Este blog es un derivado de mi primer blog, Mis manualidades, donde pongo fotos de mis manualidades (qué original), recetas y relatos sobre mi vida. Quizás, tal como las personas que comienzan con las operaciones plásticas y luego que empiezan a hacerle arreglitos a la naturaleza, no pueden parar de hacerse mejoras y terminan como caricaturas a sí mismas, me haya vuelto adicta a los blogs y ahora no pueda dejar de abrir uno tras otro ya que en realidad es el cuarto que abro.
Este blog será dedicado solamente a relatar sobre mi vida que es como la de todos, o casi. Mucho de lo que escriba aquí ya lo publique en mi otro blog y ahora lo trasladé.

Tengo el pelo gris pero puse una foto donde estoy con el pelo verde, lo hice así por dos cosas, una porque creo que así quedo cuando tengo que enfrentarme a los aparatejos modernos (léase: todo lo que se ha inventado luego de la rueda), me sacan canas verdes; y otra porque me gusta como queda y si pudiera me lo teñiría así.
Abajo del todo hay una ventanita donde pueden dejarme saludos, también pueden dejarme comentarios o saludos debajo de cada post (cliqueando donde dice Comentarios).

En el costado, más abajo de mi foto, está el archivo ordenado por temas, cliqueando ahí pueden ver los posts que publiqué antes, o pueden cliquear abajo del todo (antes de la ventanita de los mensajes) donde dice Entradas antiguas.


viernes, 3 de diciembre de 2010

Entrenamiento.

Ayer empuñé un arma contra el frío, es decir le puse puños a un overol que hace
varios días tenía empezado. Y ya mismo ayer se lo puso Fransson cuando salimos a
caminar.

Creo que voy a terminar muy bien entrenada luego de este invierno. No me refiero
solamente a las caminatas diarias sino al ejercicio que es el vestir a Fransson:
protector de zonas íntimas, calzoncillos largos, overol, correa, vestirme yo:
atarme las botas, ponerme campera, bufanda, gorra y guantes. Después sacarnos
todo ese montón de ropa. Eso lo hago unas cuatro o cinco veces por día.

Caminamos solamente una media hora (más no puede Fransson por el frío) pero caminamos rapidito, casi corriendo, cosa de gastar la mayor cantidad de energías en el menor tiempo posible. Los problemas son dos, el que tiene exceso de energías es Fransson y no yo.

Para eso trato de que él corra más que yo, vamos al bosque, lo suelto, él corre, luego lo llamo para que vuelva corriendo a mí, le doy su premio, corre de nuevo, lo vuelvo a llamar, y de esa manera por el mismo tramo del camino, él corre como diez veces más que yo.

Como le gustan mucho los premios a veces corre, para y pega la vuelta antes que yo tenga tiempo de llamarlo, llega a mí esperando el premio que no le doy porque no vino cumpliendo mi orden, y yo no lo premio para que tome iniciativas propias sino para que cumpla mis órdenes.

El otro problema, que seguramente sea lo que más desarrolle los músculos de mis piernas está en las botas, son pesadísimas! creo que cada paso que doy es muy bien ejercicio.

Todavía no las pesé, estoy entre hacerlo y no. Si las peso corro el riesgo de después ante cada paso pensar: pesan medio kilo o dos kilos o lo que sea que pesen y se me haga más pesado caminar pensando en el peso que llevo abajo (sí, con las botas el peso no se lleva arriba sino abajo).

Pero en algún momento tengo que sacarme la curiosidad, y quizás tenga suerte y no pesen la tonelada que siento que pesan.

domingo, 31 de octubre de 2010

Cambiando la hora

Cambiamos de horario. Yo sabía, lo sabía muuuuuuuy bien, que se atrasaría una hora, lo tenía clarísimo!!! lo hice? no, lo hice al revés! adelanté una hora. Cuando me desperté y ví que eran las siete menos cuartos pensé, ahora sí conciente que el cambio era atrasar la hora, que serían lo que antes eran las ocho menos cuarto, más o menos la hora en que me venía despertando.

Y bien, hecha la cuenta me levanté, me vestí, me lavé la cara con agua fría para terminar de despertarme, fui a la cocina a prepararme el desayuno, miré el reloj de la cocina, al que todavía no le había cambiado la hora.

Ví que mostraba las seis, cambié la hora, lo puse a las siete, parece que el agua fría en la cara tanto no me despertó. Comencé a preparar mi desayuno, algo me parecía raro, no me coincidía, seguramente el agua fría en la cara comenzaba a surtir efecto.

Controlé la hora en mi celular, me acordé que anoche la había cambiado, la había adelantado, pero era eso lo que había que hacer? mmmmm, me parece que no, no!, justo, no era eso! era al revés!!!

Pero qué hora son entonces? saco cuentas, las cinco!!! Qué hago yo levantada un domingo a las cinco de la mañana? Me acosté de nuevo y ahora sí terminó de hacer efecto el agua fría en la cara. Igual me quedé un buen rato más en la cama pero ya no pude volver a dormirme. Menos mal que esos cambios de horarios no se hacen todos los días!

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Adiestradora frustrada


Este es último truco que le enseñé a Fransson antes que se enfermara, el pararse en dos patas, aunque en realidad había querido enseñarle a que se acostara pero no quiso.
Ahora que está mejor de su gripe, ya sin fiebre y más animado, quise enseñarle más cosas.

Le gusta jugar con una trenza de cuerdas que tiene, yo tiro de una punta, él tira de la otra. Ahora le estoy enseñando a que suelte cuando le digo y con eso perdió gracia el juego. Leí que cuando se nota que está aflojando las mandíbulas, o sea cuando está por soltar, hay que darle la orden de soltar y luego elogiarlo y darle un premio.

Así lo hice y luego de dos o tres golosinas aprendió o creyó aprender. Me trae la cuerda, la suelta y mira mi mano con la que le doy las golosinas. No solamente que no espera a que le ordene que suelte sino que ya ni siquiera quiere tirar de la cuerda.

Hace poco quise enseñarle a saltar por arriba de un palo que puse sobre dos montoncitos de libros. Lo asustó tanto el palo que no se animaba ni a acercarse.

Yo me paraba del otro lado del palo con golosinas en la mano, él daba una vuelta por el costado del palo para llegar a mí. Ayer busqué una maderita más chica, menos asustante, y se la dejé oler antes de ponerla sobre los libros. Como pasaba sobre la madera sin saltar decidí agregar un libro de cada lado para subirla un poco, entonces empezó a pasarle por debajo.

Insisto en querer aprender a que se eche cuando se lo digo, luego de días y días de enseñanza ahora a veces, muy pocas, lo hace. La mayoría de las veces cuando le digo que se eche o empieza a retroceder o a gemir o simplemente me deja plantada y se va para otro lado.
Confieso que como adiestradora me siento muy frustrada.

jueves, 12 de agosto de 2010

Los miedos

Me asombra como Fransson se viene adaptando tan rápido, el problema es que vivía en una zona supertranquila, casi en el campo, y se asusta del los ruidos de aquí, terror a los autos, ómnibus, motos, bueno todo lo que sea motorizado.

Ni que hablar el miedo que le tomó al ascensor y a las puertas!! y a cuanto
ruido escucha, como ser pájaros, canillas que abro, el tirar de la cadena en el
baño, etc.

Siendo la primera noche que pasaría aquí quise que la hora de acostarse fuera
tranquilita, lo saqué a caminar, al volver, agotada como estaba, decidí darme
una ducha de agua bien caliente.

Dejé la puerta del baño abierta para que no creyera que estaba solo, abrí la
ducha con agua bien caliente, me metí bajo el agua, me enjaboné y por el vapor
que salió al hall empezó a sonar la alarma de incendios!!!

Salí de la ducha toda enjabonada a apagar la alarma, pero después sigue sonando
un rato a cada minuto, en otras palabras no le ofrecí la calma que quería que
tuviera antes de acostarse a dormir.

Ayer se animó a subir al ascensor sin que tuviera que tentarlo con albóndigas o pedacitos de zanahoria, hoy subió corriendo al ascensor, casi antes que abriera la puerta. También caminamos sin demasiados problemas junto a una calle traficada, va
perdiendo el terror a los autos. Pero encontró dos cosas más a que temer.

Una, fuimos a la casa de una vecina, la vecina le mostró un muñeco oso panda
grandote, lo asustó casi más que la alarma de incendio.
Otra, el teléfono sonó, después cuando veía al teléfono le gruñía.

Anoche pensé en cerrar la puerta del baño cuando me dí una ducha de agua bien
caliente, pero apenas salí de la ducha abrí la puerta, otra vez se activó la
alarma.

Tres personas se ofrecieron a cuidarlo cuando necesite ir a hacer las compras o
salir para otro lado donde no pueda llevarlo.
Estoy haciendo mucha sociabilidad, mucha gente se para a hablarnos cuando
salimos y también vienen vecinas a visitarlo, ayer una vecina trajo a su hermana
para que lo conociera.

Y estoy descubriendo cuales vecinos/as usan lentes de contacto! cuando salen en
la mañana con sus perros andan con lentes comunes.

Ayer empecé a entrenarlo a que se quede acostado quietito al lado mío cuando hago yoga, claro que empecé solamente con relajación y meditación, solamente para que vaya aprendiendo a que cuando estoy en la alfombra de yoga, él tiene que acostarse quietito. Al principio quería subirse a mi falda, después me lamía y mordisqueaba los dedos, pero al final se quedó acostado quietito, y más no practicamos porque vino la vecina a visitarnos.

Ésta es su piedra, no podemos pasar por ahí sin que suba a ella:

Fransson, su nombre y su ropa

Sigo contando de Fransson, no pude contar todo el primer día, iré de a poco, como ser la historia de su nombre.
Como el perro fino que es, iba a ser comprado por alguien en Francia, por tanto empezaron a decirle fransosen (el francés), hasta que se dieron cuenta que le faltaban tres dientes y se suspendió su viaje a Francia.

Decidieron entonces cambiarle el nombre, y ahí se dieron cuenta que él ya reaccionaba cuando decían fransosen, por tanto le pusieron un nombre que suena parecido: Fransson, que aquí es un apellido, viene a ser el hijo de Frans, como los Fernandez och Gonzales nuestros.

Me dijeron que podía cambiarle el nombre si quería, pero si ya él conocía su nombre no iba a entreverarlo llamándolo de otra manera, además me gustó la historia del por qué el nombre.

Cuando lo compré aparte del perrito también me dieron lo que llaman el paquete del cachorro y es un paquete que trae comida para unos días, una galleta, golosinas que se usan para entrenarlo, una correa y dos collares, una mantita de tela polar con el olor de su familia, un juguete y muy generosos me ofrecieron prestarle ropa ya que pronto va a necesitarla y es innecesario comprar ahora y cuando crezca ya no le sirva.

Me dijeron que me la prestaban y cuando no le sirva se las puedo devolver por correo. Le prstaron un overol con capucha con borde de piel y todo, dos overoles sin capucha y un equipo de lluvia, que luego, cuando haga frío le puedo poner arriba de la ropa. Y me vendieron su cucha, muy práctica se puede lavar a máquina, es más barata de las que venden en la tienda de animales. Porque él dormirá en su cucha, no en mi cama, aunque en las noches y cuando estoy junto a la compu paso la cucha para mi cuarto.

Cuando pueda volver a coser le haré algún overol más en tela polar, también le haré un piyamas ya que a veces este apartamento se muy frío, y puede necesitar algún pullover para estar adentro, algo tejido no le vendrá mal tampoco.

Aquí ven la ropa, mantita (lila), juguete, correa y collares, uno es para cuando sea más grande, ese lo hizo la que me lo vendió:

Fransson

Mi vida a cambiado enormemente! Tengo un perrito, Fransson! Menos mal que mi nieta algo me tiene adiestrada, que si no no sé como iba a aguantar tanto trajín!

No pensé que Fransson fuera a adaptarse tan rápido, pero por suerte por ahora todo bien, me hace caso y todo, quizás porque no le doy las órdenes con mi voz de abuela (debería probarlo con mi nieta).

Su raza, y pura raza!, es chinese crested, o como le dicen aquí perros desnudos. Es muy fino, de pedriguee, me lo dieron con su árbol genealógico y lista de premios internacionales de sus padres, abuelos y bisabuelos. Tan fino es, mucho más fino que yo, que estoy pensando que él debería dormir en la cama y yo en la cucha.

Para mi suerte, pobrecito, le faltan tres dientes y por tanto no pueden venderlo al precio que tendría si no le faltaran esos dientes. No se lo puede llevar a exposiciones ni se lo puede usar para reproducirse, de ahí su precio y que yo pudiera comprarlo.

jueves, 17 de junio de 2010

Ayudando a ganar un partido.

3 a 0, así terminó el partido Uruguay-Sudáfrica ayer. No esperaba ese resultado, tampoco me disgustó, al contrario me alegró mucho aunque terminé casi agotada. Espero hoy poder leer en los diarios sobre mi aporte.

Por supuesto que me corresponde parte de la gloria, dudo que hubiesen podido ganar sin mí. Cuando empezó el partido yo estaba concentrada en buscar un botón para ponerle a un broche, revisé varios frascos antes de encontrar uno que me gustara para el broche que pienso hacer.

Pero una vez que encontré el botón que buscaba, me dispuse a mirar el partido que hacía unos diez o quince minutos había empezado. Como había sentado mucho sentada decidí mirarlo al mismo tiempo que me movía y caminaba de un lado a otro.

Cuando escuchaba que estaba por pasar algo interesante me paraba frente a la tele haciendo ejercicios. Uruguay hizo un gol. Terminó el primer tiempo, seguí moviéndome. Al ratito de comenzar el segundo tiempo me senté.

Fue entonces que Sudáfrica empezó a atacar y estuvo cerca de hacer un gol en dos o tres oportunidades. Casi experta en fútbol como soy (jugaba con mi hermano cuando era chica), me dí cuenta que los casi goles de Sudáfrica se daban porque yo me había sentado y que si no me paraba inmediatamente, podrían empatar y hasta ganar el partido.

No me quedó otra que pararme y seguir moviéndome y caminando hasta que terminó el partido. El efecto fue inmediato, Uruguay hizo otro gol y casi terminando el partido otro más. Dudo que los hubieran hecho si yo me hubiera quedado sentada. También dudo de que la prensa hable de mi aporte, conociéndolos estoy segura que se dedicarán a hablar de quienes hicieron los goles en la cancha.

Hoy intentaré darle descanso a mi brazo de tenista y a mis piernas de futbolista.

sábado, 12 de junio de 2010

Empezó el mundial!

Y empezó el mundial! No miro mucho futbol pero siendo un mundial sí, parece que al ser país contra país despierta algo (nacionalismo?) y se mira más. Yo tengo la ventaja de la doble nacionalidad, dos países preferidos, así hay más chance de que uno participe del mundial, esta vez le tocó a Uruguay, Suecia quedó fuera.

Terminada la primera ronda hay que ver quienes se calificaron. Si no está ahí Uruguay paso entonces a querer que gane un país vecino, tanto de Uruguay como de Suecia, nuevamente aumentando chances! Argentina, Brasil, Dinamarca, Noruega o Finlandia, aunque creo que solamente Dinamarca participa desde el norte.

Luego tengo otros favoritos, todos los latinoamericanos! simplemente por ser latinoamericanos. Y no habiendo equipo latinoamericano ni escandinavo, entonces paso a ser parte de la hinchada de España (porque hablan español) o Italia (tengo también sangre italiana). Y no estando ellos tampoco, Francia por hablar también una lengua latina y porque mi prima vive en Francia, pero no hinché por ellos ayer que jugaban contra Uruguay.

Es una gran ventaja tener tantos favoritos, aunque tiene su contra, si dos de mis preferidos juegan entre sí, entonces quiero que los dos ganen, cosa que ya sabemos no puede pasar. Durante el partido grito cada gol, sea del equipo que sea, pero también me apena porque fue contra un favorito mío. Puedo entonces pegar dos gritos, uno de alegría y uno de bronca, y al terminar el partido no sé si alegrarme o apenarme.

Pero bueno, recién empezó el mundial y por ahora tengo varios motivos de alegría, seguro que alguno de todos mis favoritos gane algún partido, o como ayer, por lo menos no pierda y quede en empate.

sábado, 15 de mayo de 2010

Complicación idiomática del yoga

Habiendo sido el jueves día feriado y el viernes día puente, pues se nos hizo fin de semana largo, muy apreciado por todos aquí. El primero de mayo tuvimos clase de yoooga pero no hoy, lo cambiamos para no cortar estos cuatro días libres.

Supongo que les habrá llamado la atención las tres o de yoooga, no es que se me trancó el dedo en la tecla, no, no, lo hice a propósito. Cual propósito? el de no olvidarme que yoooga se dice con o larga!

Tengo problemas idiomáticos con el yoooga. Alguna vez les conté sobre complicaciones del idioma sueco, como las vocales se pronuncian de una u otra manera según las siga una o más consonantes.

Así es que la a seguida de una consonante suena casi como una o pero seguida de dos consonantes suena como la a que es. La o en cambio suena como u si la sigue solamente una consonante, y como o si la siguen dos, aunque en el caso de yoooga a pesar de que a la o la sigue solamente una g igual se pronuncia como o, excepción a la regla supongo que es o por ser palabra internacional que no quisieron cambiar demasiado.

Las vocales también pueden ser largas o cortas dependiendo del número de consonantes que las sigan. Ya ven como nos complican la vida las consonantes!!! sobre todo cuando andan en patota, que cuando andan solitas se portan mucho mejor.

Más complicaciones: la y de yoga suena como una j sueca que no tiene para nada el mismo sonido de jota que en español sino que suena más similar a una i pero sin llegar a serlo. Y de ninguna manera suena como y uruguaya que solemos hacerle un sonido sh. No sé para qué usamos las mismas letras si vamos a pronunciarlas de tan diferentes maneras.

Ya se imaginarán como se me complica todo siendo sorda musicalmente como soy, quienes tienen buen oído musical acostumbran también tener buen oído para aprender idiomas, pero quienes no lo tenemos, pobre de nosotras cuando vamos a aprender un nuevo idioma con sonidos que además ni siquiera tenemos en español, casi imposible distinguir algunos, según dice los suecos suenan distinto, a mis oídos suenan igualito!

Pero bueno, volviendo al yoga, esta palabra si bien no se excede en consontantes igual, como les decía, tiene una o que suena como una o, pero por tener solamente una g esa o suena largo, como si tuviera dos o tres oes, y yo no siempre pienso en eso de alargar las vocales, sobre todo no con el yoga que es tan parecido al yoga en español.

El problema es que cuando yo digo yoga, así, casi a la nuestra pero pronunciando la y como una i, a los suecos les suena como jogga (hacer jogging, correr), ya que en este caso la j también se pronuncia casi como una i y la o como o pero por ser seguida de dos g tiene sonido corto.

Resultado que cada vez que le cuento a alguien que empecé a hacer yoga, se piensan que empecé a hacer jogging! lo que como saben es algo muy diferente. Para evitar más confusiones ahora escribo yoooga, así no me olvido de alargar la o.

lunes, 26 de abril de 2010

Aplicando el yoga?

Mi nuca tiene tendencias retrógradas, sí, es muy conservadora, mira todo lo nuevo con desconfianza, como por ejemplo los nuevos ejercicios que hacemos en las clases de yoga. Insiste que prefiere los que hicimos en el curso anterior!

Por suerte el sábado la profesora me dijo como hacer de otra manera el que menos le gusta a mi nuca, y me dolió pero menos que la semana pasada. Probaré a hacerlo alguna vez más y si sigue doliendo no lo hago más.

La profesora nos dice que si un ejercicio nos duele no tenemos que hacerlo, que podemos acostarnos a respirar hondo e imaginarnos haciendo el ejercicio. Hace unos años fui a un curso de Qigong y ahí también nos decían que si no podíamos hacer un movimiento, alcanzaba con quedarnos quietas y pensar el movimiento.

Me pregunto si eso se puede aplicar a otras cosas, por ejemplo: puedo acostarme a respirar hondo e imaginarme que estoy limpiando la casa? Se podría bajar de peso acostándose a respirar e imaginarse que se está corriendo una maratón? Y si me acostara a respirar hondo e imaginarme que estoy en un trabajo, me pagarían un sueldo? o en el trabajo se imaginarían que me pagan el sueldo?

jueves, 18 de marzo de 2010

Comprando termómetro moderno

Hace varios años en Suecia se prohibieron los termómetros con mercurio. Había que llevar esos termómetros a la farmacia y pasaban a ser parte del pago de uno nuevo y moderno. Yo ni loca me desprendo de mis antiguedades! Por tanto en casa, conciente de que estaba cometiendo un delito, todavía tenía un termómetro con mercurio. Lo cuidaba como la pieza valiosa que era.

Hasta que se cayó del estante en que estaba y se rompió. Tuve que
comprarme uno nuevo. Ayer tuve que dedicarme a poner en funcionamiento un termómetro. No quiero ser retrógrada y vivir diciendo que antes todo era mejor. Quizás no fuera mejor, pero era más sencillo. Un termómetro era un termómetro y la
única función que tenía era tomar la fiebre.

Ni que hablar que el termómetro que compré además de la medir fiebre, yo supongo que podrá tomarla, también muestra la temperatura ambiente y da la hora, como si ya no tuviera una cantidad de relojes desparramados por toda la casa. Creo que no tengo ningún aparatejo que no dé la hora. Y yo,jubilada, que ni siquiera tengo horarios.

Si simplemente tuviera otras funciones, es decir si las funciones estuvieran ahí, sin que yo tuviera que hacer nada, no me preocuparía tanto, me limitaría a ignorarlas. Pero no es así. Para poder usar mi termómetro primero tengo que leer un librito de instrucciones.

Hoy todo viene con relojes y libritos de instrucciones. Y ya cuando veo que algo viene con librito de instrucciones yo tiemblo, es una clara señal de lo complicado que puede ser ese aparatito.

Y el termómetro no fue ninguna excepción que confirmara la regla. No sé cuanto rato me llevó abrirlo, que era el primer paso a dar según las instrucciones. Yo tengo paciencia, pero les cuento que llegué a guardar el termómetro en la caja en que venía, con la seria intención de ir a devolverlo.

Más tarde volví a sacarlo de la caja y seguí tratando de abrirlo. Luego de varios, varios intentos fallidos, finalmente conseguí abrirlo y, aleluya, ponerlo en hora, y, creo, también en funcionamiento. Por las dudas ya estoy prendiendo velas, y si alguien sabe de algún rito más que pueda ser útil para evitar la fiebre le estaré muy
agradecida.

Comprando termómetro moderno, segunda parte

Estos días los estoy dedicando a mi nuevo termómetro. Lindo chiche me compré. Lo puse en el posatermómetros que venía en la cajita y queda de lo más vistoso sobre la cómoda. Por ahora no sabe muchos trucos, se pasa el día entre mostrar la hora y la temperatura ambiente. En estos momentos hacen 20,4 grados en mi cuarto. No entiendo como pude vivir tan desinformada hasta ahora.

Le voy a dar unos días a que termine de adaptarse a su nuevo hogar y luego veré qué tal funciona para tomar la fiebre. Mientras voy leyendo detenidamente las instrucciones.

Se puede tomar la fiebre en la frente o en las orejas. En la frente no da la temperatura exacta, más o menos como cuando era chica y mamá me tocaba la frente para saber si tenía fiebre o no. Es más exacto si se toma en la oreja, preferiblemente siempre en la misma. Lo que, según dicen las instrucciones, es importante es tener las orejas limpias. Nuevamente me hace acordar mucho a mi mamá, ella también decía eso.

Para el día que tenga que cambiarle las pilas espero que pueda pedirle ayuda a un pulpo. Es lo que necesitaría ya que para abrir el termómetro hacen falta tres
manos, una para sostenerlo, una para apretar con una aguja un botoncito minúsculo y otra para simultaneamente sacarle la tapa.

viernes, 12 de marzo de 2010

Control de oídos

Fui al control de oído sabiendo que escucho mal, sobre todo del lado derecho, me quedaba por saber cuanto mal. Y bueno, ahora lo sé: escucho muy bien, mejor que otras personas de mi edad! Y de paso traumé al enfermero que me hizo el test.

La cosa empezó hace unos cinco años jugando con mi nieta. A ella le gustaba mucho mi reloj y siempre trataba de sacármelo. Un día se me ocurrió que lo escuchara, me lo saqué y cuando se lo iba a hacer escuchar pensé si los relojes actuales suenan o no.

Por las dudas lo escuché primero yo y sí, hacía tic tac. Se lo hice escuchar a mi nieta y luego lo escuchaba yo, otra vez ella y cuando fui a escucharlo yo otra vez, lo puse en la otra oreja. Sonaba menos!

Ante la mirada de desconformidad de mi nieta, no le gustó que cambiara las reglas del juego y la dejara fuera, me pasaba el reloj de una oreja a la otra, sin duda que del lado derecho lo escuchaba menos.

Rápida para sacar conclusiones definí que del lado derecho escucho menos, y seguí escuchando menos y mal. Quizás ese día no me había lavado la oreja derecha porque como dije antes,según el test escucho muy bien, aunque del lado derecho algo hay que podría hacer que tuviera dificultades para escuchar sonidos como el canto de los pájaros, cosa que ya quedó claro que escucho muy bien en las mañanas.

Le comenté al enfermero lo del reloj y me preguntó qué tipo de reloj era, le dije que el que llevaba puesto, quiso escucharlo, no pudo!!! Dijo que iba a intentar hacerse el test a sí mismo. Yo probé de nuevo y por lo menos del lado izquierdo lo escucho perfectamente, él no lo escuchó de ningún lado.

Me dijo que agarra el reloj y me fuera, que le había estropeado el día. Pobre, tan simpático que es, y con la pinta que tiene. Yo estaba mareada cuando llegué, él me preguntó si quería que me llevara a upa. Dije que no, es muy joven, si yo tuviera unos 20 años menos sin duda habría contestado que sí.

Bueno, ahora tendré que prestar más atención cuando me hablan, ya no puedo escudarme en que oigo mal.

jueves, 25 de febrero de 2010

Cartel en la entrada del edificio

Cuando salí el domingo me encontré con este cartel en la entrada del edificio:

Me refiero al que tiene el dibujo de dos niños con una pelota. Lo que dice es que está prohibido jugar al fútbol en las escaleras del edificio, y aclaran que es porque molesta a los vecinos. Sí, eso dice! Me dejó pensando: quienes juegan al fútbol en las escaleras?

Sabía que estaba prohibido jugar al fútbol en los jardines entre los edificios, y es lógico, por qué jugar ahí si hay una cancha de fútbol en una parte del jardín. Pero que lo prohibieran en las escaleras?!

Trato de imaginarme como llegaron a la conclusión de que era necesario prohibirlo. Se habrán reunido los mandamases a discutir los problemas de la zona y cómo resolverlos. Alguien habrá planteado el problema de quienes juegan al fútbol en las escaleras, supongo que a pesar de que nunca lo ví ni escuché a nadie que lo comentara, habrá suficientemente muchos como para que se plantee como un problema a resolver.

Y para mejorar el bienestar de todos los habitantes de la zona, decidieron que era hora de tomar medidas y prohibir el futbol en las escaleras. Tomada la resolución encargaron a alguien que diseñara el cartel (vieron que trabajo pusieron? hasta un lindo dibujito), que se imprimieran una cantidad de cartelitos anunciando la tal prohibición y luego enviaron a algunos empleados a colgar el cartelito en todas las puertas. Ahora es de esperar que podamos vivir en calma sin los supuestos jugadores de fútbol corriendo tras la pelota por las escaleras.

Como nunca ví a nadie jugando al fútbol en las escaleras, me pregunto como harán. Tendrán un arco en cada piso? o un arco en el descanso de la escalera y el otro medio piso para arriba o medio piso para abajo?

También me pregunto cual será la próxima prohibición. Subir las escaleras en bicicleta? Plantar árboles en los escalones? Hacer una fogata en el ascensor? Quedan montones de cosas por prohibir! Me dan ganas de desempolvar aquel viejo cartel tan conocido en mi adolescencia: Prohibido prohibir.

domingo, 21 de febrero de 2010

Tenía algo que contarles

No es que hoy no tenga nada que contar, ayer en la tardecita pensé en algo que quería comentarles hoy, o sea que ayer tenía algo para contarles hoy, pero hoy por más que intento recordar qué era, no puedo.

Ni siquiera me acuerdo relacionado con qué estaba lo que iba a comentarles o contarles. El pensamiento se desapareció, es como cuando se está escribiendo un mail y antes de terminarlo y enviarlo, el mail se desaparece y quedamos con un signo de interrogación en la cara, preguntándonos qué habremos hecho, cual tecla apretamos, al mismo tiempo que pensamos (o decimos) palabras que nuestras madres no nos enseñaron, y tratamos de acordarnos qué fue lo que escribimos (rara vez lo logramos) para recomenzar el mail.

Internet nos ha desarrollado la capacidad de pensar varias cosas simultaneamente, lo que podría ser positivo. Pero también tiene algo negativo. Creo que nos está desarrollando una especie de fatalismo.

Desapareció un mail? eso pasa, no hay nada que hacer. La computadora no quiere hacerme caso, eso pasa, no hay nada que hacer. No puedo entrar a un sitio web, eso pasa, no hay nada que hacer. La lista sería larga pero la dejo por aquí, ya saben a qué me refiero.

Nos estamos acostumbrando a que las cosas suceden, sin cuestionarlas, para qué hacerlo si no entendemos nada de los misterios cibernéticos, lo que es lógico, si los entendiéramos no serían misterios. Parece que a medida que la tecnología se va desarrollando, nosotros vamos hacia atrás, estamos rodeados de un mundo incomprensible. Así como en la edad de Piedra el Hombre, supongo yo, no entendía los fenómenos naturales, nosotros no entendemos los aparatejos modernos.

Y cuando no entendemos algo y pensamos que no conseguiremos entender, qué hacemos? Pues seguimos el comportamiento del Hombre de la edad de Piedra, adoramos a quienes demostran cierta capacidad para dominar los fenómenos de la naturaleza, perdón, quise decir, los aparatejos modernos.

No les construímos altares porque o no tenemos lugar o no combinarían con el estilo de la casa, pero sin duda los adoramos cuando reviven nuestras compus y estamos dispuestos a ofrendar un sueldo para ello. Yo, como ya conté en otra oportunidad( otro post), cada tanto tiempo hago alguna ofrenda frente a la compu para aplacar la ira de los dioses cibernéticos, que o no quedan conforme con mis ofrendas o están durmiendo cuando las hago.

Bueno, por más que hablo, o escribo, haciendo tiempo, no consigo acordarme que era lo que tenía para contarles, eso pasa, no hay nada que hacer.

jueves, 18 de febrero de 2010

Nuevamente sin nada que contar

Y bueno, aquí estoy otra vez sin nada que contar, por tanto tengo dos opciones, o me callo la boca o me pongo a hablar de bueyes perdidos. Ya me conocen y saben que no soy muy de dejarme llevar por aquello de en boca cerrada no entran moscas. Ni corte le doy a ese refrán, si estoy en Suecia en pleno invierno, las moscas no solamente no las veo en la leche, no las veo por ningún lado.

Por tanto tendría que seguir la alternativa de hablar de bueyes perdidos, con lo que se me complica bastante la cosa. No solamente por lo tan sabido de que rara vez se ha perdido un buey del que hablar, sino porque no soy muy buena para distinguir el ganado.

Cuando chica íbamos a un balneario, la carretera pasaba por campos donde veíamos vacas. Todas las vacas blancas con manchas marrones y algunas con manchas negras. Un día me llamó la atención ver una vaca toda negra, ni la más mínima manchita blanca. Se lo hice notar a mis hermanos, que se rieron y me dijeron que no era una vaca sino un toro.

Rápida para hacer asociaciones de ideas, mi cerebro dejó registrado: si tienen manchas son vacas, todo negros son toros. Era bastante chica e inocente, muy inocente, y en esa época de ciertas cosas se hablaba muy poco.

Un par de años después estábamos en casa de unos primos que vivían en el campo. Salimos a caminar y pasamos por un lugar con muchas vacas, yo quise entrar a ese campo, pero me dijeron que había toros y no era aconsejable meterse ahí. Yo miré bien vaca por vaca, todas blancas con manchas marrones, es decir, no ví ningún toro. Nuevamente se rieron de mí.

Entendí que el mundo era más complicado de lo que yo pensaba. También aprendí que las manchas no era el elemento primordial para diferenciar toros de vacas.

Con esos antecedentes, que siempre que hay ganado de por medio se rién de mí, pues prefiero no hablar de bueyes perdidos. Con lo que sigo con problema de no tener nada que decir. Y me pregunto por qué, en la era cibernética, la gente se empeña en hablar de bueyes perdidos, no sería hora de hablar de programas perdidos, carpetas perdidas, mails perdidos, y todas esas cosas que solemos perder apenas nos sentamos junto a una compu?

A no olvidar la paciencia perdida, quien no la pierde intentando entender como funcionan los aparatejos modernos y computariles? Sin dejar de mencionar el tiempo perdido en leer posts como éste, si es que alguien llegó hasta aquí a pesar de que dije que no tenía nada que contar.

domingo, 14 de febrero de 2010

Mi no viaje a la clase de yoga

Ayer me levanté más o menos, tal como pasé varios días, igual pensando en ir a la clase de yoga. Ya el sábado había pedido taxi (tengo boletos para andar en taxi, pago como si fuera transporte colectivo y en realidad como que lo es ya que puede pasar que comparta el taxi, o minibus porque a veces es como un ómnibus chiquito con lugar para algunas sillas de ruedas, con otras personas en la misma situación que yo).

Bueno, la clase empieza a las diez, el local es a unos cinco minutos en auto, yo pedí taxi a las nueve y media. Vino cinco minutos atrasados, sin problemas, igual llegaría en hora. Apenas me senté empecé a sospechar que quizás no pero quería pensar que sí, que había tiempo de sobra.

Arrancamos, anduvimos un par de metros, paramos porque un aparatito que había en el vidrio frente al chofer se cayó, ahí estuvo el chofer tratando de pegarlo nuevamente al vidrio, al fin lo consiguió.

Cuando arrancamos de nuevo me dijo que tenía que ir a buscar a otra persona antes de ir a dejarme a mí. Pregunté a donde teníamos que ir. Dijo que era aquí en la zona. No hay problemas pensé, llego a tiempo.

Y anduvimos y anduvimos para el lado contrario del local, y llegamos al barrio de al lado. Nos metimos por una zona de edificios, no es tan lejos pensé, llego a tiempo. Salimos de esa zona de edificios sin haber parado a recoger a nadie.

Seguimos por la calle principial algunas cuadras más. Nos metimos en otra zona de edificios, dimos una vuelta grande y volvimos a la calle principial sin haber recogido a nadie. Empecé a preguntarme si el chofer sabía qué estaba haciendo.

Me habrá leído el pensamiento porque me dijo que el GPS (ese guía electrónico que va mostrando el camino, que es el aparatito que se cayó al comenzar el viaje) le había mostrado mal el camino (GPS despistado me tocó, o será que se golpeó la cabeza al caer y quedó mareado). El chofer paró para buscar un plano de calles, método antiguo pero más seguro.

Le pregunté a qué calle teníamos que ir, yo conozco ese barrio y supe donde quedaba esa calle, para ahí fuimos luego de dar una vuelta grande porque estábamos lejos. La cosa fue encontrar el número y por donde estábamos los números iban ascendiendo y teníamos que ir al número 10.

Como aquí no parecen tener ninguna lógica en la numeración de las casas, nos costó encontrar el número diez. El chofer paró en el número 14, donde hay una peluquería y me dijo que era raro porque teníamos que ir al número diez, a esa peluquería, algo no coincidía, supuso que sería la entrada que estaba del otro lado del edificio.

Fuimos para el otro lado, que por supuesto seguía siendo el número 14 y la persona que teníamos que recoger no estaba. La llamó a su celular. La mujer se puso furiosa de que estuviéramos en el número 14 cuando ella vive en el 10.

Estando el chofer en esa discusión apareció otro auto, por ese camino pasa solamente un auto, el chofer del otro auto hacía señas que retrocediéramos, el chofer, concentrado en la discusión por celular no lo vió o no le hizo caso y seguía avanzando.

Tuve que decirle que le hacían señas y empezó a retroceder mientras seguía discutiendo con la mujer. De pronto puso el celular en mi mano y dijo que hablara yo, que él no le entendía nada! Y así quedé yo hablando con la mujer furiosa, realmente era difícil entender lo que decía. Intenté hacerle preguntas que tuviera que contestar con poquitas palabras, pero la mujer estaba tan enojada que no paraba de rezongar.

Finalmente entendí lo que decía y le dije al chofer para donde tenía que ir, así llegamos al número diez, donde no era la peluquería ni sé para qué la habían nombrado, pero llegamos a la puerta que tenía escalera, tuvimos que dar vuelta e ir al otro lado del edificio donde estaba la mujer esperándonos sin una sonrisa.

Ella estaba en una silla de ruedas, lo que implicó que el chofer tuviera que bajar la rampa electrónica que baja lentamente, abrir las puertas, subir la silla a la rampa, hacer subir la rampa, entrar la silla al taxi (o minibus), atar o poner varias trancas a la silla, como no tenía lugar, salió por la puerta de atrás, entró por la del costado para seguir poniendo trancas. Recién después se sentó para seguir manejando.

A esa altura eran ya pasadas las diez y yo no me sentía nada bien. Le dije al chofer que me llevara para casa de nuevo. La mujer encontró ahí otro motivo para darle rienda suelta a su desconformidad. Decía que perderíamos tiempo. Ella iba a ir a un centro comercial de compras y había pedido taxi de vuelta a las once, si no la llevaban a ella primero no tendría tiempo de hacer sus compras.

Le expliqué que mi casa quedaba de camino, que no era necesario dar vueltas extras, pero no la conformé. En eso le llega mensaje al chofer, era él que tendría que ir a buscar la mujer a la vuelta de sus compras. Se lo dijo a la mujer pero ella insistía que no le daría el tiempo. El chofer le propuso que cambiara de hora.

La mujer furiosa llamó a la central a pedir cambio y de paso les contó en detalles su versión de cuanto había tenido que esperar, en realidad fueron cuatro minutos ya que ella había pedido taxi para más tarde que yo, y como el chofer no había encontrado su casa. El chofer me miraba con cara de víctima.

Y a las diez y veinte volví a casa. Si no me hubiera sentido mal igual no habría podido ir a la clase, habría llegado casi media hora tarde y no iba a entrar con la clase ya comenzada. Después de todo fue mejor porque yo no me sentí nada bien, al rato de estar en casa andaba con el estómago revuelto y varios malestares, no habría podido estar en la clase hora y media, estuvo mejor que pude pasar tirada en el sofá.

A veces las cosas parecen malas en el momento pero después se entiende que mejor que pasaron así, como hace poco cuando fui a comprar lanas para seguir la manta de mi nieta y se habían acabado dos colores, después resultó que no quedaban bien esos colores en el cuarto de mi nieta.

Bueno, hoy pasaré descansando. Que tengan un lindo domingo y lindo día de los enamorados quienes estén enamoradas! (creo que también cuenta cuando se está sola pero enamorada de la vida).

lunes, 1 de febrero de 2010

Alarma en mi dormitorio! segunda parte

Bueno, sigo con la alarma en mi dormitorio, que con tanta alarma la verdad que de dormitorio no tenía nada, sería imposible dormir ahí adentro! dejé la historia haciendo tiempo para que se despertaran mis vecinos y poder preguntarles si también ellos escuchaban ese ruidito.

Cerré la puerta de mi cuarto y así se escuchaba menos, pero recordando una vez que la ventilación andaba mal, es decir la estaban arreglando un viernes, y cuando se fueron para disfrutar del fin de semana, no se dieron cuenta que algo no estaba como debía, no sé que, pero sí sé que ese fin de semana no pudimos dormir mucho.

Los cuartos no hicieron honor a su nombre y fue imposible dormir, daba la impresión de que un avión estaba sobrevolando el edificio, o que estuviera volando justito al lado de la ventana. Como decía, recordando aquella vez, ya me estaba haciendo la idea de dormir en el living y con un acolchado sobre la cabeza.

Unas horas más tarde llamé a mi vecina de arriba, normalmente se levanta temprano también ella, pero sé que está engripada y no quise llamarla antes. La llamé a preguntarle si necesitaba que le comprara algo y si sonaba algo en su dormitorio, pero ni necesitaba comprar nada ni sonaba ninguna alarma en su casa.

Yo sí necesitaba comprar algo y después de almorzar me fui al supermercado pensando que a la vuelta tocaría timbre en casa de otros vecinos. A poco de haber salido de casa, supongo que con ayuda del aire frío, me despabilé y se me iluminó la lamparita!
Y casi que ni quisiera decirles qué se me ocurrió que podría ser, pero ya que conté hasta aquí, no puedo dejar de contarles el resto.

Abajo de la calefacción hay un montoncito de juguetes de mi nieta, arriba del todo una mantita que le tejí. Ayer ví que la mantita se cayó, la levanté, reacomodé los juguetes y al ratito, menos de un minuto, fue que empezó el ruido, como justo en ese momento yo había prendido la compu y una vez me pasó eso de que sonara como una alarma al prenderla y después nunca más puede usarla, pues inmediatamente pensé que podía ser la compu y por eso la apagué, bueno esa parte de la historia la conocen.

Camino al supermercado pensé si no podría ser que la mantita o algún otro juguete se cambió de lugar sin llegar a caer al piso, pero suficiente cambio como para apretar la balanza que tiene la caja de supermercado de juguete de mi nieta, cada vez que se pesa algo hace un ruidito.

Ni que decir que volví de hacer las compras corriendo para mi cuarto, moví un poquito en la montañas de juguetes y se hizo silencio!!! y abajo de algunas cosas estaba la caja del supermercado!

No puedo dejar de pensar que realmente estuve bien no ofendiéndome con la telefonista que me preguntó si tenía un despertador en el cuarto, no era el despertador pero no puedo negar que tan errada no estaba!

Tampoco puedo dejar de pensar qué baterías fue que le puse a esa caja de supermercado? hace ya dos o tres años que la compré, hemos jugado muchísimo con ella, y ahora estuvo unas cuatro horas sonando sin parar y las baterías no se agotaron. Bueno, fue un gran alivio cuando se hizo silencio.

domingo, 31 de enero de 2010

Alarma en mi dormitorio!

Alarma en mi dormitorio! Desde ya aviso que no escribiré mucho ni hará visitas por la red hoy, por lo menos no hasta que no deje de sonar la alarma en mi cuarto! No suena fuerte pero molesta, es como un piiiiiiiiip continuo y que me costó ubicar de donde venía.

El día empezó tranquilo, me desperté poco antes de la siete, me levanté, preparé mi alfombra y almohadón de yoga, hice los ejercicios que hago en la mañana, acostumbran llevarme media hora, hoy estaba tan concentrada que me llevaron 45 minutos.

Luego desayuné en calma. Acomodé la cama mientras prendía la compu. La compu se trancó, a veces le pasa y hay que desenchufarla y volver a prenderla, así hice pero esta vez al volver a prenderla, a los pocos segundos comenzó esa alarma.

Por supuesto me alarmé! que después de todo para algo son las alarmas. Inmediatamente apagué la compu, seguía la alarma, apagué el monitor, seguía la alarma. Desenchufé la compu, seguía la alarma, desenchufé la cedetera, seguía la alarma. Yo estaba cada vez más alarmada.

Alarmada y extrañada, cómo podían seguir sonando los aparatos cuando no solamente los había apagado sino también desenchufado? Mi pesadilla se hacía realidad, los aparatejos cobraron vida y ya ni necesitaba estar conectados!

Ya me los estaba imaginando caminando amenazadores hacia mí, pero recordé ejercicios de yoga, respiré hondo e intenté recobrar la calma. Pensé en la ventilación, el ruido podía venir de ahí. Fui a la cocina a buscar una silla, me paré con un oído cerca de la rejilla de la ventilación, allá arriba en la pared cerca del techo como están, y sí, podía venir de ahí.

Busqué el número de teléfono donde llamar cuando algo se rompe. Llamé, habían cambiado de número. Llamé a ese otro número, después de una larga lista de distintos horarios me dieron otro número para llamar en fines de semana y noches. Llamé, me dijeron que como solamente suena en el dormitorio y no en el resto de la casa, no debe ser la ventilación y ellos por tanto no harían nada.

Me preguntaron si no tenía despertador que pudiera estar sonando, casi me ofendí pero respiré hondo nuevamente y les dije que sí tengo pero ni suena así ni tenía prendida la alarma. Propusieron que fuera a la casa de mis vecinos a ver si a ellos les pasaba lo mismo. Y si no les pasa? no se iban a poner muy contentos de que yo a esas horas de la mañana en domingo, fuera a tocar timbre. Quedamos que espero un rato, y a una hora más razonable, si sigue la alarma, voy a visitas vecinos, y si sigue el problema que llame de nuevo.

Y bueno, aquí estoy, haciendo tiempo y por enloquecerme con ese ruidito agudo taladrándome la cabeza. Posteo, apago la compu y huiré del cuarto.

domingo, 17 de enero de 2010

Sin nada que contar

No tengo nada que contar. No estuve haciendo nada ayer, solamente fui al supermercado, una ida más, no tenía nada en especial que comprar, simplemente lo de siempre. Fui por el camino largo para caminar un poco más ya que no tenía nada en que ocupar mi tiempo.

No hacía frío, sólo un par de grados bajo cero, ni guantes hacía falta ponerse. Gorra sí me puse, aunque no tanto porque hiciera falta sino porque cuido a mis ideas, no quiero que tomen frío. No es porque sean tan fantásticas, pero son mías y por tanto las quiero sin juzgarlas, no me fijo si son buenas o malas, igual siento cariño hacia ellas.

No soy como mi mamá que cuando vino de visita se negaba a usar gorra ni ponerse la capucha de su tapado, para no estropearse el peinado, a pesar de que hacían -31. Ni como el hombre que ví hace poco, un día de tormenta de nieve y mucho frío y ahí iba él caminando muy tranquilo sin nada sobre su cabeza, ni siquiera pelo.

Yo sé que ponerme gorra me achata el pelo, y al sacármela una parte del pelo queda pegado a la cabeza y otra parte queda parado. Entre elegir mantener el peinado y cuidar mis ideas, me quedo con las ideas, aunque más de una vez me hayan traído problemas, ya dije que no siempre, o muy rara vez, son brillantes, pero no por eso las voy a descuidar.

Después de todo también el pelo puede traer problemas, a las mujeres porque no sabemos como peinarlo, o porque no se queda como quisiéramos, o por que lo tenemos lacio cuando lo queremos ondulado, o lo tenemos ondulado cuando lo queremos lacio, o no tiene el color que quisiéramos, o qué sé yo, quien no tiene problemas con el pelo?

Los hombres también tienen sus problemas con el pelo, aunque algo diferentes a los nuestros. Ellos se preocupan más por la cantidad, que a muchos les va disminuyendo con el paso de los años, a algunos más que a otros. Y ellos a veces lo ven como un símbolo de masculinidad o qué sé yo como símbolo de qué, pero parecen competir por quien mantiene más pelos a pesar de la edad.

Así hacía uno con quien yo salía hace unos años, él estaba muy orgulloso de su frondosa cabellera y se pasaba comparando con otros hombres de su edad que ya lucían distintos grados de peladez.

Hacia el final de nuestra relación, cuando estaba en esa etapa en que sus defectos y actitudes ya no me resultaban simpáticas sino por el contrario me irritaban cada vez más, comenzó a salirme la Themis mala, aquella que de adolescente mis amigas llamaban Gracielita, semillita de maldad. No porque en aquellos años tuviera otro nombre, no, no era eso, siempre me llamé Themis, pero me decían así por un personaje de una serie que salía en un diario o revista.

Y bueno, cuando mi semillita de maldad empezó a dar frutos, cada vez que ese hombre hacía un comentario sobre el poco pelo que tuviera quien se cruzara en nuestro camino, yo le decía que es común que las mujeres encuentren muy sexys a los hombres pelados.

Ya que estaba en esas, hacía otras similares. Por ejemplo este hombre había leído algo sobre el arte de hablar y capturar la atención de los oyentes. Me contaba de la importancia de hacer pausas para despertar la curiosidad o el interés de quien escucha.

La teoría la conocía muy bien, su práctica dejaba bastante que desear. Las pausas no siempre las hacía en el mejor momento y sobre todo, las hacía demasiado largas. Ya se imaginan que al principio de nuestra relación yo respetaba esas pausas, pero al final no, por pura maldad, lo reconozco, era porque me molestaba simplemente, cuando él estaba contando algo y hacía una de sus pausas, yo me ponía a hablar de otra cosa, como si pensara que él ya había terminado su relato.

Como a Graciela, semillita de maldad, me gustaba leerla en el diario o revista, pero no me sentía nada cómoda cuando le daba por hacer acto de presencia en mi vida, pues corté la relación con ese hombre que tanto despertaba mi malicia.


Bueno, como les decía al principio, no tengo nada que contar, y para no tener nada que contar ya dije bastante.