Este blog es un derivado de mi primer blog, Mis manualidades, donde pongo fotos de mis manualidades (qué original), recetas y relatos sobre mi vida. Quizás, tal como las personas que comienzan con las operaciones plásticas y luego que empiezan a hacerle arreglitos a la naturaleza, no pueden parar de hacerse mejoras y terminan como caricaturas a sí mismas, me haya vuelto adicta a los blogs y ahora no pueda dejar de abrir uno tras otro ya que en realidad es el cuarto que abro.
Este blog será dedicado solamente a relatar sobre mi vida que es como la de todos, o casi. Mucho de lo que escriba aquí ya lo publique en mi otro blog y ahora lo trasladé.

Tengo el pelo gris pero puse una foto donde estoy con el pelo verde, lo hice así por dos cosas, una porque creo que así quedo cuando tengo que enfrentarme a los aparatejos modernos (léase: todo lo que se ha inventado luego de la rueda), me sacan canas verdes; y otra porque me gusta como queda y si pudiera me lo teñiría así.
Abajo del todo hay una ventanita donde pueden dejarme saludos, también pueden dejarme comentarios o saludos debajo de cada post (cliqueando donde dice Comentarios).

En el costado, más abajo de mi foto, está el archivo ordenado por temas, cliqueando ahí pueden ver los posts que publiqué antes, o pueden cliquear abajo del todo (antes de la ventanita de los mensajes) donde dice Entradas antiguas.


jueves, 18 de febrero de 2010

Nuevamente sin nada que contar

Y bueno, aquí estoy otra vez sin nada que contar, por tanto tengo dos opciones, o me callo la boca o me pongo a hablar de bueyes perdidos. Ya me conocen y saben que no soy muy de dejarme llevar por aquello de en boca cerrada no entran moscas. Ni corte le doy a ese refrán, si estoy en Suecia en pleno invierno, las moscas no solamente no las veo en la leche, no las veo por ningún lado.

Por tanto tendría que seguir la alternativa de hablar de bueyes perdidos, con lo que se me complica bastante la cosa. No solamente por lo tan sabido de que rara vez se ha perdido un buey del que hablar, sino porque no soy muy buena para distinguir el ganado.

Cuando chica íbamos a un balneario, la carretera pasaba por campos donde veíamos vacas. Todas las vacas blancas con manchas marrones y algunas con manchas negras. Un día me llamó la atención ver una vaca toda negra, ni la más mínima manchita blanca. Se lo hice notar a mis hermanos, que se rieron y me dijeron que no era una vaca sino un toro.

Rápida para hacer asociaciones de ideas, mi cerebro dejó registrado: si tienen manchas son vacas, todo negros son toros. Era bastante chica e inocente, muy inocente, y en esa época de ciertas cosas se hablaba muy poco.

Un par de años después estábamos en casa de unos primos que vivían en el campo. Salimos a caminar y pasamos por un lugar con muchas vacas, yo quise entrar a ese campo, pero me dijeron que había toros y no era aconsejable meterse ahí. Yo miré bien vaca por vaca, todas blancas con manchas marrones, es decir, no ví ningún toro. Nuevamente se rieron de mí.

Entendí que el mundo era más complicado de lo que yo pensaba. También aprendí que las manchas no era el elemento primordial para diferenciar toros de vacas.

Con esos antecedentes, que siempre que hay ganado de por medio se rién de mí, pues prefiero no hablar de bueyes perdidos. Con lo que sigo con problema de no tener nada que decir. Y me pregunto por qué, en la era cibernética, la gente se empeña en hablar de bueyes perdidos, no sería hora de hablar de programas perdidos, carpetas perdidas, mails perdidos, y todas esas cosas que solemos perder apenas nos sentamos junto a una compu?

A no olvidar la paciencia perdida, quien no la pierde intentando entender como funcionan los aparatejos modernos y computariles? Sin dejar de mencionar el tiempo perdido en leer posts como éste, si es que alguien llegó hasta aquí a pesar de que dije que no tenía nada que contar.

2 comentarios:

  1. Lo que es evidente que vos NUNCA perdés.................es el sentido del humor!!!!
    Gracias por ser como sos!!!!!!!!
    Cariños,
    Matilde

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  2. ¿cómo que no tienes nada que decir? Si te enrollas de maravilla... y sobre los dioses cibernéticos algo bueno tienen... nos permiten, aunque no sepamos, ni cómo, ni por qué, conocer a gente simpática como tú.

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