Este blog es un derivado de mi primer blog, Mis manualidades, donde pongo fotos de mis manualidades (qué original), recetas y relatos sobre mi vida. Quizás, tal como las personas que comienzan con las operaciones plásticas y luego que empiezan a hacerle arreglitos a la naturaleza, no pueden parar de hacerse mejoras y terminan como caricaturas a sí mismas, me haya vuelto adicta a los blogs y ahora no pueda dejar de abrir uno tras otro ya que en realidad es el cuarto que abro.
Este blog será dedicado solamente a relatar sobre mi vida que es como la de todos, o casi. Mucho de lo que escriba aquí ya lo publique en mi otro blog y ahora lo trasladé.

Tengo el pelo gris pero puse una foto donde estoy con el pelo verde, lo hice así por dos cosas, una porque creo que así quedo cuando tengo que enfrentarme a los aparatejos modernos (léase: todo lo que se ha inventado luego de la rueda), me sacan canas verdes; y otra porque me gusta como queda y si pudiera me lo teñiría así.
Abajo del todo hay una ventanita donde pueden dejarme saludos, también pueden dejarme comentarios o saludos debajo de cada post (cliqueando donde dice Comentarios).

En el costado, más abajo de mi foto, está el archivo ordenado por temas, cliqueando ahí pueden ver los posts que publiqué antes, o pueden cliquear abajo del todo (antes de la ventanita de los mensajes) donde dice Entradas antiguas.


jueves, 25 de febrero de 2010

Cartel en la entrada del edificio

Cuando salí el domingo me encontré con este cartel en la entrada del edificio:

Me refiero al que tiene el dibujo de dos niños con una pelota. Lo que dice es que está prohibido jugar al fútbol en las escaleras del edificio, y aclaran que es porque molesta a los vecinos. Sí, eso dice! Me dejó pensando: quienes juegan al fútbol en las escaleras?

Sabía que estaba prohibido jugar al fútbol en los jardines entre los edificios, y es lógico, por qué jugar ahí si hay una cancha de fútbol en una parte del jardín. Pero que lo prohibieran en las escaleras?!

Trato de imaginarme como llegaron a la conclusión de que era necesario prohibirlo. Se habrán reunido los mandamases a discutir los problemas de la zona y cómo resolverlos. Alguien habrá planteado el problema de quienes juegan al fútbol en las escaleras, supongo que a pesar de que nunca lo ví ni escuché a nadie que lo comentara, habrá suficientemente muchos como para que se plantee como un problema a resolver.

Y para mejorar el bienestar de todos los habitantes de la zona, decidieron que era hora de tomar medidas y prohibir el futbol en las escaleras. Tomada la resolución encargaron a alguien que diseñara el cartel (vieron que trabajo pusieron? hasta un lindo dibujito), que se imprimieran una cantidad de cartelitos anunciando la tal prohibición y luego enviaron a algunos empleados a colgar el cartelito en todas las puertas. Ahora es de esperar que podamos vivir en calma sin los supuestos jugadores de fútbol corriendo tras la pelota por las escaleras.

Como nunca ví a nadie jugando al fútbol en las escaleras, me pregunto como harán. Tendrán un arco en cada piso? o un arco en el descanso de la escalera y el otro medio piso para arriba o medio piso para abajo?

También me pregunto cual será la próxima prohibición. Subir las escaleras en bicicleta? Plantar árboles en los escalones? Hacer una fogata en el ascensor? Quedan montones de cosas por prohibir! Me dan ganas de desempolvar aquel viejo cartel tan conocido en mi adolescencia: Prohibido prohibir.

domingo, 21 de febrero de 2010

Tenía algo que contarles

No es que hoy no tenga nada que contar, ayer en la tardecita pensé en algo que quería comentarles hoy, o sea que ayer tenía algo para contarles hoy, pero hoy por más que intento recordar qué era, no puedo.

Ni siquiera me acuerdo relacionado con qué estaba lo que iba a comentarles o contarles. El pensamiento se desapareció, es como cuando se está escribiendo un mail y antes de terminarlo y enviarlo, el mail se desaparece y quedamos con un signo de interrogación en la cara, preguntándonos qué habremos hecho, cual tecla apretamos, al mismo tiempo que pensamos (o decimos) palabras que nuestras madres no nos enseñaron, y tratamos de acordarnos qué fue lo que escribimos (rara vez lo logramos) para recomenzar el mail.

Internet nos ha desarrollado la capacidad de pensar varias cosas simultaneamente, lo que podría ser positivo. Pero también tiene algo negativo. Creo que nos está desarrollando una especie de fatalismo.

Desapareció un mail? eso pasa, no hay nada que hacer. La computadora no quiere hacerme caso, eso pasa, no hay nada que hacer. No puedo entrar a un sitio web, eso pasa, no hay nada que hacer. La lista sería larga pero la dejo por aquí, ya saben a qué me refiero.

Nos estamos acostumbrando a que las cosas suceden, sin cuestionarlas, para qué hacerlo si no entendemos nada de los misterios cibernéticos, lo que es lógico, si los entendiéramos no serían misterios. Parece que a medida que la tecnología se va desarrollando, nosotros vamos hacia atrás, estamos rodeados de un mundo incomprensible. Así como en la edad de Piedra el Hombre, supongo yo, no entendía los fenómenos naturales, nosotros no entendemos los aparatejos modernos.

Y cuando no entendemos algo y pensamos que no conseguiremos entender, qué hacemos? Pues seguimos el comportamiento del Hombre de la edad de Piedra, adoramos a quienes demostran cierta capacidad para dominar los fenómenos de la naturaleza, perdón, quise decir, los aparatejos modernos.

No les construímos altares porque o no tenemos lugar o no combinarían con el estilo de la casa, pero sin duda los adoramos cuando reviven nuestras compus y estamos dispuestos a ofrendar un sueldo para ello. Yo, como ya conté en otra oportunidad( otro post), cada tanto tiempo hago alguna ofrenda frente a la compu para aplacar la ira de los dioses cibernéticos, que o no quedan conforme con mis ofrendas o están durmiendo cuando las hago.

Bueno, por más que hablo, o escribo, haciendo tiempo, no consigo acordarme que era lo que tenía para contarles, eso pasa, no hay nada que hacer.

jueves, 18 de febrero de 2010

Nuevamente sin nada que contar

Y bueno, aquí estoy otra vez sin nada que contar, por tanto tengo dos opciones, o me callo la boca o me pongo a hablar de bueyes perdidos. Ya me conocen y saben que no soy muy de dejarme llevar por aquello de en boca cerrada no entran moscas. Ni corte le doy a ese refrán, si estoy en Suecia en pleno invierno, las moscas no solamente no las veo en la leche, no las veo por ningún lado.

Por tanto tendría que seguir la alternativa de hablar de bueyes perdidos, con lo que se me complica bastante la cosa. No solamente por lo tan sabido de que rara vez se ha perdido un buey del que hablar, sino porque no soy muy buena para distinguir el ganado.

Cuando chica íbamos a un balneario, la carretera pasaba por campos donde veíamos vacas. Todas las vacas blancas con manchas marrones y algunas con manchas negras. Un día me llamó la atención ver una vaca toda negra, ni la más mínima manchita blanca. Se lo hice notar a mis hermanos, que se rieron y me dijeron que no era una vaca sino un toro.

Rápida para hacer asociaciones de ideas, mi cerebro dejó registrado: si tienen manchas son vacas, todo negros son toros. Era bastante chica e inocente, muy inocente, y en esa época de ciertas cosas se hablaba muy poco.

Un par de años después estábamos en casa de unos primos que vivían en el campo. Salimos a caminar y pasamos por un lugar con muchas vacas, yo quise entrar a ese campo, pero me dijeron que había toros y no era aconsejable meterse ahí. Yo miré bien vaca por vaca, todas blancas con manchas marrones, es decir, no ví ningún toro. Nuevamente se rieron de mí.

Entendí que el mundo era más complicado de lo que yo pensaba. También aprendí que las manchas no era el elemento primordial para diferenciar toros de vacas.

Con esos antecedentes, que siempre que hay ganado de por medio se rién de mí, pues prefiero no hablar de bueyes perdidos. Con lo que sigo con problema de no tener nada que decir. Y me pregunto por qué, en la era cibernética, la gente se empeña en hablar de bueyes perdidos, no sería hora de hablar de programas perdidos, carpetas perdidas, mails perdidos, y todas esas cosas que solemos perder apenas nos sentamos junto a una compu?

A no olvidar la paciencia perdida, quien no la pierde intentando entender como funcionan los aparatejos modernos y computariles? Sin dejar de mencionar el tiempo perdido en leer posts como éste, si es que alguien llegó hasta aquí a pesar de que dije que no tenía nada que contar.

domingo, 14 de febrero de 2010

Mi no viaje a la clase de yoga

Ayer me levanté más o menos, tal como pasé varios días, igual pensando en ir a la clase de yoga. Ya el sábado había pedido taxi (tengo boletos para andar en taxi, pago como si fuera transporte colectivo y en realidad como que lo es ya que puede pasar que comparta el taxi, o minibus porque a veces es como un ómnibus chiquito con lugar para algunas sillas de ruedas, con otras personas en la misma situación que yo).

Bueno, la clase empieza a las diez, el local es a unos cinco minutos en auto, yo pedí taxi a las nueve y media. Vino cinco minutos atrasados, sin problemas, igual llegaría en hora. Apenas me senté empecé a sospechar que quizás no pero quería pensar que sí, que había tiempo de sobra.

Arrancamos, anduvimos un par de metros, paramos porque un aparatito que había en el vidrio frente al chofer se cayó, ahí estuvo el chofer tratando de pegarlo nuevamente al vidrio, al fin lo consiguió.

Cuando arrancamos de nuevo me dijo que tenía que ir a buscar a otra persona antes de ir a dejarme a mí. Pregunté a donde teníamos que ir. Dijo que era aquí en la zona. No hay problemas pensé, llego a tiempo.

Y anduvimos y anduvimos para el lado contrario del local, y llegamos al barrio de al lado. Nos metimos por una zona de edificios, no es tan lejos pensé, llego a tiempo. Salimos de esa zona de edificios sin haber parado a recoger a nadie.

Seguimos por la calle principial algunas cuadras más. Nos metimos en otra zona de edificios, dimos una vuelta grande y volvimos a la calle principial sin haber recogido a nadie. Empecé a preguntarme si el chofer sabía qué estaba haciendo.

Me habrá leído el pensamiento porque me dijo que el GPS (ese guía electrónico que va mostrando el camino, que es el aparatito que se cayó al comenzar el viaje) le había mostrado mal el camino (GPS despistado me tocó, o será que se golpeó la cabeza al caer y quedó mareado). El chofer paró para buscar un plano de calles, método antiguo pero más seguro.

Le pregunté a qué calle teníamos que ir, yo conozco ese barrio y supe donde quedaba esa calle, para ahí fuimos luego de dar una vuelta grande porque estábamos lejos. La cosa fue encontrar el número y por donde estábamos los números iban ascendiendo y teníamos que ir al número 10.

Como aquí no parecen tener ninguna lógica en la numeración de las casas, nos costó encontrar el número diez. El chofer paró en el número 14, donde hay una peluquería y me dijo que era raro porque teníamos que ir al número diez, a esa peluquería, algo no coincidía, supuso que sería la entrada que estaba del otro lado del edificio.

Fuimos para el otro lado, que por supuesto seguía siendo el número 14 y la persona que teníamos que recoger no estaba. La llamó a su celular. La mujer se puso furiosa de que estuviéramos en el número 14 cuando ella vive en el 10.

Estando el chofer en esa discusión apareció otro auto, por ese camino pasa solamente un auto, el chofer del otro auto hacía señas que retrocediéramos, el chofer, concentrado en la discusión por celular no lo vió o no le hizo caso y seguía avanzando.

Tuve que decirle que le hacían señas y empezó a retroceder mientras seguía discutiendo con la mujer. De pronto puso el celular en mi mano y dijo que hablara yo, que él no le entendía nada! Y así quedé yo hablando con la mujer furiosa, realmente era difícil entender lo que decía. Intenté hacerle preguntas que tuviera que contestar con poquitas palabras, pero la mujer estaba tan enojada que no paraba de rezongar.

Finalmente entendí lo que decía y le dije al chofer para donde tenía que ir, así llegamos al número diez, donde no era la peluquería ni sé para qué la habían nombrado, pero llegamos a la puerta que tenía escalera, tuvimos que dar vuelta e ir al otro lado del edificio donde estaba la mujer esperándonos sin una sonrisa.

Ella estaba en una silla de ruedas, lo que implicó que el chofer tuviera que bajar la rampa electrónica que baja lentamente, abrir las puertas, subir la silla a la rampa, hacer subir la rampa, entrar la silla al taxi (o minibus), atar o poner varias trancas a la silla, como no tenía lugar, salió por la puerta de atrás, entró por la del costado para seguir poniendo trancas. Recién después se sentó para seguir manejando.

A esa altura eran ya pasadas las diez y yo no me sentía nada bien. Le dije al chofer que me llevara para casa de nuevo. La mujer encontró ahí otro motivo para darle rienda suelta a su desconformidad. Decía que perderíamos tiempo. Ella iba a ir a un centro comercial de compras y había pedido taxi de vuelta a las once, si no la llevaban a ella primero no tendría tiempo de hacer sus compras.

Le expliqué que mi casa quedaba de camino, que no era necesario dar vueltas extras, pero no la conformé. En eso le llega mensaje al chofer, era él que tendría que ir a buscar la mujer a la vuelta de sus compras. Se lo dijo a la mujer pero ella insistía que no le daría el tiempo. El chofer le propuso que cambiara de hora.

La mujer furiosa llamó a la central a pedir cambio y de paso les contó en detalles su versión de cuanto había tenido que esperar, en realidad fueron cuatro minutos ya que ella había pedido taxi para más tarde que yo, y como el chofer no había encontrado su casa. El chofer me miraba con cara de víctima.

Y a las diez y veinte volví a casa. Si no me hubiera sentido mal igual no habría podido ir a la clase, habría llegado casi media hora tarde y no iba a entrar con la clase ya comenzada. Después de todo fue mejor porque yo no me sentí nada bien, al rato de estar en casa andaba con el estómago revuelto y varios malestares, no habría podido estar en la clase hora y media, estuvo mejor que pude pasar tirada en el sofá.

A veces las cosas parecen malas en el momento pero después se entiende que mejor que pasaron así, como hace poco cuando fui a comprar lanas para seguir la manta de mi nieta y se habían acabado dos colores, después resultó que no quedaban bien esos colores en el cuarto de mi nieta.

Bueno, hoy pasaré descansando. Que tengan un lindo domingo y lindo día de los enamorados quienes estén enamoradas! (creo que también cuenta cuando se está sola pero enamorada de la vida).

lunes, 1 de febrero de 2010

Alarma en mi dormitorio! segunda parte

Bueno, sigo con la alarma en mi dormitorio, que con tanta alarma la verdad que de dormitorio no tenía nada, sería imposible dormir ahí adentro! dejé la historia haciendo tiempo para que se despertaran mis vecinos y poder preguntarles si también ellos escuchaban ese ruidito.

Cerré la puerta de mi cuarto y así se escuchaba menos, pero recordando una vez que la ventilación andaba mal, es decir la estaban arreglando un viernes, y cuando se fueron para disfrutar del fin de semana, no se dieron cuenta que algo no estaba como debía, no sé que, pero sí sé que ese fin de semana no pudimos dormir mucho.

Los cuartos no hicieron honor a su nombre y fue imposible dormir, daba la impresión de que un avión estaba sobrevolando el edificio, o que estuviera volando justito al lado de la ventana. Como decía, recordando aquella vez, ya me estaba haciendo la idea de dormir en el living y con un acolchado sobre la cabeza.

Unas horas más tarde llamé a mi vecina de arriba, normalmente se levanta temprano también ella, pero sé que está engripada y no quise llamarla antes. La llamé a preguntarle si necesitaba que le comprara algo y si sonaba algo en su dormitorio, pero ni necesitaba comprar nada ni sonaba ninguna alarma en su casa.

Yo sí necesitaba comprar algo y después de almorzar me fui al supermercado pensando que a la vuelta tocaría timbre en casa de otros vecinos. A poco de haber salido de casa, supongo que con ayuda del aire frío, me despabilé y se me iluminó la lamparita!
Y casi que ni quisiera decirles qué se me ocurrió que podría ser, pero ya que conté hasta aquí, no puedo dejar de contarles el resto.

Abajo de la calefacción hay un montoncito de juguetes de mi nieta, arriba del todo una mantita que le tejí. Ayer ví que la mantita se cayó, la levanté, reacomodé los juguetes y al ratito, menos de un minuto, fue que empezó el ruido, como justo en ese momento yo había prendido la compu y una vez me pasó eso de que sonara como una alarma al prenderla y después nunca más puede usarla, pues inmediatamente pensé que podía ser la compu y por eso la apagué, bueno esa parte de la historia la conocen.

Camino al supermercado pensé si no podría ser que la mantita o algún otro juguete se cambió de lugar sin llegar a caer al piso, pero suficiente cambio como para apretar la balanza que tiene la caja de supermercado de juguete de mi nieta, cada vez que se pesa algo hace un ruidito.

Ni que decir que volví de hacer las compras corriendo para mi cuarto, moví un poquito en la montañas de juguetes y se hizo silencio!!! y abajo de algunas cosas estaba la caja del supermercado!

No puedo dejar de pensar que realmente estuve bien no ofendiéndome con la telefonista que me preguntó si tenía un despertador en el cuarto, no era el despertador pero no puedo negar que tan errada no estaba!

Tampoco puedo dejar de pensar qué baterías fue que le puse a esa caja de supermercado? hace ya dos o tres años que la compré, hemos jugado muchísimo con ella, y ahora estuvo unas cuatro horas sonando sin parar y las baterías no se agotaron. Bueno, fue un gran alivio cuando se hizo silencio.