga que tiene problemas de insomnio y está probando a escuchar CD.s relajantes. Tiene uno con sonidos de viento y otro de agua. El del viento me sonó más a lluvia que a viento. El del agua me gustó.

Me contó que ese CD lo sacó de la biblioteca y su marido lo copió. Yo quisiera también tenerlo, me refiero al CD. Y a falta de marido que pueda copiarlo decidí que es hora de empezar a usar el quemador de mi compu, apenas lo encuentre claro está.

Si no escribo mucho en estos días es porque estoy en preparativos. Supongo que en algún lugar de mi compu habrá un plano que me indique donde encontrar el quemador. Por tanto el primer paso será buscar ese plano, luego intentar seguir las instrucciones y veré a donde llego.

Creo que no estaría de más conseguir un extinguidor, o por lo menos tener un balde de agua junto a la compu, no sea cosa que intentando quemar un CD termine incendiando la casa. Ya les contaré cuando tenga mi primer copia casera de CD.

Problemas de comunicación.

El fin de semana para mí fue lleno de problemas de comunicación. Empezó con la noche del viernes en que me dió por soñar en francés, no entendí casi nada de lo que se dijo en el sueño!

El sábado vino Siw, una de mis vecinas y le mostré una funda que compré para mi nueva almohada, una especial para la nuca, que dicho sea de paso todavía la estoy ventilando para que se le vaya el olor que tiene.

Le pregunté si tenía lavadero así podía usar yo el secador ya que la funda, que es forrada (parece más un almohadón de plumas que una funda), hay que secarla en secador, de esos que dan vueltas, iguales a las máquinas de lavar pero sin agua ni jabones.

Ella tenía turno recién el jueves, y yo el miercoles así que no me servía de mucho, y además me dí cuenta que después de todo no tengo apuros por lavarla ya que la almohada todavía no puedo usarla por tanto olor que tiene, necesitará ventilarse mucho más antes que pueda ponerla en mi cama.

Me dijo que le preguntara a Solveig, otra vecina, le dije que en realidad no hacía falta, que bien podía esperar al miercoles, insistió en que llamara a Solveig, insistí que no hacía falta, no necesitaba lavarla con urgencia, podía esperar hasta el miercoles.

De todos modos cuando se fue de aquí llamó a Solveig. El domingo vino Solveig a decirme que ella tendría lavadero el día siguiente y que Siw le había dicho que yo tenía que lavar una funda.

Le agradecí y le dije, como ya le había dicho a Siw dos o tres veces, que no era nada urgente y podía esperar un par de días, insistió que ella no tenía mucho que lavar y yo podía lavar mi funda. Insistí en que no era nada urgente y yo tenía turno ya. Y que además ya tenía otros planes para el día siguiente, pero no hubo caso, y, casi diría que contra mi voluntad, terminé lavando la bendita funda.

Después estuve hablando con mi tío por Skype, comenté un artículo que yo había leído. Inmediatamente se puso en contra de mi opinión, que casualmente era la misma que la suya! Luego de insistir varias, varias veces que yo estaba de acuerdo con
él y de que él insistiera en discutirme lo que suponía mi opinión contraria, desistí de intentar explicarle qué pensaba yo.

Terminé pensando si será un problema de altura, que por mi petisez hable tan bajito que nadie me escucha. O que no sea solamente en sueños que me da por hablar en otros idiomas, temo que sin darme cuenta también despierta me dé por hablar quien sabe en qué.

Y eso me pareció más preocupante tomando en cuenta que yo quería ir a cortarme el pelo, ya me veía explicándole a la peluquera que quería que solamente me recortara las puntas, y salir de la peluquería con la cabeza rapada o con un peinado tipo Africa-look!

Por suerte parece que los problemas comunicativos van solucionándose. Ayer fui a la peluquería y me hicieron un corte bastante parecido al que yo pedí.