Este blog es un derivado de mi primer blog, Mis manualidades, donde pongo fotos de mis manualidades (qué original), recetas y relatos sobre mi vida. Quizás, tal como las personas que comienzan con las operaciones plásticas y luego que empiezan a hacerle arreglitos a la naturaleza, no pueden parar de hacerse mejoras y terminan como caricaturas a sí mismas, me haya vuelto adicta a los blogs y ahora no pueda dejar de abrir uno tras otro ya que en realidad es el cuarto que abro.
Este blog será dedicado solamente a relatar sobre mi vida que es como la de todos, o casi. Mucho de lo que escriba aquí ya lo publique en mi otro blog y ahora lo trasladé.

Tengo el pelo gris pero puse una foto donde estoy con el pelo verde, lo hice así por dos cosas, una porque creo que así quedo cuando tengo que enfrentarme a los aparatejos modernos (léase: todo lo que se ha inventado luego de la rueda), me sacan canas verdes; y otra porque me gusta como queda y si pudiera me lo teñiría así.
Abajo del todo hay una ventanita donde pueden dejarme saludos, también pueden dejarme comentarios o saludos debajo de cada post (cliqueando donde dice Comentarios).

En el costado, más abajo de mi foto, está el archivo ordenado por temas, cliqueando ahí pueden ver los posts que publiqué antes, o pueden cliquear abajo del todo (antes de la ventanita de los mensajes) donde dice Entradas antiguas.


lunes, 25 de mayo de 2009

Primeros inviernos.

Sigo recordando de nuestros primeros tiempos en Suecia:

Cuando llegamos eran finales del verano, principios del otoño. En poco tiempo más era solamente otoño, nos sorprendió con la rapidez que llegó. Un día vimos que unas hojitas comenzaban a cambiar de color. Viajamos a un barrio de Estocolmo a pasar un par de días en casa de unos amigos uruguayos y cuando volvimos nos encontramos con unos hermosísimos paisajes, no me imaginaba que el otoño pudiera tener tantos colores.

Otro fin de semana fuimos a pasar con esos amigos y cuando volvimos nos recibieron los árboles totalmente pelados, ni una hojita tenían, no me imaginaba que en tan pocos días pudieran caer todas las hojas.

Llegó el 30 de octubre de 1976, me parece que estoy hablando de la prehistoria, o de ayer, estábamos nuevamente en casa de esos amigos, sí, los visitábamos muy seguido. Era la tardecita y muy oscuro ya, estábamos charlando con la amiga dueña de casa, su marido volvió y comentó que estaba empezando a nevar.

Sería la primera vez que vería nieve. Ya quise salir corriendo para afuera a verla, pero me frenaron, eran apenas unos copitos chiquitos mezclados con lluvia y tan oscuro como estaba no vería nada.

Yo hablaba de salir tempranito al otro día a ver la nieve. Dijeron que era demasiado temprano, a esa altura del año la nieve no se queda, se derrite apenas llega al suelo. Para ver nieve tenía que esperar un poco más.

Al otro día nos levantamos y nos encontramos con todo tapado de nieve! Los copitos chiquitos mezclados con lluvia habían pasado a ser solamente copitos y luego copos para terminar siendo copazos. Había nevado toda la noche.

Nuestros amigos estaban asombrados de que no se hubiera derretido, yo asombrada de lo que veía. Tan pacífica como soy, hablaba de guerras de pelotas de nieves. Ellos decían que no planificara demasiado, esa nieve no se mantendría muchas horas más, en un rato ya se derretiría.

Creo que nuestros amigos no jugaban a la lotería, y mejor así porque no acertaban una! La nieve no se derritió ni unas horas más tarde, ni en todo el día ni en el resto del invierno! Se mantuvo hasta principios de mayo.

Fue un invierno que nevó y nevó, y como no se derretía, se iba acumulando, lo que creó problemas de inundaciones cuando en el mes de mayo comenzó a derretirse. Yo la disfruté a más no poder.

Fue una extraña sensación caminar sobre nieve, lo primero que me llamó la atención fue que crujía. Yo caminaba, la nieve crujía bajo mis botas y yo reía. Fue lo primero que aprendí aquí de la nieve, aparte de que es blanca, fría cruje. Luego aprendí más cosas, por ejemplo que hay distintos tipos de nieve.

Empecé a aprenderlo cuando quería hacer pelotas de nieve con nieve "mojada", aprendí cual tipo de nieve sirve para darle forma y cual no, cual cruje y cual es silenciosa.

Esa fue la primera vez que ví nieve, pero no ví cuando cayó. La primera vez que ví nevar estaba en clase de sueco, y fue una hermosa nevada, con copos grandotes que caían lentamente, porque así como hay distintos tipos de nieve, hay diferentes maneras de nevar, bueno, como con la lluvia que el agua cae siempre para abajo, o el costado, pero no siempre en la misma forma.

Recuerdo que estaba en clase, la profesora hablaba y hablaba, no tengo idea de qué, yo ni la escuchaba ni la miraba, estaba concentrada en la ventana. De pronto la escuché llamándome la atención, me dijo que yo estaba mirando para afuera como si nunca antes hubiera visto nevar, le dije que efectivamente era la primera vez que lo veía, quedó asombrada, es como si en Latinoamérica alguien dijera que nunca antes vió llover.

Cuando tuvimos recreo salí corriendo para afuera, miraba para arriba y como niña chica me preguntaba de donde saldría toda esa nieve. Pasaron 33 años, ya veterana por estos pagos, hoy hasta puedo sentir en el aire el olorcito a nieve cuando está cerca, cuando falta poco para que nieve, pero todavía me gusta ver nevar y no me canso de mirar para afuera cuando nieva o todo está tapado de nieve.

Pero el invierno no trajo solamente la nieve, también trajo oscuridad. Sí, sí, oscuridad ya había visto antes pero no había visto que de día fuera de noche, como vivir meses en un casi permanente eclipse de sol.

Acostumbrada como estaba a que de noche duermo, pasaba los días que parecían noches queriendo dormir. Le costó a mi cuerpo aprender a que no porque los ojos vieran tanta oscuridad, los pies tuvieran que llevarme a la cama.

Y como las poquitísimas horas del día, cuatro o cinco, las pasaba adentro, en clase o trabajando, pasaba el invierno viendo claridad solamente los fines de semanas. Una claridad que no es tan clara, generalmente está nublado.

A veces sale el sol, pero es un sol que no solamente no calienta sino que cuando sale, hace más frío. No sé como no me congelé antes de aprenderlo. Con mi mentalidad uruguaya cuando veía sol pensaba que no haría tanto frío y por tanto no me abrigaba lo suficiente justo los días más fríos. Ahora mi cabeza aprendió bien la lección, ve sol y ya dice: abrigate.

Y abrigada andaba por esos tiempos, era una montaña de ropa, apenas dejaba visibles los ojos, que de buena gana también hubiera tapado si no fuera porque necesitaba ver.

Para andar en el subte, o tren local u ómnibus, se compraba una tarjetita a la que se pegaba una foto, cada mes se compraba un sellito y para viajar se mostraba la tarjetita. En una ventanilla había una persona sentada controlando, la gente pasaba corriendo con la tarjetita en la mano.

Yo sigo las instrucciones al pie de la letra, me dijeron que tenía que mostrar la tarjeta y no pasaba corriendo sino que me paraba frente a la ventanilla, mostraba la tarjetita y no me movía de ahí hasta que el controlante, que normalmente estaba leyendo un libro o un diario, dejaba la lectura y me miraban primero como preguntando por qué estoy ahí molestando en lo mejor del libro, y luego con cierto asombro.

Y no es raro que los controlantes miraran así, primero porque no estaban acostumbrados a que la gente los molestara, todos pasaban corriendo sin interrumpirles la lectura, y luego porque yo me fijaba de mostrar bien mi tarjeta, tenía mucho cuidado de que se viera la foto y no estuviera patas arribas, pero mi cara no se las mostraba!!

No, ni loca, con el frío que hacía como iba a andar con la cara destapada. Bajaba la gorra hasta tapar las cejas y subía la bufanda que tapara la nariz, como les decía, apenas dejaba ver mis ojos.

Ya seguiré contándoles de aquellos tiempos, descubriendo un mundo nuevo para mí.

3 comentarios:

  1. Uhhh Themis, tu relato (estoy con mi mate al lado)me trajo a la memoria un montòn de cosas.
    Primero, me quedè pensando en què era de mi vida allà por el ´76 y yo estaba empezando mi secundaria..
    Sobre la nieve, què lindos relatos! Eso sì, eso de que acà llueve mucho, te comento que lamentablemente llueve cada vez menos, es un verdadero problema para los campos.
    Y eso que decìs del olorcito a cuando se viene la nieve, lo asociè al olorcito que sentimos nosotros a "tierra mojada" que es cuando se va acercando la lluvia.
    Adorè tu relato! Un besote y buen comienzo de semana!

    ResponderEliminar
  2. Tus relatos me encantan porque son realmente vividos y cono a Sandra me hiciste remontar a tanto tiempo atrás. Respecto de los dìas breves y con poca luz, te comento que conocí hace poco a un holandés que decidió vivir en Villa Ballester (justo donde vive Sandra) porque se enamoró de los días de sol y luz de Argentina y no quiso regresar más a su país salvo para visitar a sus hijos. Pregunto ¿tan terrible es como para no querer vivir en su propio país del primer mundo y ordenado? Hay cosas que no entiendo jajaja! Besos tìa Elsa

    ResponderEliminar
  3. HOLA THEMIS¡¡¡¡CUÁNTOS AÑOS¡¡¡¡¡YA TE CONTARÉ DEL 76´.....SON PARA SABOREAR LENTAMENTE TUS RELATOS PERO HAY QUE TENER LO QUE HAY QUE TENER,PARA,VIVIR DÍA A DÍA ESA VIDA,ESAS EXPERIENCIAS...Y ADEMÁS DE ACOSTUMBRARTE MENTALMENTE Y FÍSICAMENTE AL ESPACIO GEOGRÁFICO,DEBES ACOMODAR TAMBIÉN LAS EMOCIONES LOS RECUERDOS.....ABRAZOS TERE

    ResponderEliminar