Este blog es un derivado de mi primer blog, Mis manualidades, donde pongo fotos de mis manualidades (qué original), recetas y relatos sobre mi vida. Quizás, tal como las personas que comienzan con las operaciones plásticas y luego que empiezan a hacerle arreglitos a la naturaleza, no pueden parar de hacerse mejoras y terminan como caricaturas a sí mismas, me haya vuelto adicta a los blogs y ahora no pueda dejar de abrir uno tras otro ya que en realidad es el cuarto que abro.
Este blog será dedicado solamente a relatar sobre mi vida que es como la de todos, o casi. Mucho de lo que escriba aquí ya lo publique en mi otro blog y ahora lo trasladé.

Tengo el pelo gris pero puse una foto donde estoy con el pelo verde, lo hice así por dos cosas, una porque creo que así quedo cuando tengo que enfrentarme a los aparatejos modernos (léase: todo lo que se ha inventado luego de la rueda), me sacan canas verdes; y otra porque me gusta como queda y si pudiera me lo teñiría así.
Abajo del todo hay una ventanita donde pueden dejarme saludos, también pueden dejarme comentarios o saludos debajo de cada post (cliqueando donde dice Comentarios).

En el costado, más abajo de mi foto, está el archivo ordenado por temas, cliqueando ahí pueden ver los posts que publiqué antes, o pueden cliquear abajo del todo (antes de la ventanita de los mensajes) donde dice Entradas antiguas.


domingo, 31 de mayo de 2009

Esperando a mi primer hijo

Sigo con el idioma, sí estoy ensañada, es un milagro que todavía siga siendo una lengua viva y no le esté haciendo compañía al latín. Llevo ya muchos años haciendo añicos a este idioma, pero él siempre se levanta y sigue muy campante.

Como ya conté en otro momento, al poco tiempo de estar aquí quedé embarazada. Para ir al médico iba con traductora, pero tengo anemia y a veces tenían que internarme para darme transfusiones, no podían internar también a una traductora y yo quedaba librada a mis conocimientos de sueco o a mi suerte.

En esos tiempos eran salas grandes, con tres o cuatro pacientes en cada cuarto a veces más. Todas hablaban y hablaban y yo no entendía nada. Una que trabajaba ahí había estado en España y sabía algo de español.

Me lo dijo, en sueco, muy orgullosa. Yo ya me imaginaba charlando con ella, pero no sabía decir mucho más que "hola, dos cervezas por favor", lo que no daba para discusiones profundas. De todos modos siempre me alegraba ver que estaba ahí, por lo menos podía saludar en español a alguien y reconozco que ella intentaba comunicarse conmigo.

Cuando más lamentaba no dominar mejor el sueco era cuando llegaba la hora de elegir la comida. Junto con el desayuno nos dejaban una tarjetita donde decía las alternativas de comidas que había, se elegía haciendo una crucecita al lado de lo que se quería comer.

Por ejemplo se podía elegir entre carne de vaca o de cerdo, y si se la acompañaba con papas hervidas o al horno o puré o arroz, también las bebidas podían elegirse, pero no vino, ni tinto ni blanco. Y que tipo de pan se quería comer.

Como yo no tenía idea de lo que decía esa tarjetita, la llenaba como quien llena un cupón de lotería más o menos, ponía crucecitas por aqui y por allá, con la esperanza de ganarme la grande y que me trajeran algo rico de comer.

Como acostumbra suceder con las loterías, pocas veces ganaba. A las otras que estaban en la misma sala les llamaba la atención las combinaciones que hacía yo, les parecían muy raras, a mí también!

Pasaron los meses y cuando faltaban un par de semanas para que naciera mi hijo, me internaron. Un día vino la ronda de los médicos, sin traductora esa vez, me hablaron y hablaron, no entendí nada. Hicieron un esfuerzo de hablar con pocas palabras, estilo telegrama.

Entendí entonces que al día siguiente sería el parto, deduje que sería cesarea. Llamé a casa a avisar. Hablé con mi mamá que había llegado unos días antes. A mamá le sonó muy extraño, no había motivos para cesarea, a mí también me lo pareció.

Pero no quise preguntar, primero porque no sabía como preguntarlo y segundo porque si por casualidad consiguiera preguntarlo, sería seguro que no entendería la respuesta.

Cuando se dieron cuenta que yo esperaba que me hicieran cesarea se sentaron a explicar un poco mejor, trajeron a alguien que sabía algo de español. Así pude enterarme que mi doctora comenzaría sus vacaciones y quería que el parto fuera antes de irse. Aquí la thalasemia es una enfermedad tan poco común que ni siquiera la conocen todos los médicos, que una paciente con esa enfermedad fuera a tener un bebé ahí, era un gran acontecimiento y quien me había atendido en todo el embarazo no iba a perdérselo.

Entendí los motivos del adelanto del parto pero seguía sin entender como sería, me decían que cesarea no, pero tampoco sería natural, y yo no conocía términos medios. Suerte que mamá entendió de qué se trataba y me lo explicó, sería inducción.

Y suerte que al otro día tempranito ya estaba mamá en el hospital y se quedó conmigo todo el tiempo, si bien ella tampoco entendía lo que me decían, por lo menos tenía una idea de que era lo que hacían o irían a hacer.

Se ponía muy nerviosa porque ella se teñía el pelo de color rubio ceniza, color que le quedaba muy bien a su piel y a sus ojos, parecía su color natural, y siempre que estaba conmigo le hablaban a ella, se pensaban que era mi traductora!

En todos lados hacían lo mismo, le hablaban y ella me buscaba diciendome muy nerviosa, casi asustada: "Themis! me hablan!", no sé si se esperaba que yo los rezongara.

En aquellos tiempos se quedaban las madres con sus bebés una semana en la maternidad, siendo primerizas podían quedarse dos semanas. También ahí estaba en sala compartida con otras madres.

Me parecieron muy frías las madres suecas. Tenían a sus bebés consigo algunos ratitos, les daban pecho, los mudaban, los tenían un ratito y los llevaban a la sala donde estaban todos los bebitos.

Yo tenía a mi hijo siempre a mi lado durante el día. A veces venía una enfermera, se lo llevaba y al rato iba yo a buscarlo, me hablaban, no entendía, les sonreía y me llevaba a mi hijo para al lado de mi cama. A veces las otras madres miraban a mi hijo y me hablaban, también a ellas les sonreía aunque no sabía qué me habían dicho pero suponía que nada ofensivo.

Mucho después supe que no dejaban a los bebés todo el día con sus mamás. Seguramente era eso lo que me decían las enfermeras, luego las otras madres, y yo no entendía pero sinceramente me alegro de no haberlas entendido porque así pude tener a mi hijo todo el rato conmigo salvo en la noche. Alguna ventaja tuvo no saber el idioma.

sábado, 30 de mayo de 2009

Sigo aprendiendo sueco

Sigo con el idioma sueco, espero que ayer hayan notado mi bondad de no mandarles deberes (tareas), en realidad es que estaba apurada para alcanzar el ómnibus y no me dió tiempo, qué suerte tuvieron!

No es mi intención dar clases de sueco así que dejo de lado la gramática pronto, pero no todavía, un detalle más: las preposiciones! Nuestra profesora estuvo enseñándonos las preposiciones. Después faltó unos días a clase, supongo que habrá quedado agotada.

Vino otra profesora, seguimos con las preposiciones pero de algunas, cuando las usábamos como nos habían enseñado, nos decía que estaba mal. Luego en la pausa, estando en la cafetería se dió una discusión entre profesores y no se pusieron de acuerdo sobre cuales preposiciones usar en determinados casos. Los alumnos nos mantuvimos sin intervenir en la discusión.

Y bueno, como pudimos fuimos aprendiendo algo. Con ayuda de las señas y un diccionario en la cartera conseguíamos hacernos entender. Cuando debíamos ir a algún lugar donde tendríamos que hablar, antes de ir nos preparábamos muy bien practicando lo que diríamos y cómo.

Un día tuvimos que ir a comprar un cable para la antena de la tele. El diccionario que tenía en la cartera era práctico porque no era grande, no ocupaba mucho lugar ni pesaba demasiado, pero tenía la contra de que no traía muchas palabras.

Encontrar con cuales palabras pedir el cable para la antena de la tele no fue fácil, pero mi ex y yo conseguimos formar algunas frases, las practicamos y nos fuimos a la tienda a comprar el cable.

Nos atendió un empleado que como la mayoría de los suecos parecía estar en una permanente partida de poker, su cara estaba totalmente libre de cualquier detallecito que pudiera siquiera insinuar una expresión de algo.
A veces pensaba que esta gente llevaba su neutralidad a extremos, que alguna vez podrían demostrar algo, hacer un pequeño gesto como para darme cuenta si estaban contentos, tristes, enojados o cansados.

Pero bueno, como les decía nos atendió un empleado, nos preguntó que necesitábamos y al intentar entender lo que nos decía, que no lo habíamos buscando antes en el diccionario, nos desconcentró y se nos borró de la cabeza lo que habíamos practicado.

Sí, algo dijimos, mezclamos palabras, gestos, ruidos, todo un teatro frente al empleado que nos miraba sin perturbarse. Cada tanto tomábamos una pausita para discutir entre nosotros de cual otra manera podríamos decir lo que queríamos. El empleado escuchaba impasible.

Cuando extenuados no encontramos más formas de hacernos entender, el empleado, tan inexpresivo como hasta ese momento nos dijo, "Los cables para antenas de televisión están aquí, cuantos metros necesitan?" en un casi perfecto español.

A veces se daba el problema de encontrar la palabra buscada, ya saben como es, una conoce la palabra pero no la encuentra, y como siempre que se busca una cosa, aparecen otras.

Un día estaba en el supermercado, entre dos estanterías, justo donde tenía que pasar, había dos mujeres paradas, charlando, yo quise pedir permiso pero la palabra permiso se escondió y no hubo manera de encontrarla.

Buscando como se pedía permiso, encontré como pedir disculpas. Así que con mi carrito me las llevé por delante y luego muy educadamente les dije: perdón.

Con el tiempo fui aprendiendo más, y o los suecos cambiaron su manera de ser, cosa muy posible, o yo aprendí a leerlos, cosa también muy posible, y hoy ya no los encuentro tan inexpresivos. Seguramente que yo buscaba en sus caras las expresiones nuestras, pero también las expresiones y los gestos tienen otro idioma.

viernes, 29 de mayo de 2009

Aprendiendo sueco

Estuve contando de cuando llegamos a Suecia, y en esos cuentos no puede faltar el encuentro con el idioma que no se parece en mucho al español, quizás solamente en que se emiten sonidos para hablar, aunque sonidos distintos.

Para empezar tiene más letras, más vocales, como å, ä ö. Pero a pesar de que tienen más vocales, insisten en escribir usando una enormidad de consonantes. Un ejemplo, la calle donde vivía antes se llama Snapphanevägen.

No se me ocurrió otro ejemplo y abrí un diccionario al azar, encontré estas palabras:
hembygdsgård, helgdagskläder, havregrynsgröt, hastighetsbegränsning, handuppräckning. Bueno, ya ven, si bien tienen más vocales las usan poco, o menos que nosotros.

Ni que hablar de los sonidos de las vocales, ni siquiera las que escriben sin aritos ni puntitos arriba dejan de ser complicadas. Las escriben igual pero las pronuncian diferente.

La a si la sigue solamente una consonante, suena casi como una o nuestra. La o, seguida de una sola consonante, suena como una u nuestra. La u, seguida de una sola consonante, suena como una u francesa, esa que se pronuncia haciendo trompita con laboca. La e, seguida de una sola consonante suena casi como una i nuestra.

Ya ven, entreveraron todo! y para complicarla más le cambian el sonido a las vocales según la cantidad de consonantes que las sigan. Así es como la o antes de una consonante es una u, pero antes de dos consonantes es realmente una o. También las otras vocales pueden sonar normales si las siguen dos consonantes.

Las consonantes que tanto aman, si bien no son más que las nuestras, o mejor dicho son menos porque no tienen la eñe, se las combina para producir una serie de extraños sonidos que a los hispanohablantes nos es casi imposible articular.

Que les parece si les digo que hay combinaciones de letras que se pronuncian como un algo intermedio entre el sonido sh inglés (o el de la y o elle de los uruguayos y argentinos) y la jota de los españoles. A ver, quien encuentra ese punto intermedio?

Si vamos a la gramática y no nos queda más remedio que ir si queremos aprender este idioma, entonces podemos encontrar varios motivos para dar votos de silencio, o enojarnos y negarnos a dirigirle la palabra a nadie, o recluirnos bajo la cama, que es más calentito que irnos a vivir de hermitaños en una cueva (a no olvidar el clima de este país).

Empiezo por los plurales. En español nos conformamos con agregar eses, en caso que la palabra en singular termine en consonante, agregamos es. En sueco hay cinco maneras distintas de formar plurales.

Y empecé mal porque para formar los plurales hay que primero conocer el artículo que va delante de los objetos, que aquí no son masculinos o femeninos, los objetos son asexuados, no tienen sexo como en español. A las palabras en vez de con el o la, se las determina con un En o Ett, pero no hay nada que diga a cuales hay ponerles ese en o ett adelante, o atrás porque también puede ponerse al terminar la palabra.

Ejemplo una mesa = ett bord la mesa = bordet
una silla =en stol la silla = stolen

Bueno, siguiendo con los plurales, hay una forma de plural que es así: si la palabra es una palabra En (así las llaman, palabrasEn y palabrasEtt), y termina con a, entonces el plural se forma cambiando la a por la terminación or
Ejemplo: en blomma (una flor) en plural es blommor

Entonces viene la pregunta, como saber si la palabra es en o ett, la explicación es la siguiente: si la palabra termina en a y en plural termina en or, entonces es un una palabra En.
Un ejemplo, o el mismo ejemplo anterior: para saber si el artículo de blomma es en o ett, hay que pensar que termina en a y su plural es blommor, o sea termina en or, por tanto el artículo será En.

Quedó claro? bueno, a ver, que está primero: el huevo o la gallina?

Y como tengo que salir y me supongo que es hora de ir a tomarse un calmante de dolores de cabeza, la dejo por aquí y seguimos la clase otro día.

jueves, 28 de mayo de 2009

Ayudando en la parada del ómnibus

Le doy un descansito a mi memoria y dejo de recordar aquellos primeros tiempos en Suecia. Paso un post de mi otro blog, ésto me pasó un día en que había ido al barrio de al lado a hacer unas compras y volvía ya para casa:

"Estaba en la parada cuando se me acercaron dos muchachos con pinta de asiáticos y me preguntaron en inglés donde paraba el ómnibus para Ikea (una mueblería). Como también dijeron Ikea en inglés y suena distinto, pensé que me preguntaban a qué horas pasaba el ómnibus y a esa pregunta imaginaria (sí, tengo gran imaginación sobre todo cuando me hablan en inglés), contesté.

Repitieron la pregunta, pobres, no había nadie más a quien preguntarle. Les señalé la parada pero al mismo tiempo que señalé y les dije "ahí", me dí cuenta que la habían cambiado de lugar.

Empecé a mirar para todos lados buscando la parada y no la ví. Les dije que era el ómnibus 467 que tenían que tomar, enseguida me dí cuenta que había dicho mal, que era el 567. Para compensar tanta información erronea que les estaba dando, los llevé a donde está la pantalla que muestra a qué horas pasan los ómnibus y en cual lugar paran.

Ahí me dí cuenta que el 567 paraba en el mismo lugar que el ómnibus que yo estaba esperando, así que los llevé al mismo lugar que habíamos estado parados un momento antes y les dije que era ahí que paraba. Tres veces me preguntaron si estaba segura que era ese el ómnibus que pasaba por Ikea y si realmente era ahí que pasaba, serán tan desconfiados en el Asia?

martes, 26 de mayo de 2009

Sigo con el verano

Sigo con el verano. Era mitad de verano cuando mi mamá vendría a visitarnos para estar aquí a la llegada de mi primer hijo. Le recordé que aquí, siendo el mes de julio, era verano.

Y preparada para el verano vino. Traía dos valijas, una llenita de ropa de bebé, la otra con su ropa de verano. Por supuesto que aprovechó el viaje para hacerse más ropa de verano, no podía desperdiciar una oportunidad así.

Luego no perdía oportunidad de reprocharme que le hubiera dicho que aquí era verano, no pudo usar nada de la ropa que trajo. Usaba mis abrigos, suerte que somos más o menos del mismo tamaño.
Pienso en aquellos tiempos y escucho el eco de sus palabras: pero vos me dijistes que era verano!

Mi papá vino algunas veces, él quería conocer todas las estaciones, tuvo suerte que cuando vino en verano fue uno de los veranos más lindos, calurosos y largos, así como luego pasarían a ser, fuera de lo común que se está transformando en lo común.

Pero volviendo a los viajes de papá. Luego de conocer todas las estaciones decidió que a partir de entonces cuando viniera sería en verano, por tanto recibimos su visita dos o tres veranos después. Fue un verano sueco.

Papá contaba que había conocido el invierno, el verano, el otoño, la primavera y eso. No lo consideraba verano a pesar de que le decíamos que es así. O era, los cambios climáticos aquí se han hecho muy notorios y desde hace unos años podemos pasar los 30 grados, el verano empieza más temprano que antes y dura hasta finales de agosto o principios de setiembre.

Fue interesante cuando empezaron los veranos calurosos. Los suecos actuaban como habían hecho antes, es decir aprovechando a abrir las ventanas, a dejar entrar el sol, mucho sol, todo el sol posible. Las casas aquí están construídas para mantener el calor. El resultado: las casas quedaban hechas unos hornos, o saunas.

Otro choque del verano fue el ir a bañarnos al lago, el agua estaba helada! Después haber pasado el invierno congelado, pero congelado, congelado, al punto que pueden pasar, y pasan, autos sobre el hielo sin que se quiebre, sumado a que las temperaturas no subieran muchos grados más de 20, lógico que al agua le costaba calentarse.

Recién finalizando el verano estaba a una temperatura bañable. La vez que me bañé con el agua más fría estaba a 11 grados. Ni siquiera puedo decir que me bañé, porque me tiré al agua y así como me tiré salí, casi como que reboté en el agua. Me dolieron toditos los músculos del frío.

Es como todo, una se acostumbra a mucho. Hoy me molesta cuando las temperaturas suben de los 25 grados, prefiero que se mantengan cerca de los 20 grados. También el agua de los lagos la prefiero fría. Me bañé algunas veces, en esos veranos calurosos y el agua no ofrecía refresco, no, que no convidara con una coca-cola sino que al meterse en el agua no se sentía casi diferencia, y qué gracia tiene bañarse en agua tibia cuando hace calor?

Claro que sin exagerar, me refiero a que unos 17 grados es una linda temperatura para bañarse, con 11 grados ni loca me meto al agua de nuevo! A menos que sea saliendo de un sauna, cosa que se acostumbra aquí.

En invierno, no en verano. Se bañan en un sauna junto a un lago donde hayan roto el hielo dejando un lugar para meterse, salen del sauna y se meten en el agua rodeada de hielo. Nunca lo hice pero recuerdo cuando vivíamos en la hostería que les conté.

Un día se nos ocurrió ir al sauna de la zona. Fuimos superabrigados, no dejando destapados más que los ojos, quejándonos del frío, y diciendo que no nos sacaríamos toda la ropa, nos quedaríamos en traje de baño, veníamos con nuestra mentalidad pacata de aquellos años en nuestros países.

Entramos, con la argentina y la chilena nos metimos al sauna de mujeres, lo primero que vimos fue un montón de mujeres sin nada de ropa y un cartel que decía que estaba prohibido entrar al sauna con traje de baño. Menos mal que ahí tenían saunas separados, en algunos lugares son en común.

Hicimos caso, estuvimos un buen rato en el sauna y sin trajes de baño, fue una rara vivencia, sentarnos desnudas entre un montón de desconocidas también sin ropas y charlar como si estuviéramos vestidas.

Cuando salimos, camino a la hostería, íbamos con las camperas sin abrochar, sin guantes, sin bufandas, no sentíamos el frío.

Pero bueno, yo estaba hablando del verano y aquí estoy contando del frío. Es que en los primeros años aquí también asociaba el frío al verano.
Ya les contaré más de los saunas otro día.

lunes, 25 de mayo de 2009

El primer verano.

El invierno pasó, fue largo, frío y oscuro pero llegó la claridad y la primavera, el frío seguía. También la primavera resultó explosiva, se vino de golpe, en pocos días estaban los árboles tapados de hojas, crecían flores y el paisaje antes blanco cambió a una gran variedad de tonos de verdes.

Los días se fueron alargando y alargando hasta que casi invadieron la noche, digo casi porque no la invadieron totalmente, le dejaron unas poquititas horas. Nuevo extraño fenómeno, como en el invierno de día era de noche, ahora las noches pasaron a ser también días.

Casi imposible dormir con tanta claridad. No podía ir a acostarme con un sol radiante brillando en mi ventana. Si me despertaba a mitad de noche, llegaba el sol en todo su esplendor a mis ojos, y mi cabeza me decía que era hora de levantarse, pero miraba el reloj y era mitad de noche.

En mi primer año en Suecia aprendí la importancia de mirar el reloj, olvidarme lo que había aprendido de guiarme por el sol o la luz y la oscuridad para hacerme una idea de que horas eran. El reloj era, y sigue siendo, indispensable para saber a que altura de la noche o del día se está viviendo.

Vivían otros uruguayos y argentinos en el barrio, los edificios estaban rodeando en círculo un parquecito, de manera que podíamos vernos de ventana a ventana. Llegando lo que se suponía la noche y hora de dormir, cada uno se iba para su casa para un par de horas después ver que los demás seguían levantados.

Empezaban las llamadas telefónicas y terminábamos reuniéndonos todos en casa otra vez, pasábamos la noche/día jugando a las cartas. Así estábamos de cansados después.

Por suerte luego ya acercándome al final de un embarazo me dormía como fuera donde fuera, y mientras los demás jugaban a las cartas, yo dormía placidamente.

A pesar de tantas horas de sol, las temperaturas no subían, bueno no debería decir horas de sol sino horas de claridad porque como haber mucho sol, no había, llovía casi todos los días!

Pero finalmente notamos que se acercaba el verano, hubo sol algunos días casi de corrido, entre dos o tres semanas. Las temperaturas estaban también subiendo y andaban rondeando los 20 grados.

Comenzamos a hacer planes para el verano que no llegó. Después nos dijeron que esas dos o tres semanas sin lluvias había sido el verano, y nosotros sin saberlo!

En general el tiempo cambiaba a cada rato. Empezaba el día con sol, mi ex y yo hablábamos de como aprovecharíamos el lindo día, en la tarde iríamos al lago o a pasear. Ni que hablar que al llegar la tarde ya no había sol. Así aprendimos que cuando hay sol, hay que salir para afuera ya, porque no se sabe cuanto rato va a durar el lindo día.

En otras palabras el primer verano se nos fue mientras lo esperábamos y planificábamos qué íbamos a hacer. Y entendimos por qué los suecos andaban por la calle persiguiendo rayitos de sol. Nos llamaba la atención, estuvieran donde estuvieran, se paraban de cara al sol.

Iba a la parada del ómnibus y todos los que estaban ahí miraban hacia el mismo lado, no la calle sino para arriba. Podría pensarse que estaban todos mirando algo en especial que pasara volando en esos momentos, pero estaban todos con los ojos cerrados por lo que difílmente podrían estar viendo algo.

Pero no es nada extraño, al contrario, luego de pasar meses en que el sol se limita a cumplir su función de iluminar y eso apenitas nomás, es muy agradable sentir que también comienza a calentar. Aparte de las ganas que se tienen de darle un poco de color a las caras pálidas, amarillentas como están después de la larga noche invernal.

En alguna oportunidad tuvimos la suerte de poder ir a la playa en un lago cercano. Ahí nos llamó la atención la falta de pudor de la gente. Claro que no debería asombrarnos luego de haber estado en el living de la hostería mirando la tele junto a desconocidos en calzoncillos, pero es que en la playa podían sacarse todo, también los calzoncillos.

Recuerdo en especial cuando un hombre llegó a la playa muy vestido, se quitó toda, todita la ropa, luego de estar totalmente desnudo envolvió una toalla a su cintura para acto seguido ponerse el short de baño.

Y con esa imagen en sus cabezas las dejo hasta el próximo relato de nuestros primeros tiempos en Suecia.

Primeros inviernos.

Sigo recordando de nuestros primeros tiempos en Suecia:

Cuando llegamos eran finales del verano, principios del otoño. En poco tiempo más era solamente otoño, nos sorprendió con la rapidez que llegó. Un día vimos que unas hojitas comenzaban a cambiar de color. Viajamos a un barrio de Estocolmo a pasar un par de días en casa de unos amigos uruguayos y cuando volvimos nos encontramos con unos hermosísimos paisajes, no me imaginaba que el otoño pudiera tener tantos colores.

Otro fin de semana fuimos a pasar con esos amigos y cuando volvimos nos recibieron los árboles totalmente pelados, ni una hojita tenían, no me imaginaba que en tan pocos días pudieran caer todas las hojas.

Llegó el 30 de octubre de 1976, me parece que estoy hablando de la prehistoria, o de ayer, estábamos nuevamente en casa de esos amigos, sí, los visitábamos muy seguido. Era la tardecita y muy oscuro ya, estábamos charlando con la amiga dueña de casa, su marido volvió y comentó que estaba empezando a nevar.

Sería la primera vez que vería nieve. Ya quise salir corriendo para afuera a verla, pero me frenaron, eran apenas unos copitos chiquitos mezclados con lluvia y tan oscuro como estaba no vería nada.

Yo hablaba de salir tempranito al otro día a ver la nieve. Dijeron que era demasiado temprano, a esa altura del año la nieve no se queda, se derrite apenas llega al suelo. Para ver nieve tenía que esperar un poco más.

Al otro día nos levantamos y nos encontramos con todo tapado de nieve! Los copitos chiquitos mezclados con lluvia habían pasado a ser solamente copitos y luego copos para terminar siendo copazos. Había nevado toda la noche.

Nuestros amigos estaban asombrados de que no se hubiera derretido, yo asombrada de lo que veía. Tan pacífica como soy, hablaba de guerras de pelotas de nieves. Ellos decían que no planificara demasiado, esa nieve no se mantendría muchas horas más, en un rato ya se derretiría.

Creo que nuestros amigos no jugaban a la lotería, y mejor así porque no acertaban una! La nieve no se derritió ni unas horas más tarde, ni en todo el día ni en el resto del invierno! Se mantuvo hasta principios de mayo.

Fue un invierno que nevó y nevó, y como no se derretía, se iba acumulando, lo que creó problemas de inundaciones cuando en el mes de mayo comenzó a derretirse. Yo la disfruté a más no poder.

Fue una extraña sensación caminar sobre nieve, lo primero que me llamó la atención fue que crujía. Yo caminaba, la nieve crujía bajo mis botas y yo reía. Fue lo primero que aprendí aquí de la nieve, aparte de que es blanca, fría cruje. Luego aprendí más cosas, por ejemplo que hay distintos tipos de nieve.

Empecé a aprenderlo cuando quería hacer pelotas de nieve con nieve "mojada", aprendí cual tipo de nieve sirve para darle forma y cual no, cual cruje y cual es silenciosa.

Esa fue la primera vez que ví nieve, pero no ví cuando cayó. La primera vez que ví nevar estaba en clase de sueco, y fue una hermosa nevada, con copos grandotes que caían lentamente, porque así como hay distintos tipos de nieve, hay diferentes maneras de nevar, bueno, como con la lluvia que el agua cae siempre para abajo, o el costado, pero no siempre en la misma forma.

Recuerdo que estaba en clase, la profesora hablaba y hablaba, no tengo idea de qué, yo ni la escuchaba ni la miraba, estaba concentrada en la ventana. De pronto la escuché llamándome la atención, me dijo que yo estaba mirando para afuera como si nunca antes hubiera visto nevar, le dije que efectivamente era la primera vez que lo veía, quedó asombrada, es como si en Latinoamérica alguien dijera que nunca antes vió llover.

Cuando tuvimos recreo salí corriendo para afuera, miraba para arriba y como niña chica me preguntaba de donde saldría toda esa nieve. Pasaron 33 años, ya veterana por estos pagos, hoy hasta puedo sentir en el aire el olorcito a nieve cuando está cerca, cuando falta poco para que nieve, pero todavía me gusta ver nevar y no me canso de mirar para afuera cuando nieva o todo está tapado de nieve.

Pero el invierno no trajo solamente la nieve, también trajo oscuridad. Sí, sí, oscuridad ya había visto antes pero no había visto que de día fuera de noche, como vivir meses en un casi permanente eclipse de sol.

Acostumbrada como estaba a que de noche duermo, pasaba los días que parecían noches queriendo dormir. Le costó a mi cuerpo aprender a que no porque los ojos vieran tanta oscuridad, los pies tuvieran que llevarme a la cama.

Y como las poquitísimas horas del día, cuatro o cinco, las pasaba adentro, en clase o trabajando, pasaba el invierno viendo claridad solamente los fines de semanas. Una claridad que no es tan clara, generalmente está nublado.

A veces sale el sol, pero es un sol que no solamente no calienta sino que cuando sale, hace más frío. No sé como no me congelé antes de aprenderlo. Con mi mentalidad uruguaya cuando veía sol pensaba que no haría tanto frío y por tanto no me abrigaba lo suficiente justo los días más fríos. Ahora mi cabeza aprendió bien la lección, ve sol y ya dice: abrigate.

Y abrigada andaba por esos tiempos, era una montaña de ropa, apenas dejaba visibles los ojos, que de buena gana también hubiera tapado si no fuera porque necesitaba ver.

Para andar en el subte, o tren local u ómnibus, se compraba una tarjetita a la que se pegaba una foto, cada mes se compraba un sellito y para viajar se mostraba la tarjetita. En una ventanilla había una persona sentada controlando, la gente pasaba corriendo con la tarjetita en la mano.

Yo sigo las instrucciones al pie de la letra, me dijeron que tenía que mostrar la tarjeta y no pasaba corriendo sino que me paraba frente a la ventanilla, mostraba la tarjetita y no me movía de ahí hasta que el controlante, que normalmente estaba leyendo un libro o un diario, dejaba la lectura y me miraban primero como preguntando por qué estoy ahí molestando en lo mejor del libro, y luego con cierto asombro.

Y no es raro que los controlantes miraran así, primero porque no estaban acostumbrados a que la gente los molestara, todos pasaban corriendo sin interrumpirles la lectura, y luego porque yo me fijaba de mostrar bien mi tarjeta, tenía mucho cuidado de que se viera la foto y no estuviera patas arribas, pero mi cara no se las mostraba!!

No, ni loca, con el frío que hacía como iba a andar con la cara destapada. Bajaba la gorra hasta tapar las cejas y subía la bufanda que tapara la nariz, como les decía, apenas dejaba ver mis ojos.

Ya seguiré contándoles de aquellos tiempos, descubriendo un mundo nuevo para mí.

domingo, 24 de mayo de 2009

Cuando llegamos

Les voy a contar de los primeros tiempos en Suecia, llegamos, quien era mi compañero en esos momentos y yo, luego de algunas vueltas sobre las que no entraré en detalles. Nos llevaron a un lugar en las afueras de Estocolmo y muy cerca de la ciudad de Uppsala. Era una especie de hotelcito u hostería

Tenía un edificio con unos pocos cuartos pequeños, un corredor largo, un bañito, un baño algo más grande con una ducha y una especie de living o cuarto de mirar la tele que se compartía entre todos. Al lado había un restaurant o mesada o simplemente un comedor, ahí venían a almorzar quienes trabajaban cerca, los domingos también servían comidas más finas en el comedor fino, con manteles blancos y mejores muebles, y en ese comedor también hacían a veces almuerzos de entierros.

Eso no lo entendíamos muy bien, veíamos que a veces arreglaban esa parte fina del comedor y al mediodía venía un grupo grande de gente a almorzar, todos vestidos de negro o ropas oscuras y a pesar de que habían ido a un restaurant no se los veía muy contentos, nos llamaba mucho la atención, todavía no nos habíamos enterado de que aquí hacen así luego de los entierros.

Cuando llegamos a ese sitio nos atendió un sueco, como no teníamos idioma en común con señas nos dió información, por ejemplo señaló hacia la casona que era el restaurant o comedor, hizo el gesto bastante internacional de comer, nos mostró el reloj y sobre el reloj las horas en que se servía la comida.

Luego nos llevó a donde estaba la parte de vivienda y nos dejó en un cuarto. Mientras nos dió la información por señas, también había hablado en sueco, no habíamos entendido ni una sola palabra pero por lo que escuchamos no teníamos dudas de que el pobre hombre estaba en un ataque de asma.

Tiempo después, cuando entramos en contacto con más suecos, pudimos darnos cuenta que al decir algunas cosas aspiran al mismo tiempo que las dicen (y no como es común que se hable al expirar el aire), lo que da la sensación de que quien habla tiene problemas respiratorios.

Después que el hombre nos dejó, fuimos al living y ahí apareció otro hombre con pinta de no sueco, nos alegramos mucho de verlo, parecía latino y le hablamos en español. Él también se alegró muchísimo de vernos aunque se desilusionó un poco al escucharnos hablar español, era iraní.

Intentamos encontrar idioma en común, nos habló en inglés. Le dije que sabía muy poco inglés y algunas poquitas palabras en francés. Acto seguido empezó a hacernos preguntas en inglés, y yo a contestarlas en francés, con lo que lo dejé bastante desconcertado.

Como evidentemente era un hombre muy inteligente, u observador, o desperado por tener con quien comunicarse, muy rápido se dió cuenta que cosas yo sabía en inglés y cuales en francés y así empezó a hablar él también, mezclando los dos idiomas. Como nosotros también sentíamos mucha necesidad de comunicarnos, con esa mezcla idiomática más las señas para las que usábamos hasta las uñas de los pies y las orejas, pasábamos el día charlando.

A los pocos días apareció un muchachito de Etiopía, ya el iraní nos había contado de su existencia pero no venía casi nunca. Y a las pocas semanas llegaron una pareja de argentinos con una niña de ocho años, y a la semana siguiente una pareja de chilenos. Más tarde también una húngara y un hombre de Uganda.

Los horarios que teníamos eran de desayunar a partir de las nueve de la mañana. Almorzar a las doce. Merienda a las dos de la tarde. Cena a las cuatro de la tarde y después cerraban el comedor. Antes de cerrar nos daban unos termos con café y agua caliente por si queríamos tomar más tarde.

Entre comida y comida teníamos que salir a caminar, hacer ejercicio para que nos viniera hambre antes que nos sirvieran la próxima comida.
Luego comenzamos a ir a Uppsala a estudiar sueco. Desayunábamos antes de irnos a clase, almorzábamos cuando volvíamos pasadas las dos de la tarde y ya a las cuatro, cuando hacía poco más de una hora que habíamos terminado de almorzar, nos servían la cena.

Empezamos a saltearnos el almuerzo o la cena, pero después eran muchas horas sin comer. Empezamos a llevarnos pan y otras cositas del desayuno para tener algo que comer en la tardecita. Por suerte por aquellos años se usaban las carteras grandes y teníamos buen lugar donde esconder esos víveres.

A esa hostería a veces llegaban huéspedes suecos, suponíamos que serían vendedores que estaban ahí por cuestiones de trabajo. Fue uno de los primeros choques con la cultura sueca, ellos llegaban, iban a su cuarto, se sacaban la ropa y luego iban a sentarse al living, en calconzillos! Los primeros días las mujeres optamos por no ir a mirar la tele cuando estaban esos desconocidos en paños menores sentados ahí. De todos modos no perdíamos muchos, si igual no entendíamos nada de lo que decían en la tele. Después nos acostumbramos, dejamos de horrorizarnos y estando ellos o no, estuvieran vestidos o no, igual íbamos al living.

Y ya les seguiré contando de aquel encuentro con Suecia.

sábado, 23 de mayo de 2009

Canciones infantiles

Disculpen que hoy me levanté tan culta, sí, sufro un exceso cultural y poemas y canciones invadieron mi cabeza y ahora también este blog. Con la historia del caracol que le dí de comer a mi tortugo antes de ayer, me quedó en la cabeza aquella cancioncita Caracol col col, saca tus cuernos para el sol que te vienen a matar a la orilla de la mar. Me acordé que hace tiempo en mi otro blog había comentado algo sobre canciones infantiles y lo traje para aquí:

"Antes no pensaba en las letras de las canciones infantiles, las cantaba así como las había aprendido sin reflexionar mucho en lo que decían. Por ejemplo la canción de Tengo una muñeca vestida de azul, zapatitos blancos y medias de tul (bueno hay variaciones en las letras), yo la terminaba diciendo "ánima bendita me arrodillo en vos" en vez de decir "me arrodillo yo", claro que ahora lo pienso y me pregunto qué querría decir yo con eso, o que querría decir el autor de la canción.

Ahora que tengo nieta y que no entiende español, a veces le traduzco canciones-juegos y al traducirlas me doy cuenta que cosas más espantosas se dicen en las canciones infantiles!!

Por ejemplo: Aserrín, aserrán, los maderos de San Juan
piden pan, no le dan
piden hueso, le dan yeso
y le cortan el pescuezo.
A quien se le ocurrió escribir algo así para niños??? Esta canción se la canto a mi nieta en español, no tiene idea de lo que le digo, y más vale!! pero le encanta que le haga cosquillas al terminarla. Creo que si tradujera esa letra y la escucha mi nuera no me deja jugar nunca más con mi nieta.

Pero me gusta seguir la tradición de nuestras canciones y juegos. Siendo mi nieta bien chiquitita le cantaba el que lindas manitos, que lindas que son, que son de sedita, que son de algodón, y a ella le encantaba mirar como yo movía mis manos. Hasta que cuando tenía unos seis meses más o menos, empezó a entender y se dió cuenta que yo hablaba algo que ella no entendía, entonces, pobrecita, quedaba entre mirar fascinada mis manos y mirarme a mí con cara de asombrada y asustada al mismo tiempo, y lloraba y volvía a mirar mis manos y se callaba y vuelta a mirarme asustada y llorar. Dejé de cantarle eso por un buen tiempo.

Mi mamá nos cantaba arrorrós para hacernos dormir, uno era aquel que empieza:
Señora Santa Ana, por qué llora el niño?
por una manzana que se le ha perdido...
Yo se lo cantaba a mis hijos cuando chicos, pero nunca había visto la letra escrita por eso cantaba Señora Santana, pensaba que era un apellido.

Hace unos pocos años leyendo un libro sobre la vida en la época de la colonia, es decir cuando acaban de fundar Montevideo, encontré esa letra y ahí recién vine a enterarme que era señora Santa Ana. Este arrorró se lo cantaban las madres a sus hijos ya por aquellos años, me gustó mucho saber que era una tradición que viene de tan lejos, ya los primeros españoles que llegaron a Montevideo la cantaban.

Y me gusta pensar que le estoy pasando a mi nieta tradiciones o juegos nuestros que vienen de quien sabe cuando, aunque algunos los haya traducido al sueco, como ser el juego con los dedos de la mano en que se dice: éste encontró un huevito, éste lo cocinó, éste le echó la sal.... Se divierte mucho con este jueguito, aunque al principio me preguntaban que clase de juego extraño es ese y como es eso de encontrar huevitos, dónde lo encontraron y cómo es eso de cocinarlos así."

viernes, 22 de mayo de 2009

Estrené el codificador!

Sigo pasando posts viejos, hoy paso dos que son del mismo tema que venía contando, sobre el codificador del banco:

"Ayer fue día de estreno del codificador que les conté hace algunos posts. No le alcanzó con sacarme canas verdes intentando descifrar para qué venía con un cable que no era necesario enchufar, necesitaba complicarme un poco más.

La cosa fue así: tenía que pagar un par de cuentas, como todavía me quedan varios códigos en la tarjeta que pronto perderán vigencia, agarré la tarjeta, entré al sitio web del banco y me encontré con que ya me pedían código del codificador.

Me dije: no hay problemas. Busqué el codificador, la tarjeta para introducir en el codificador y la carta con un PIN COD más el papelito con las instrucciones pero ví que en el mismo sitio web venían las instrucciones y comencé a seguirlas, todo fue bien hasta que me pidieron el PIN COD, fui a dar el que venía con la carta pero ví que decía que había que usar el mismo código que se usa con la tarjeta del automático cuando se va a sacar plata.

Otra vez me pregunté y entonces para qué me mandaron otro?, pero estaba bien clarito, tenía que usar el código de la tarjeta y lo usé. Salió un cartelito diciendo que no era válido, probé de nuevo, seguía sin ser válido.

Llamé al banco. Un muchacho muy simpático me dijo que podía ser que había estado ya mucho rato en el sitio web, le dije que algunos minutos pero no muchos. Dijo que si eran más de cuatro minutos eran muchos. Encima que tengo que usar un nuevo aparatejo, tengo que hacerlo a contrareloj!!

Me dió instrucciones para salir y volver a entrar a donde podía pagar las cuentas y me dijo que probara de nuevo, en el codificador apareció un cartelito diciendo que me quedaba un intento más para probar de nuevo, lo que faltaba!! me limita la cantidad de intentos!!

Y bien, lo intenté y salió un cartelito avisándome que me habían bloqueado la tarjeta! Se lo dije al muchachito y me contestó que no me preocupara, que era solamente por una hora, que intentara de nuevo después de las tres de la tarde.

Lo intenté a las seis, pero apenas pongo la tarjeta en el codificador me dice que está bloqueada. Otra vez llamada al banco. Ahora fue una muchachita que me dijo que no podía usar el código de la tarjeta del automático, a pesar de que es lo dice en el sitio pero se refiere a otras tarjetas y no a la que uso yo (por qué no lo aclaran?). El que tengo que usar es el que me enviaron y yo me preguntaba para qué, ahora lo sé, es para usarlo.

Para desbloquear la tarjeta voy a tener que ir al banco, supongo que con las instrucciones que pusieron deba haber una cola larga de gente que necesita desbloquear tarjetas. Suerte que me quedan tantos códigos en la tarjeta vieja, ya veo que seguiré usándola un tiempo más. Por suerte el muchachito también me dijo que se podía seguir pagando con esa tarjeta y me mostró cómo hacerlo."

Y este es el otro post:

"Fui al banco, no era tan fácil el desbloquear la tarjeta! Llegué al banco cuando estaban por abrir y ya había cola afuera. Al entrar había dos muchachos preguntando qué trámite se iba a hacer e indicando en cual cola había que pararse. Yo expliqué que necesitaba desbloquear la tarjeta del codificador y me mostraron para donde tenía que ir.

Estando ahí, al ratito volvió el muchacho y me preguntó otra vez qué era lo que necesitaba, cuando le dije, me hizo salir de la cola y me dijo que fuera con él hasta una computadora que iba a ver si podía ayudarme, se ve que quedó muy curioso. El pobre no sabía como hacer, después de intentarlo algunas veces me dijo que tenía que ir a consultarlo con un colega. Fue, volvió y siguió intentando e intentando encontrar información sobre cómo desbloquear la tarjeta. Me dijo que podía llevar un rato largo porque era algo que no les había pasado hasta ahora y no sabían bien como resolverlo.

Al ratito me dijo que tendría que ir a consultar de nuevo, y lo ví entrar en una oficina, luego salir de ahí y hablar con otra persona, y luego con otra y con otra, después lo ví hablando por teléfono, otra vez hablar con otra persona y creo que no quedó ningún empleado del banco sin ser consultado.

Cuando volvió me dió un sobre en donde viene otro código y me explicó todo lo que tengo que hacer en casa para desbloquear yo misma la tarjeta, sinceramente no me acuerdo ni la mitad de todo lo que me dijo, pero no importa, también me dió un teléfono al que puedo llamar para que me vayan guiando si tuviera problemas. Ni que hablar que en estos casos pienso que más vale preveer que curar y antes de ponerme a apretar botoncitos ya llamaré a que me guíen.

Pero no lo hice ayer porque cuando prendí la compu hizo un ruido raro, al entrar a internet apareció un cartel que decía 95 Microsoft help... ví que algo raro había y quise apagar la compu, no pude! Opté por desenchufarla, al volver a prenderla hizo el mismo ruidito otra vez y nuevamente aparecieron ventanas, aparte de que estaba superlenta.

Entonces probé a entrar a Outlook Express, ahí también me aparecía la ventana que ofrece ayuda, me leerá el pensamiento? o más bien algo seguía mal. Sin dudarlo actualicé el antivirus, que había actualizado hacía dos días y volví a scannear la compu, no dice que tenga virus, pero igual que hace dos días, me dice que hay un fil que no puede escannear. Hace dos días también escannié con un spy bot y no dijo nada de que hubiera virus tampoco. No sé si igual hay algo, o será la compu que no anda bien. Por las dudas no me meto a desbloquear la tarjeta, una complicación por vez, dos juntas no!

Después siguió funcionando como acostumbra hacerlo pero de todos modos ya no quise meterme con el codificador."

Les cuento que luego aprendí a usar este aparatejo y pago las cuentas por internet sin mayores complicaciones. Estoy esperando con qué me van a salir ahora en el banco, no dudo que ya encontraran algo para seguir complicando mi vida.

jueves, 21 de mayo de 2009

Sigo con el codificador

Sigo pasando viejos post del otro blog para aquí, y sigo con el codificador, y también pongo una foto del famoso aparatito y abajo se ve la tarjeta que hay que ponerle para hacerlo funcionar:


Misterio aclarado! Ahora sé cuando usar el cablecito que venía en el paquete junto con el nuevo aparatejo codificador. Es así, la tarjeta que se mete en ese aparatito sirve para que dé los códigos necesarios para pagar las cuentas por internet, también sirve para hacer compras por internet, y en esos dos casos no hace falta enchufar el aparatito a la compu. Pero sirve también como cédula de identidad cuando se quiere hacer trámites por internet y en esos casos sí hay que enchufarlo con ese cablecito, sí, es algo así como una cédula de identidad internética. Una maravilla ese aparatito, tan chiquito y todo lo que sabe hacer. Seguiré investigando sus virtudes, quien sabe, quizás pueda servirme un té mientras blogueo.

Me siento cada vez más codificada y me pregunto si no hay riesgo de sobrecodificación. Hay que aprenderse una cantidad de códigos distintos y por seguridad no se los debe escribir en ningún otro lado que en la memoria o anotarlos y guardarlos en un lugar seguro. Y yo cada vez que guardo algo en un lugar seguro no lo encuentro más!

Hace unos meses cuando fui a renovar la cédula de identidad, no internética sino la común y corriente, pues dejó de ser tan común y corriente, ahora vienen también con un chips o como se llame y ni que hablar que me dieron un código. Cuando me dieron el código pensé que se habrían equivocado y por las dudas aclaré que lo que yo había ido a buscar era una cédula de identidad.

Me explicaron que quizás salga una nueva ley que lleve a que haya que codificar o hacer no sé qué con las cédulas de identidad, por eso ahora las hacen así y si luego sale esa ley no hay más que activarlas con ese código que luego necesitaré cada vez que me pidan que me identifique.
Ya me veo la cantidad de inidentificables que recorreremos las calles de Estocolmo si sale esa ley.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Pagando cuentas por internet

Sigo pasando viejos post a este blog:

Hace ya tiempo que pago mis cuentas por internet y me siento muy orgullosa porque si bien soy un desastre en estas cuestiones cumputacionales o internéticas, fui la primera en la familia en empezar a hacerlo, sí, hasta antes que mis hijos!! Creo que es en lo único que tiene que ver con la compu que ellos me preguntaron a mí y no yo a ellos.

En eso se salvaron de mis mil preguntas. Los que no se salvaron fueron los del banco que tuvieron que explicarme unas mil veces antes que yo aprendiera. Recuerdo la primera vez que fui a pagar las cuentas, tenía las cuentas y las instrucciones delante mío.

Entré en el sitio del banco y ya lo habían cambiado así que las instrucciones que tenía de poco me sirvieron. Llamé y un hombre muy amable me fue guiando paso por paso hasta que consideró que el resto era muy sencillo y yo lo sabía hacer sola, lo que es no conocerme!

A los dos minutos tuve que llamar de nuevo. No sé cuantas llamadas tuve que hacer pero fueron varias y al final tuve que empezar todo de nuevo porque no se puede estar tanto rato en ese sitio, automáticamente por cuestiones de seguridad se cierra.

Como con todo, con la práctica, el tiempo y la ayuda de los cada vez más desesperados empleados del banco (creo que varios terminaron internados porque apenas escuchaban sonar un teléfono salían corriendo despavoridos) fui aprendiendo y el día que mis hijos empezaron a pagar sus cuentas por internet, pude ayudarlos y contestar sus preguntas.

Y también como con todo, una vez que lo tengo bien aprendido me lo cambian. Hasta ahora usaba una tarjetita que tiene muchos códigos (claves para entrar a mi cuenta, una nueva clave cada vez que quiero entrar), pero dejarán de ser válidas a partir de febrero y me mandaron un aparatito que será quien me dé los códigos a partir de ahora.

Si es que aprendo a usarlo! Como con todo aparatejo moderno, su uso me parece un gran misterio. Lo más misterioso que le encuentro es que en el paquetito que me mandaron venía ese aparatito y un cablecito de esos que se conectan a las compus.

Por supuesto y por suerte también venían las instrucciones de uso, pero ya las leí algunas veces y todavía no encontré qué hacer con ese cablecito. En ninguna parte dice que debo conectarlo, al contrario dice como debo hacer pero aclara que sin conectar el cablecito, y yo me pregunto: entonces para qué me lo mandaron? Volveré a leer las instrucciones o llamaré a preguntar a ver quien me aclara ese misterio.
Parece que están empezando a conocerme, tengo tiempo hasta febrero para aprender a usar este nuevo aparatejo.

lunes, 18 de mayo de 2009

Se nos fue el poeta, Mario Benedetti.

Acabo de leer que se nos fue nuestro poeta, Mario Benedetti. Hace unos días hablábamos de él con una amiga, yo le escribí esta carta referida a Idea Villariño y Mario Benedetti:

"Pasa el tiempo y se nos lleva seres queridos. Quien puso a Benedetti en mis manos fue Nibia Sabalzagaray. Fue mi profesora de literatura en cuarto año de liceo. Que profesora mataron los milicos!

Ella notó la falta de interés que había en la clase por los libros que estábamos leyendo, y sacó el tema a discutir, le planteamos que La Ilíada no nos decía nada. Nos dijo que nos entendía pero que ella estaba obligada a cumplir con el plan de estudios, pero si queríamos podríamos leer otros autores más modernos.

Eso sería voluntario y esas clases se darían los sábados en la tarde (estudiábamos en el turno matutino), cuando quedara libre algún salón del liceo. Creo que los padres miraban entre asombrados y desconfiados como todos, jóvenes de 15 y 16 años, los sábados en la tarde volvíamos al liceo a estudiar, voluntariamente!!!

Nos dió una lista de libros que leeríamos y discutiríamos. El primer libro que leí en ese curso fue Montevideanos. Fue amor a primera vista! después me puse a buscar otros libros de Benedetti.

Ese verano iba con mis amigas a la playa a leer a Benedetti, todas nos tirábamos a tomar sol y leerlo. Recuerdo un día que con esas amigas fuimos a pasear por el centro de Montevideo y la Ciudad Vieja. Con Benedetti todavía fresquito en la cabeza nos dimos cuenta que era eso lo que él describía, le sentimos a la ciudad un olor y/o sabor a Benedetti.

Le admiro muchas cosas, entre otras como no se estancó, como hasta ahora siguió desarrollándose y mejorándose. Hay autores que parecen encontrar algo que vende y en eso se quedan, pero no él! Papá me mandó varios libros de Benedetti, son de los que guardo como un tesoro.

De Idea Villariños solamente tengo un libro Tangos, en el que ella hizo la selección y prólogo, lo escribió en el 67 en Las Toscas. Lamentablemente no he leído mucho de ella.
Pero tengo otro libro de canto popular uruguayo y ahí hay letras de canciones, como Tendrías que llegar, al que José Luis Guerra le puso música. Creo que más que leerla la he escuchado en canciones.

Seguro que los dos ocupan un lugar grande en el corazón de muchísimos uruguayos, son parte de nuestra alma, de nuestras historias personales."

domingo, 17 de mayo de 2009

La música y yo

Siendo épocas musicales, ayer fue el festival de la canción, pues paso hoy el post que escribí hace tiempo en mi otro blog sobre mi relación con la música:

Como he dicho en otra oportunidad soy sorda musicalmente, creo que nací con un atado de zanahorias en cada oreja. Hecho que no quita que siempre me gustó la música.

Cuando chica me encantaba mirar películas musicales, argentinas y mexicanas, que daban en Cine del hogar. Aprendía las canciones y me pasaba cantándolas, hasta que en casa me lo prohibieron, ¡era un desastre cantando! Entonces me iba al fondo y ahí, junto al eucaliptus, cantaba, hasta que también me lo prohibieron.

En la escuela cuando el profesor de canto nos probaba las voces para ver en qué grupo quedaríamos, no necesitaba que yo cantara más de dos palabras y ya me metía en el grupo que casi no cantaba nada. Me pasaba las fiestas escuchando a los otros dos grupos y cada tanto me tocaba cantar una estrofa o algo así.

Cuando mis hijos eran chicos les cantaba mucho. En la nochecita cuando era su hora de acostarse les leía un cuento y después les cantaba algunas canciones de cuna. Hasta que aprendieron a hablar y una nochecita me dijeron que si seguía cantando se les iban a romper las camas. Tan chicos que ni habían oído que lo que se rompe son los vidrios, pero ya se daban cuenta que algo rompería!

Desistí de cantar pero no desistí de la música. Hace unos años me anoté en un curso de guitarra. Llegué a aprender a tocar re mayor y re menor, aunque no sé cual es cual. Después el profesor dijo que no podía seguir dando clases. Quiero creer que yo no tuve nada que ver en que tomara esa decisión.

El año pasado trabajando como guía de refugiados en la cruz roja, iba a visitar a una familia. Lo que ellos querían eran tener con quien hablar y practicar el sueco, y alguien que los ayudara con todo ese papelerío que hay que llenar cuando se recibe la residencia. El hombre es palestino, la mujer rusa. Él trabajaba así que tenía donde practicar el idioma, ella no.

Charlando me contó que le encantaba la música, que aprendió el piano de chiquitita y que en Rusia daba clases. Cuando consiguieran otro apartamento se compraría un piano y querría dar clases. Les dieron otro apartamento y consiguió un piano.

Su problema estaba en que no sabía si el sueco que sabía era suficiente como para dar clases o no. Me propuso que me consiguiera un piano, por internet hasta los regalan, y ella me daría clases. Si yo la entendía entonces sabría que podría tomar otros alumnos. Y yo la ayudaría con el vocabulario, cuando no sabía alguna palabra yo se la enseñaba.

Yo que siempre tuve tanta envidia de quienes saben tocar un instrumento musical y sobre todo el piano, acepté inmediatamente!!! Me ayudó a conseguir un piano. Comenzaron las clases y yo recordaba como en Uruguay los alumnos de piano tocaban Para Elisa. Pero mi profesora insistía en hacerme tocar escalas o cuando mucho temas como: Tío diego, tío Diego, despertad, despertad, suenan las campanas...

Me dijo que todavía, después de dos o tres clases, no era hora de tocar Para Elisa. Conseguí las notas e intenté tocar, como corresponde a una alumna de piano, ese tema. Ni cerca quedé, ni siquiera me salía un Para Eloísa. Cuando mucho llegaba a Para Elena, Para Eustaquia, o Para Eulogia.

La profe me trajo unos libros con los que ella había aprendido a tocar el piano. Tocó un par de temitas, bien cortitos pero que sonaban más a música clásica, más como para mí que los temas infantiles que venía intentando tocar. El encanto se rompió cuando a mi profe le dió por traducir la letra de uno de esos temas: "la ardillita sube y baja por los árboles, ardillita agarrate, no te vayas a caer".

Y ahora sigo intentando aprender a tocar el piano. A la profe algunos términos suecos le parecen demasiado difíciles o largos y prefiere decírmelos en ruso. Me pregunto que aprenderé primero, si a tocar el piano o a hablar ruso.

sábado, 16 de mayo de 2009

Ascensores! otro problema.

Este post lo publiqué en el otro blog hace más de un año:

Fui a una clínica a la que ya había ido alguna vez antes pero no a esta sección.

Al llegar me fijé en el plano que hay en la entrada y ví que tenía que tomar el ascensor que estaba ahí al ladito de la recepción y subir dos pisos. Una vez arriba seguí las flechas en los corredores y llegué a donde debía.

Terminada la consulta tenía todavía tiempo de sobra antes que me pasaran a buscar y salí pensando en que quizás podría darme una vueltita por el centro de ese barrio y podría volver a la clínica antes que pasaran a buscarme.

Subí al ascensor, no estaba segura si apretar el 1 o planta baja y apreté el 1, ahí en primer piso no era la recepción así que bajé a planta baja ¡¡y ahí tampoco estaba la recepción!!

Desconcertada subí otra vez al primer piso pero no, la recepción no estaba, así que nuevamente bajé a planta baja y ahí había solamente un hall chiquitito pero ví una puerta con ventana de vidrio y del otro lado una callecita.

No encontrando la recepción, abrí la puerta y salí, me encontré en una callecita desconocida, miré para los costados y no veía la entrada principal de la clínica, calculé que habría, quien sabe cómo, salido para atrás del edificio.

Decidí dar la vuelta manzana y así en algún momento llegaría a la entrada principial, pero estaba terminando de dar la vuelta manzana y la entrada principial seguía sin aparecer, miré los nombres de las calles y ninguna era la calle a la que yo había viajado!!!

Imaginen lo desconcertada que quedé!!! Si yo había bajado en ascensor, como era posible que ahora no estuviera siquiera en la manzana de la clínica a la que entré??! Eso sí que fue cosa e'Mandinga!!!

Seguí caminando y en eso veo venir a una viejita con un andador, la esperé y le pregunté si podía decirme donde estaba la clínica, me dijo que fuera con ella que me iba a mostrar, caminamos hasta la esquina, me señaló unas escaleras, me dijo que las subiera, llegaría a un parquecito, que atravesara el parquecito, cruzara la calle y ahí encontraría la clínica.

Seguí sus instrucciones y de pronto estaba en la entrada principal de la clínica. Decidí no salir otra vez!! deje el paseo por el centro de ese barrio para otro momento, mejor no hacerlo en ese día en que a la clínica le dió por jugar a las escondidas!

Después me dí cuenta qué había sucedido: primero que nada le erré de ascensor, cuando llegué iba buscando el consultorio al que tenía que ir, e iba tan concentrada en seguir flechitas que ni cuenta me dí que pasaba al lado de otro ascensor, y fue ese el ascensor que justo abrió las puertas cuando yo salía del médico y sin pensarlo me tomé. Después al bajarme realmente estaba en la parte de atrás del hospital, y como ese edificio está en una altura, la planta baja tiene una salida a otras calles distintas que el primer piso donde está la recepción, detalle del que no me había percatado antes.

Les aseguro que fue una sensación muy rara, como si estuviera soñando, salía por un puerta y de pronto estaba en otro lugar totalmente distinto, tal como puede pasar en los sueños! Y la viejita, a quien le conté que acababa de salir de la clínica que en ese momento estaba buscando, debe estar todavía riéndose.

jueves, 14 de mayo de 2009

Mi cédula tenía razón!!!

Sigo pasando viejos post de mi otro blog para aquí:

Parece que tenía razón mi cédula de identidad! Yo la miraba con cierto recelo, tenía mis sospechas de que pretendía engañarme, gastarme una broma o algo así.

No donde dice el nombre que lo tengo desde siempre y no me queda lugar a dudas. Pero con la edad ya es otro cantar, no es siempre la misma, se la cambia todos los años, supuestamente, porque conozco a más de una que aunque no nació en un mes de febrero, parece festejar, o reconocer, su cumple, solamente en los años bisiestos.

Yo miraba mi cédula y con ésto de la edad le preguntaba: "¿en serio? ¿vos tás segura?", no terminaba de creerle, más que le veía cara de sobradora al decírmela.

Pero hoy me pasó algo que me lleva a pensar que quizás no fuera broma, que realmente tenga razón mi cédula de identidad. Hoy subí al ómnibus, venía lleno, una muchachita se paró y me dejó su asiento!!!
Por unos minutos tuve la esperanza de que fuera porque pensaba bajarse en la próxima, pero no, no se bajó ni en la próxima ni por varias paradas más.

Ahora me está empezando a entrar la duda sobre lo que veo en el espejo, entonces esos cabellos grises que me veo quizás no sean extraños reflejos de la luz sino que realmente, oh horror, estén en mi cabeza.

Ni me atrevo a estudiar más de cerca el espejo, no sea cosa que también descubra que esas líneas que veo en mi cara tampoco se deben a que el espejo está rayado.

Haciendo negocios

Ayer vendí una pulsera y un par de caravanas (aros) y descubrí, o mejor dicho confirmé porque en realidad ya lo sospechaba, que no soy buena negociante. Podría hasta decir que más que vender mis trabajos, solamente cobré por los materiales usados.

No es fácil vender, hay que quienes quieren vender y no pueden, otros venden hasta lo que no tienen. Hay que tener cuidado con esa gente, si se los deja hablar no solamente nos venden lo que no tienen sino también lo que no necesitamos, y nos cobran un dineral haciéndonos creer que es baratísimo, casi regalado.

Yo, como les decía no soy buena para hacer negocios, pero lo fui cuando niña. Les cuento, teníamos un pato al que llamamos Graznápido. A Graznápido le gustaba mucho comer caracoles.

El primer tiempo le juntaba caracoles en el jardín de casa y se los daba, él los comía con mucho gusto. Pero así se acabaron los caracoles en nuestro jardín y Graznápido quería seguir comiendo.

Muy emprendedora agarré un balde y me fui a la casa del vecino, toqué timbre y cuando abrieron me ofrecí para sacar caracoles de su jardín, cobraba por unidad, no recuerdo cuantos centésimos por caracol.

Pocas personas pudieron resistirse a mi dulzura de niñita inocente y trabajadora y todos los vecinos, unos tras otros, aceptaron mi oferta. Así fue que cuando Graznápido necesitaba comer, salía yo, balde en mano, recorriendo jardines, juntaba caracoles, luegos los mostraba, contábamos cuantos eran, cobraba prometiendo que no los tiraría cerca así no volvían para ese jardín, y volvía a casa a darle de comer al pato.

A eso llamo yo un buen negocio, cobraba por que me dieran comida para Graznápido! Debería buscar dentro de mí aquella niña negociante a ver si me ayuda a vender, porque como soy hoy, en vez de vender soy capaz de pagar para que se lleven mis manualidades. Me da un no sé qué cobrar por lo que hago.

martes, 12 de mayo de 2009

Primer cumpleaños que organicé

Este post lo publiqué en mi otro blog hace casi un año:

Fueron un par de días muy extraños, sin nada entre manos y descubrí que las lanas o los hilos entre mis dedos cumplen una importante función en mi cerebro: atan mis pensamientos!

Deshilada como estuve estos días, mis pensamientos se iban para cualquier lado, como cuando se suelta un ternero en el campo, o se le saca la correa a un perrito. No parecían tener una meta concreta, simplemente gozaban de su libertad y probaban a correr de un lado a otro.

En unas de esas vueltas se fueron casi 31 años para atrás, cuando mi primer hijo cumplió su primer añito! no les digo que se iban para cualquier lado! No hacía ni dos años que estábamos en Suecia, en aquellos momentos había un grupo grande de uruguayos en el barrio en que vivíamos y no perdíamos ocasión de reunirnos todos.

Por eso no dudé un segundo en que todos tendrían que venir a festejar el primer añito de mi bebé. Fue la primer fiesta que organizaba y pasé una semana entera haciendo cosas, no habiendo hecho otra fiesta antes y sabiendo que vendría tanta gente, temía no hacer comida suficiente.

Y cociné y cociné y preparé sorpresitas para los niños, compré globos, no encontré girnaldas pero compré serpentinas, hice una superlimpieza de la casa, hasta enceré pisos, cosa que con los años aprendí a que se hace después de un cumpleaños de niños y no antes.

La fiesta sería un sábado, el viernes de noche terminé de hacer la torta y me senté con quien era mi compañero en aquellos días, dije de repasar todo a ver si no faltaba nada, en aquel tiempo las tiendas tenían abierto solamente en las mañanas, mejor no olvidarse de nada!

Mi ex me preguntó a cuanta gente había invitado y en ese momento me dí cuenta que se me había pasado por alto un pequeño detalle: no había invitado a nadie!!! Así fue que tarde en la noche tuvimos que ponernos a llamar a la gente pidiendo doble disculpas, por llamar a esas horas y por no haber invitado con más tiempo.

Pero al otro día no faltó nadie y todos habían tenido tiempo de ir tempranito a las tiendas a comprarle un regalito a mi hijo. Y se imaginarán cuanto se rieron de mí que había preparado tanta cosa y no invitado a nadie. Desde ese día cuando voy a hacer una fiestita, lo primero que pienso es en invitar a la gente, eso lo aprendí, me queda Todavía por aprender a no exagerar la cantidad de comida que hago.

lunes, 11 de mayo de 2009

Las hornallas de mi cocina

Como decía hace un par de días con el tiempo terminé aprendiendo a cocinar, o mejoraron la calidad de carne y de las ollas aquí en Suecia. Aprendí a usar las distintas temperaturas de la cocina, aunque la verdad no uso las seis:

Las que más uso son la seis, el máximo, cuando pongo algo a hervir, y luego que hierve lo bajo a dos, a veces puedo poner algo en cuatro, pero las temperaturas de los números impares muy rara vez las uso, y sinceramente no tengo idea de por qué.

No tengo una buena explicación científica o técnica de por qué uso esas temperaturas y no las otras. Quizás los números pares me despierten más confianzas que los impares. Pero como los números impares nunca me hicieron nada malo, como tampoco los números pares me hicieron algo bueno, no sé a qué viene esa preferencia.
Lo importante es que después que empecé a usar esas temperaturas las ollas dejaron de quemarse.

A cambio lo que se quema son los cubrehornallas. Luego de haber tenido durante muchos años cocinas en que las perillas para prender las hornallas y el horno siempre estaban en el mismo lugar en todas las cocinas, el año pasado me cambiaron de cocina y pusieron una que tiene las perillas cambiadas.

Claro que al lado de cada perilla hay un dibujito que marca cual hornalla prende, pero esos dibujitos los miraba cuando recién empecé a cocinar, ahora ya mis manos van solitas para las perillas apenas pienso cual hornalla voy a prender.

Bien dicen que somos animales de costumbres, y mis manos más todavía, es casi imposible sacarle las costumbres que tienen, así es que si pienso en prender una hornalla van derechito a donde estaba la perilla para prender esa hornalla en la cocina que tenía antes, y que no es en donde está en la cocina actual y así quedan mis cubrehornallas:

El que está negro no lo uso pero lo guardé pensando usarlo para algo, quizás hacer un apoyaollas o pintarlo, llenarlo de arena o piedritas y tenerlo como plato donde poner velitas, no sé, algún uso tendrá.

El otro no llegó a quemarse tanto, por suerte estaba al lado de la cocina y llegué a darme cuenta del error antes que se pusiera todo negro. No encontré otros que me gustaran y todavía lo uso aunque esté quemado por algunas partes.

Como si fuera poco, para confundirme más, porque estoy segura que es el único motivo de su existencia, para prender una de las hornallas hay que dar vuelta la perilla para el otro lado, cosa que rara vez me acuerdo porque justo esa hornalla la uso muy poco, por tanto en vez de prender poniendo la temperatura máxima, prendo en la mínima, así lleva de tiempo que algo se caliente sobre esa hornalla.

Es una hornalla realmente fuera de serie, quizás fuera eso lo que quisieron remaracar al poner la perilla que se prende al revés, pues sí, esa hornalla tiene 12 (doce) temperaturas distintas!!! Como se podrán imaginar, si no uso seis, menos voy a usar doce.

Me hace pensar en las bicicletas que tienen cerca de 30 cambios y nunca entendí para qué. Quizás un ciclista profesional los use pero dudo de que todos los que se jactan de la cantidad de cambios que tienen sus bicicletas, los usen. Y si los usan le erran al cambio que deberían poner en cada situación! Me hace gracia verlos pasar pedaleando a toda la velocidad mientras la bicicleta avanza leeeentamente.

Así me siento yo cada vez que uso la hornalla de doce temperaturas, como no sé cual poner me paso cambiándola de temperatura a cada momento. Cosa que no necesitaría hacer porque leí que otra fineza de esa hornalla, es increíble todas las finezas que puede llegar a tener un hornalla, le falta revolver y condimentar la comida nada más, bueno, como decía, una fineza que tiene es que se regula sola, es decir si la dejo mucho rato en la temperatura máxima, para que no queme la comida, solita se baja un poco y después mantiene una temperatura constante.

Y digo yo, si se regula solita, para qué tiene todas esas doce cifras en la perilla? debería alcanzar con dos, una para prenderla, otra para apagarla.
En estos días les contaré de cuando me trajeron esta cocina.

sábado, 9 de mayo de 2009

Ida a la farmacia

Sigo reciclando post viejos, éste lo escribí el año pasado:

Ayer fui a la farmacia, y me siento como viejita retrógrada pensando "antes era mejor"! Les aseguro que sé que no todo antes era mejor y que además es mejor vivir mirando para adelante y no para atrás, si no por otra cosa por lo menos para evitarse andar chocando con las columnas que se nos puedan cruzar en el camino.

Sin dudas muchos cambios han sido para mejor, aunque no todos. Pero voy a comenzar por el principio que acostumbra ser lo mejor para contar algo. Hace varios años atrás cuando era necesario renovar una receta se llamaba a la clínica y contestaban enseguida o daba ocupado y había que llamar más tarde.

Sí, sí, eso también tenía su contra, los dedos podían gastarse de tanto discar, en aquellos tiempos había que discar y no apretar botones en los teléfonos (pah! si seré vieja!). Cuando contestaban, decía que receta necesitaba renovar y según a la hora en que había llamado, podía ir ese mismo día o a más tardar al día siguiente a recoger en la farmacia el medicamento que el doctor indicaba en la receta que había enviado por fax o por llamada telefónica.

Hoy en día hay más aparatos para facilitar la comunicación y el trámite es algo distinto. Llamó a la clínica y me contesta un automático que me da varias alternativas, eligo "recetas" apretando el número que corresponde, luego me preguntan mi número personal y número de teléfono, también se gasta el dedo meta apretar botones. Terminan diciéndome a qué horas van a llamarme, que puede ser dos minutos o seis horas después.

La mayoría de las veces apenas cuelgo ya me están llamando, y digo yo, si estaban ahí, por qué no contestaron cuando llamé? Pero bueno, volviendo al grano, o a la receta, me hacen algunas preguntas, entre ellas qué medicamento necesito, lógico!, y me dicen que el médico enviará un mail a la farmacia y que yo puedo ir a retirar el medicamento tres o cuatro días después o a la semana siguiente.

Pasados esos días voy a la farmacia donde generalmente todavía no recibieron la receta, o la recibieron pero no del medicamento que necesitaba.

Dando un ejemplo: ésto me pasó vez que necesitaba una receta de Lomudal mixtur. Llamé, pedí Lomudal mixtur, dijeron que demoraba unos días, cuando correspondía fui a la farmacia, hice cola y cuando pregunté por la receta, no había llegado. Fui a la clínica, hice cola, expliqué qué la receta no estaba y la necesitaba ya. Me dijeron que esperara mientras una enfermera iba a hablar con un médico.

Esperé y esperé hasta que un médico quedó libre y pudo escribir la receta. Fui a la farmacia, hice cola, entregué la receta y me trajeron gotas para los ojos Lomudal. Vuelta a la clínica, nuevamente hacer cola. Expliqué que no quería gotas para los ojos sino un mixtur (o tipo jarabe), y le mostré un frasquito con una dosis de Lomudal mixtur que llevaba en la cartera.

La enfermera se llevó el frasquito para mostrárselo al médico. Otra vez yo a esperar. Al rato me trajo la receta, la agarré y casi saliendo de la clínica la leí. Era una receta de otro tipo de gotas para los ojos!!! ya ni siquiera era Lomudal!

Volví a hacer cola, cuando llegó mi turno expliqué, deletreando y hablando bien lentamente, que yo no necesitaba gotas para los ojos; volví a mostrar el frasquito de Lomudal mixtur y dije que era eso lo que quería, aunque ya lo habían visto y no había ayudado mucho.

La enfermera se fue otra vez con el frasquito y al ratito vino el médico personalmente con el block de las recetas a escribirla al lado mío. Así pude al fin tener en mis manos la receta del medicamento que necesitaba y pude irme a la farmacia a hacer cola otra vez!

Hace tiempo que aprendí a que tengo que comenzar a renovar las recetas bastante antes de que se me acaben los medicamentos. Ahora desde la semana pasada estaba atrás de la receta de Pulmicort, cuando fui a la farmacia habían recibido una receta de Bricanyl! pero intentando ver lo positivo de las cosas les reconozco que por lo menos tres letras coinciden, aunque no estén en el mismo orden.

viernes, 8 de mayo de 2009

Nuevo corte de pelo

Y me corté el pelo!!! Me levanté muy decidida, mi pelo requería que tomara medidas urgentes y me fui al barrio de al lado donde hay una peluquería-escuela, o escuela de peluquería. Sale casi una fortuna ir a la peluquería, después se quejan que la gente cada vez más se corta el pelo en la casa. Sí, sí, ya sé que había quedado con la vecina de ir el domingo pero ella también tenía mucho que hacer y el domingo era el único día que tendría un poco libre, ahora lo podrá aprovechar mejor.

Y ya había pensado antes en probar de ir a esta peluquería ya que mi vecina me corta el pelo como quiere ella. La otra vez me cortó muy lindo, me gustó, a la vez siguiente le dije que lo quería igual y le mostré hasta donde quería que lo cortara, me lo dejó más largo y encima muy orgullosa me decía que me había hecho el mismo corte pero más largo! Le dije que yo no lo quería más largo, que le había dicho que lo quería cortito como la vez anterior, y siempre muy orgullosa y contenta me insistía en que sí pero que me lo había dejado más largo.
Un par de veces que me cortó el pelo le dije que quería cerquillo (flequillo?), pero no me lo quiso cortar, dijo que mejor no.

Y bien, fui a la peluquería-escuela, me cortó el pelo una alumna que hace cuatro meses está ahí, es decir no tiene mucha práctica todavía, además no trabajan cortando todos los días. Le llevó su tiempito entender el corte que le pedí, después me dijo que nunca había cortado así antes.

Creo que no tendría mucha práctica de cortar, pero sí había ya aprendido a llevarle la contra a las clientas. Le mostré lo cortito que lo quería atrás, me dijo que lo dejaría de tres centímetros, le dije que menos, dijo que no.

Adelante lo quería largo, bien en diagonal, y al principio lo cortó como yo quería pero haciendo ajustes lo fue acortando y tanto que ya no pudo quedar tan diagonal (lo mismo que hizo mi vecina la vez pasada), pero bueno, creo que dejando adelante más corto de lo que yo quería, compensó que atrás lo dejó más largo de lo que pedí.

Con el cerquillo sí me puse dura, me lo quería dejar larguito, le dije que cortito, insistió que más largo, pero no me entregué y esa discusión la gané yo.
Después vino el profesor y le dijo que lo había dejado mal atrás y en los costados, que tenía que sacarle volúmen. Estuvo cortando un poco y vino otra de las peluqueras, ella también le dijo que tenía que cortar mucho más para sacar volúmen, tengo demasiado pelo y muy grueso. Terminó esa peluquera haciendo los arreglos y pude volver a casa conforme con el corte de pelo y con mis dos orejas enteritas, un par de veces fueron pellizcadas por la tijera pero no apareció sangre ni faltó ningún pedacito. Puedo pensar en volver a cortarme el pelo ahí.

Así fue como quedó, o mejor dicho no fue así como quedó sino como lo tengo ahora, porque esa foto me la saqué después de volver a casa, ducharme y lavarme de nuevo la cabeza, después el pelo del costado lo puse para atrás de las orejas, más cómodo y parece un corte todavía más cortito. No sean impacientes, aquí va la foto:

jueves, 7 de mayo de 2009

En la peluquería

Estoy por ir a cortarme el pelo, estoy necesitando un corte urgente, y encontré este post que escribí hace un año al día siguiente de haber ido a la peluquería:

"Ayer fui a cortarme el pelo, lo tenía largo y sin forma. Durante unos quince años usé el pelo bien cortito, la cabeza casi rapada, mi medida era que si necesitaba peinarme ya era hora de cortarme el pelo.

Hace año y medio decidí dejarlo crecer, quería un corte page, por suerte mi pelo crece rápido, digo por suerte ahora que lo quería dejar crecer porque cuando lo quería cortito era una maldición que creciera tan rápido.

No quedé muy conforme ayer, me parece que quedó demasiado corto, no sé si porque dije que lo quería cortito y falló la telepatía como para que se entendiera que cortito pero no tanto, o es que me lo tuvieron que cortar dos veces, primero todo del mismo largo, pero no había manera de hacer que quedara como es debido en los costados y luego terminaron cortándolo un poco más, así que de los costados está más corto que atrás y no era esa la idea.

No es la primera vez que me tienen que cambiar el corte que recién hicieron porque mi pelo no quiere tenerlo así, es que aparte de ser de rápido crecimiento también es muy independiente y parece tener opinión propia. La de discusiones que hemos tenido, yo que lo quiero peinar de una manera, él que quiere peinarse de otra, a veces gano yo, a veces gana él y a veces termina siendo algo intermedio que no nos deja conforme a nadie.

Muchas veces pensé que quisiera ir a la peluquería y no necesitar decir nada, simplemente sentarme frente al espejo y que la peluquera sepa ya como cortarme el pelo, pero nadie parece poder leerme los pensamientos.

Quedo entonces librada a la suerte de si pueden leer mis palabras o lo que se esconde detrás de mis explicaciones sobre qué corte quiero que me hagan. Pero parece que nadie puede leer mis palabras y mucho menos mis explicaciones, y si las entienden no les dan corte!

Otra alternativa es tener siempre la misma peluquera y no necesitar decir más nada que "el corte de siempre", ésto a veces funciona, otras veces, por más única que me sienta, la peluquera parece confundirme con otra persona y el corte de siempre resulta ser uno que nunca tuve ni me sienta bien.

Así entro yo a la peluquería con una idea de como saldré de ahí, y salgo de otra manera muy, muy distinta a la que me había imaginado. Quizás el problema esté ahí, en como entro a la peluquería, en la idea que llevo en mi cabeza, entro a la peluquería pensando en salir siendo otra persona, como para no desilusionarme al luego mirarme al espejo y descubrir que sigo siendo yo, otro corte de pelo pero las mismas ojeras y ojos hinchados(ay, la primavera!), la misma nariz, la misma boca, las mismas arrugas. Las peluqueras en vez de tijeras deberían usar varitas mágicas!"

Esta vez espero tener más suerte, o mejor intento entrar a la peluquería con la cabeza en blanco, quiero decir por dentro, porque por fuera, aunque no sea mi intención ni deseo, ya está bastante blanca o gris.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Llegando con el mate a Suecia

Sigo traspasando posts de un blog al otro, éste hace más de un año que lo escribí:

Recuerdo cuando llegué a Suecia con quien era mi compañero en esos momentos. Los primeros meses pasamos en un lugar donde había algunos extranjeros más esperando los papeles para poder quedarse aquí.

Un día estábamos en nuestro cuarto tomando mate con una pareja de argentinos cuando llegó una húngara y quiso probarlo. Eran días muy tediosos, no sucedía nada y por supuesto que probar algo nuevo, aunque fuera un mate amargo, era un gran acontecimiento.

Mi ex le cebó un mate. Ella revolvió el mate como si la bombilla fuera una cucharita!! Como saben el único que puede mover la bombilla es el cebador y en eso mi ex era muy riguroso. Por suerte las miradas no matan como algunos aseguran que hacen, si fuera así ella hubiera quedado fulminada en ese mismo momento.

Al día siguiente estábamos nuevamente con nuestros amigos argentinos y se sumó a la ronda un ugandés. Le ofrecimos mate pero no quiso, insistimos pero seguía negándose. Lo embromamos diciendo que era cobarde y le contamos que el día anterior la valiente húngara se había animado a probar un mate y luego siguió tomando otros más.

El ugandés se rió diciendo que ya lo sabía, que su cuarto quedaba entre el cuarto de la húngara y el baño, por tanto sabía que ella se había pasado la noche corriendo al baño, ni loco lo ibamos a convencer de que tomara un mate.

A los pocos días vino un muchacho de Etiopía, entró a nuestro cuarto y vió un paquete de yerba sobre una mesita de luz, el paquete estaba abierto y se veía su contenido. En su cara brilló el asombro, la alegría y el miedo al mismo tiempo. Susurrando nos dijo que era mejor que escondiéramos ese paquete. Luego nos preguntó de dónde habíamos sacado esa cantidad. Él no conocía la yerbamate y no quedó muy convencido con nuestras explicaciones de que eso fuera algo que mezcláramos con agua caliente.

Al tiempo estábamos ya viviendo en un apartamento, afuera había un lindo parque donde en verano nos sentábamos a tomar mate un grupo grande de uruguayos y argentinos. Algunos años después hablando con una vecina me preguntó qué era eso que fumábamos y nos pasábamos unos a otros, se había quedado con la curiosidad todo ese largo tiempo.
Le hablé del mate y ella me contó que con otros vecinos habían creído que era algún tipo de drogas.

En ese entonces conseguir yerba aquí era una hazaña. Había, a veces, en la tienda de un francés que se habrá vuelto millonario importando cosas exóticas que no se podían comprar en otros lados, como ser yerba, porotos, garbanzos, dulce de membrillo, etc.

Yerba se podía comprar a veces en ciertas yuyerías, pero eran paquetes chicos, muy caros y la yerba no estaba molida como para tomar mate, debíamos ponerla en la licuadora o mixer antes de usarla. Si no lo hacíamos se tomaban dos mates y ya quedaba lavado.

Hoy en día aquí se puede comprar yerba en muchos supermercados en barrios, aunque que yo sepa los suecos todavía no toman mate, a menos que los convide un latino, o un sirio porque en Siria también toman mate.

martes, 5 de mayo de 2009

Sobre árboles

Saqué esta foto desde el balcón para que vean como va avanzando la primavera.


Bueno, los pinos se mantienen siempre verde, aún en invierno, pero no creo que pasen frío porque la nieve se apiada de ellos y los cubre bien para que queden abrigaditos.

Los que están floreciendo ahora, y con floreciendo me refiero a que les están creciendo hojitas y no flores, por lo que debería decir hojiciendo, son los abedules, o björk como los llaman aquí, son los que tienen un polen que más alergias da. De todos modos reconozco que son hermosos, no es extraño que aquí se los use para decorar con sus ramas, tanto sea balcones o vehículos cuando los estudiantes toman el bachillerato, como pistas de bailes afuera.

Otros árboles que hay aquí afuera y en los que apenas están empezando a asomarse alguna hojita que otra, son los álamos temblones. Sí, así se llaman, no es nombre que le haya puesto yo. Acabo de enterarme porque lo busqué en el léxico sueco-español.

Yo los conocía por asp, su nombre en sueco, porque confieso de no sabía mucho sobre árboles, cuando llegué a Suecia mis conocimientos arbóreos se limitaban a reconocer o diferenciar los sauces, eucaliptus, transparentes, palmeras y pinos. Sabía más nombres de árboles pero no reconocía su fisonomía.

Al llegar a Suecia tuve que aprender a reconocer más árboles, por suerte también había muchos pinos por aquí, pero no eucaliptus ni transparentes ni palmeras. Me dijeron que había muchos álamos y yo que veía muchos abedules, saqué la conclusión de que esos eran los álamos, y así los llamé hasta no hace muchos años en que me enteré que los árboles que yo llamaba álamos eran abedules.

Quedé entonces sin saber cuales serían los álamos, pero como aquí son también comunes unos árboles llamados al, y que también me dan alergia, supuse que serían esos los álamos, hasta hoy en que gracias al léxico pude enterarme que son los que hay aquí afuera y yo conocía por asp. Aquí dicen siempre ”temblar como un asp”, y yo aprendí a diferenciar los asp de otros árboles justamente porque las hojas están siempre moviéndose o temblando, aún cuando no sople nada de viento. Y cuando hay viento hacen ruido como si estuviera lloviera a cántaros, aunque no caiga una gota de agua.

No sé si habrá variantes de álamos que no tiemblen, supongo que sí, que sea como con los sauces que no todos son llorones. Si alguien quedó preguntándose cuales son los al, les cuento que son los alisos, después de todo también empezaban por al.

En resúmen: los árboles que yo primero pensé que eran álamos eran abedules, los que luego creí que eran álamos, eran alisos, y los álamos resultaron ser en realidad otros árboles que no sabían qué eran.

Antes confundía a los asp con los ask, que son los fresnos, pero como ven los árboles tienen nombres similares, al, ask, asp, y no es difícil entreverarlos.
Como extraño a los eucaliptus!

lunes, 4 de mayo de 2009

Aprendiendo a cocinar.

Hoy traje un post viejo de mi otro blog, donde cuento de mis primeros tiempo en Suecia y en particular en la cocina:

"Confieso que aprendí a cocinar bastante tarde. En Uruguay entraba a la cocina a servirme un café y no mucho más. Así fue que llegué a Suecia casi sin conocimientos culinarios. A veces pienso que quisiera poder leer las cartas que yo escribía en aquellos años descubriendo Suecia. Y descubriendo la cocina, territorio hasta entonces desconocido para mí.

Me acuerdo que para cocinar, sin recetas, lo que hacía era recordar una comida, por ejemplo el puchero, intentaba acordarme qué ingredientes tenía y ponía agua en una olla, recordaba los circulitos de grasa que flotaban en las sopas y entonces agregaba un poco de aceite, ni se me ocurrió pensar que esa grasa podía salir de la carne.

Luego agregaba la carne, las papas, las zanahorías, no había acelgas aquí así que ponía espinaca que también es verde, y así seguía sustituyendo verduras que aquí no había por otras que fueran más o menos del mismo color. Después ponía la olla con todos los ingredientes al fuego.

Como se podrán imaginar las papas quedaban deshechas y para que no quedaran hechas puré sacaba la olla del fuego cuando la carne todavía estaba imposible de masticar.
Y escribía a casa contando como extrañaba las carnes uruguayas, tan ricas y de tan excelente calidad, aquí la carne es incomible, decía, tipo suela de zapato!

Tampoco entendía por qué las cocinas tienen tantas alternativas de temperaturas, se las puede prender y ponerlas del uno al seis. Para qué, si poniéndolas en seis va más rápido, a quién se le iba ocurrir utilizar otra temperatura que demoraría tanto en cocinar.
Y en mis cartas escribía sobre la pésima calidad de las ollas suecas que me quemaban todas las comidas!

Pero fue como todo, a fuerza de cometer desastres y escuchando a mis compañeras de trabajo comentar sobre comidas que hicieron o iban a hacer fui aprendiendo. También la que cuidaba a mis hijos me contaba de las comidas que a ellos más le gustaban y me enseñó a prepararlas.

Así fue que primero aprendí a cocinar comidas suecas y hace pocos años aprendí a cocinar comidas uruguayas o italianas, y ahora las pastas en mi casa rara vez son compradas hechas, prefiero las caseras.
También aprendí a usar las distintas temperaturas de la cocina y la máxima rara vez la uso."

En estos días les cuento más de mis experiencias en la cocina, porque como era de esperar, cuando aprendí a usar las cocinas, les hicieron cambios.

domingo, 3 de mayo de 2009

Sigo con los relojes

Hace unos días conté de mi primer reloj y luego de los relojes en mi casa, ahora rescato otro viejo post donde hablo de mis relojes pulsera:

Relojes pulseras aparte de aquel primero, tengo dos más que significaron y significan mucho para mí. Uno es el que recibí como primer regalo para el día de la madre, claro que no lo compró mi hijo que en esos momentos tenía unos diez meses, sino mi ex.

Pero me lo dió mi hijo después de tirar el paquete varias veces al piso a pesar de que el papá le decía que me lo diera y con cuidado. Era un Seiko precioso, también a cuerda pero yo tenía tanto miedo de darle cuerda de más y estropearlo que dos por tres se paraba porque le había dado cuerda de menos. Todavía lo tengo pero dejé de usarlo hace tiempo porque se abre el cierre, y como tuve que achicarlo le sacaron la cadenita de seguridad que traía y me da miedo perderlo.

Otro más nuevito que tengo me lo regaló ese mismo hijo 25 años después, fue cuando cumplí los cincuenta. Me preguntaron qué quería de regalo y como tenía un reloj grande con correa de cuero ancha y quería tener uno más femenino, pedí un reloj más de vestir, más tipo pulsera. Y me regalaron uno muy lindo, y que realmente es de vestir, es tan chiquito y con el fondo oscuro que no puedo ver la hora, pero qué importa, me encantó porque tiene mucha pinta, me lo pongo para salir.

Es que no uso reloj en la muñeca más que cuando tengo un horario que cumplir, puedo pasar días sin usarlo, aunque aquí es necesario mirar un reloj para darse cuenta la hora que es, a no olvidar que durante medio año es casi todo el día, noche, y durante el verano casi ni hay noche, imposible guiarse por la luz del sol.

Adentro de mi casa nunca tengo el reloj puesto. Es rarísimo, mientras estoy afuera no lo siento para nada, pero es entrar en casa y empieza inmediatamente a pesarme y molestarme, por tanto apenas entro me lo tengo que sacar. También cuando trabajaba era así, todo el día con el reloj puesto y sin notarlo hasta llegar a casa, los fines de semana y en vacaciones lo dejaba olvidado en algún cajón.

Cuanto se puede cambiar!!! No sé donde quedó aquella niña que tanto practicaba el gesto de mirar el reloj, quizás sea la que no me deja tirar los relojes rotos.

sábado, 2 de mayo de 2009

Más problemas técnicos

Sigo revisando y pasando viejos post de mi otro blog a éste. Ahora encontré uno de algo que me sucedió el año pasado:

"Les cuento que el jueves pasé desconcertada un buen rato. Al rato que se fue mi vecina escuché un ruidito como pueden hacer los celulares, pensé que sería el mío, que antes no sonaba así pero a veces le da por cambiarse los sonidos solito, no sería raro que ahora le hubiese dado por sonar así. Pero no era.

Supuse que mi vecina se habría olvidado su celular en casa, pero lo estuve buscando y no lo encontré. Pensé entonces que habría sido un celular que sonó afuera, aunque me llamó la atención que sonara tan fuerte, pero no encontré otra explicación y la dejé por ahí.

Hasta que al rato volví a escuchar el mismo ruidito y venía del living, otra vez a buscar qué podía ser, ya convencida de que no podía ser un celular afuera de casa. Busqué y busqué pero nuevamente no encontré nada. Miré a mi tortugo con cierta desconfianza, preguntándome cómo podría haber hecho ese ruidito pero descarté luego la idea, él me miraba con total inocencia y sobre todo muy silencioso.

Al rato estando en el living, otra vez el ruidito, pero ahora puede darme cuenta de donde venía, del mueble donde había dejado el portacelular de mi nieta! Le había llevado a su casa un portacelular pero me lo traje de vuelta para hacerle unos cambios.

Ella le dejó el celular adentro. Le dije que lo sacara pero quiso que me lo trajera, será que tiene más porque yo le había visto otro rosado con la figura de Kitty, y este que me traje es uno común y corriente, supuse que uno que ya no funcionaba (vi que le faltaba un botón), y se lo dieron a ella para que jugara. Y no sé, quizás no funcione para hacer llamadas pero sin duda que funcionar, funciona! El ruidito que hacía era para avisar que se le están acabando las baterías.

Resuelta esta incógnita vino la otra, cómo se apaga? No sé cuanto rato estaría avisando que las baterías se le estaban por acabar y por las dudas no quería dejarlo prendido y que no me dejara dormir. Así que quise apagarlo pero no encontré con cual botón. Me puse a apretar todos y aparecían distintas cosas, espero no haberle hecho grandes cambios, pero apagarse no se apagaba!

Después descubrí unos botoncitos en el costado, apreté todos esos botones pero seguía sin apagarse. Estaba ya pensando si llamar a mi hijo o nuera a preguntarles como se apaga ese celular, o guardarlo en algún lugar desde el cual el ruidito no llegara a mi cuarto en la noche. Pero en eso descubrí que en el borde de arriba también había un botoncito bien chiquito, lo apreté y al fin se apagó el celular. No era que todos estos aparatitos modernos fueron inventados para simplificarnos la vida?