Este blog es un derivado de mi primer blog, Mis manualidades, donde pongo fotos de mis manualidades (qué original), recetas y relatos sobre mi vida. Quizás, tal como las personas que comienzan con las operaciones plásticas y luego que empiezan a hacerle arreglitos a la naturaleza, no pueden parar de hacerse mejoras y terminan como caricaturas a sí mismas, me haya vuelto adicta a los blogs y ahora no pueda dejar de abrir uno tras otro ya que en realidad es el cuarto que abro.
Este blog será dedicado solamente a relatar sobre mi vida que es como la de todos, o casi. Mucho de lo que escriba aquí ya lo publique en mi otro blog y ahora lo trasladé.

Tengo el pelo gris pero puse una foto donde estoy con el pelo verde, lo hice así por dos cosas, una porque creo que así quedo cuando tengo que enfrentarme a los aparatejos modernos (léase: todo lo que se ha inventado luego de la rueda), me sacan canas verdes; y otra porque me gusta como queda y si pudiera me lo teñiría así.
Abajo del todo hay una ventanita donde pueden dejarme saludos, también pueden dejarme comentarios o saludos debajo de cada post (cliqueando donde dice Comentarios).

En el costado, más abajo de mi foto, está el archivo ordenado por temas, cliqueando ahí pueden ver los posts que publiqué antes, o pueden cliquear abajo del todo (antes de la ventanita de los mensajes) donde dice Entradas antiguas.


lunes, 10 de agosto de 2009

Puntualidad versus impuntualidad

Estuve contando sobre mis dificultades para aprender la hora, o las medias horas, y algunas fechas en sueco, mi cerebro programado en español se negó a decir la hora al revés, y ni que hablar del famoso sjätte (sexto) que se pronuncia entre shete y jete, mi cerebro que parece que ya no escucha bien, al oir ...ete, dice: ah, siete, sí, bien, ya anoté el siete, y no hay quien lo haga entender que es el seis.

Pero bueno, aparte de que esas confusiones idiomáticas me hicieron llegar algo tarde a algunos lugares, a veces 25 horas más tarde, siempre fui muy puntual.

Cuando adolescente con la clase del liceo hacíamos bailes algunos sábados. Yo siempre iba con una amiga-vecina que no hacía mucho se había mudado para Montevideo. En la ciudad del interior de donde venía, la gente era más puntual.

Ella estaba acostumbrada a que si invitaban a una fiesta a las siete, iba a las siete. En Montevideo era distinto, muy distinto! Como íbamos juntas, íbamos siempre en hora, o a deshora según como se lo mire.

Decían que el baile sería a la siete en la casa de alguien, y a las siete llegábamos nosotras, recién peinadas y maquilladas, y con muchos ánimos de fiesta. Nos abría la puerta la compañera de clase que hacía el baile, todavía ni siquiera había empezado a arreglarse!

Cuando un par de horas después empezaba a llegar el resto de la clase, ya el pelo aburrido colgaba de cualquier manera, el maquillaje se había corrido y los ánimos de fiesta apagado. Con todo no aprendimos la lección y seguimos llegando temprano a todas las fiestas.

Mi mamá era lo contrario, bien montevideana ella. Recuerdo haberla visto arreglarse con mucha calma pero si le pedíamos algo nos decía que estaba apuraba porque tenía que encontrarse con papá en el centro a por ejemplo las cinco de la tarde. Mirábamos el reloj, eran ya las cinco y media o más y todavía le quedaba ir a la parada a esperar al ómnibus que quien sabe cuando pasaría y luego casi una hora de viaje.
Quiero creer que papá ya la conocía y no iría a las cinco a esperarla.

A veces hacía cenas o fiestas en casa. Recuerdo cuando las organizaba, decía: invitamos a las siete para que la gente venga a las nueve, y realmente que la gente empezaba a llegar a eso de las nueve y no antes, se ve que la gente ya conocía a mamá o mamá conocía bien a la gente.

Aquí es lo contrario, son la puntualidad personificada, si invitan a las siete, pues a las siete en punto están tocando timbre.

La impuntualidad es muy mal vista, es más, a las personas impuntuales las llaman ladrones de tiempo. Estoy de acuerdo con esa manera de llamarlos, porque es lo que hacen, le roban el tiempo a las personas que dejan esperando.
Cuando se acuerda encontrarse a determinada hora y uno no llega, se esperan máximo quince minutos, si no aparece la persona, no se la espera más.

Como les decía yo era y soy puntual, pero no era ni es así mi ex. La primera vez que nos invitaron a cenar a casa de una familia sueca estaba mi mamá aquí y fue también invitada. Tanto mi ex como mi mamá, sacaron cuentas de a que hora deberíamos ir, es decir le agregaron un par de horas a la hora que nos habían dicho.

Dos horas y un poquito más como para quedar bien de bien, esa era la idea. Cuando llegamos nos recibieron muy preocupados preguntando que había pasado, se imaginaban algo grave, y por supuesto que ya todo había casi terminado.

Hace unos años estaba en una asociación en la que los miembros eran una mezcla de latinos y suecos. También ahí se organizaban muy lindos bailes, también ahí había un lindo choque cultural y no festejaban juntos los suecos y los latinos.

Generalmente daban como hora de comienzo las ocho y pasaba lo siguiente: a las ocho en punto llegaban los suecos, comían, bebían y se divertían. Cuando empezaban a irse, comenzaban a llegar los latinos. Se encontraban en la puerta, rara vez se encontraban en la pista de baile.

En un tiempo formaba parte de la mesa directiva de la asociación amigos de la biblioteca de mi barrio. Las reuniones las hacíamos en la biblioteca pero una vez no se podía, habría otra cosa en ese local y uno de la asociación ofreció su casa para la reunión.

Una que también iría a la reunión, me dijo de ir juntas, ella vive bien cerquita de casa. Por supuesto que me dijo de salir un buen rato antes de la hora de comienzo de la reunión por las dudas de que nos llevara mucho tiempo caminar hasta esa casa, no estábamos muy seguras de donde era, a qué distancia quedaba.

Salimos temprano, llovía a cántaros, llegamos unos minutos antes de la hora establecida, fui a tocar timbre pero ella me dijo que no, que faltaban todavía unos minutos, tres o cuatro. Ahí quedamos acurrucadas bajo los paraguas esperando que pasaran esos minutos hasta que fuera la hora en punto. Eso es puntualidad, llegar a la hora en punto.

5 comentarios:

  1. yo era como tu madre...... asi bien tranquila, hasta que empezaron a hacerme esperar a mi y....... weno a la fuerza ahorcan que decia mi madre.
    ahora trato de llegar antes... asi que puntual puntual nunca lo llegare a ser
    besos

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  2. Bueno un poco exagerados, ya se van para el otro lado, llegar 5 minutos antes o después no hace la diferencia y encima si está lloviendo, eso es ser más papista que el papa. Yo no soy muy puntual pero mis llegadas tardes pueden como mucho 10 minutos, porque siempre a último momento algo me pasa, o me olvidé algo y tengo que volver o me da dolor de barriga y tengo que ir al baño, será que me pongo nerviosa? Te mando un besote y me encantan tus andanzas, tia Elsa.

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  3. Themis...si hay algo que me guste es la puntualidad...la admiro, pero yo tampoco soy muy cumplidora de esta.
    Admiro de verdad a las personas puntuales, pero ...¿Como lo hacen?.
    Los que me conocen, cuando quedamos , saben que mis 10 minutos o 15 es lo que me suelo retrasar por lo tanto si todo el mundo ha quedado a las 6,30 , pues a mi me dicen que han quedado a las 6,15 y claro el problema es que ya les cogí el truco.
    A mí seguro me echarían de Estocolmo.
    Saluditos de España.

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  4. Yo he debido tener espíritu montevideano, porque he sido impuntual y además bastante calmosa. No te creas que me gustaba hacer esperar a nadie, pero siempre se me echaba el tiempo encima. Los que me conocían también me solían engañar con la hora para que llegara antes, pero ni por esas ja,ja ¡Qué paciencia han tenido conmigo!
    Ahora en cambio, he conseguido ser puntual!!
    Pero para mí la puntualidad es llegar a la hora, ni antes ni después. Tengo un conocido que siempre se adelanta una media hora y si le haces esperar se enfada. Me da una rabia....
    ¡Qué lioso es el sueco! Me habría pasado lo mismo que a tí ja,ja
    Besos

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  5. Hola Themis, soy Claudia aún no tengo blog pero ya me haré uno alguna vez, cuando sepa como!!!jeje,adoro las manualidades, me encantaron tus historias, y por supus tus hermosos tejidos!!, yo ando por la vida con bajones y no distingo bien porque son.....por eso admiro tu alegria de vivir que se trasmite en cada relato, soy de Argentina, Villa La Angostura (Patagonia) Un beso costavla@hotmail.com

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